Química Perfecta {Larry Stylinson} [M-PREG]

❁Capítulo 13

Narra Liam

Estaba nervioso, lo admito. Lottie estaba normal viendo televisión. Ella estaba totalmente despreocupada ya que le había agradado Zayn y no le preocupaba en lo absoluto que saliéramos de noche.

Claro, ella no sabía lo que Zayn quería realmente.

No quería mentirle a mi propia novia. No quería cometer el mismo error que hace un año. Yo estaba seguro de lo que sentía. Zayn era un maldito desconocido que me acosaba. Sólo eso.

Me miré por última vez en el espejo y respiré profundamente.

Esta noche no ocurrirá nada fuera de lo normal, me dije. Ya era el último día que vería a Zayn. Él tenía que regresar a Inglaterra. Todo volverá a la normalidad después de eso.

Fui hacia donde estaba Lottie y ella me miró con aprobación.

—Te ves hermoso —sonrió y yo le sonreí a ella.

—Gracias, Lottie.

Mi celular vibró. Abrí un mensaje de texto que parecía ser de Zayn.

Zayn: baja, guapo. Te estaré esperando en un Ford negro.

Suspiré. Me despedí de Lottie, tomé mi billetera, mi móvil lo guardé y bajé por el ascensor. Procuré no estar sudado cuando salí de éste. Quería comportarme lo más indiferente posible, aunque la verdad era un tonto niño débil.

Busqué con la mirada el Ford negro de Zayn y de pronto escuché que alguien me pitó. Era él. Caminé hasta el auto, donde me tropecé como dos veces. A través de la ventana de adelante pude ver cómo se reía de mí. Mis mejillas se sentían calientes, pero no era la primera vez que me ponía así por él.

—Cálmate, guapo, no me iré a ningún lado —se burló de mí y luego agregó—: o bueno, por lo menos no hoy.

Rodé los ojos. Ni siquiera le saludé.

—¿No me vas a dar un besito ni nada? —arqueó una ceja. Yo vi sus labios; se veían provocativos. Pero desvié la mirada y bloqueé el pensamiento—. ¿Ahora te comieron la lengua los ratones?

—¿Nos podemos ir ya? —hablé tranquilamente, y para mi sorpresa, mi voz no tembló.

—Si me das un beso —retó.

¡No le daría un beso!

—Sabes, Zayn, creo que es mejor que no salgamos —dije, abriendo la puerta para salir.

—Pero qué dices —me tomó del brazo y me sentó otra vez.

—¡Es que te burlas de mí y me humillas! —espeté—. No quiero sentirme así toda la noche.

—Vale, lo siento —suavizó su agarre en mi brazo—. Nos vamos, cierra la puerta.

Así hice y él arrancó. Me preguntaba a dónde me llevaría.

Luego de estar minutos sin hablar dentro del auto, por fin habíamos llegado. Estábamos en un club. Se notaba que estaba lleno. La música sonaba tan alto que, creo que aún dentro del auto la podía escuchar.

—¿Te parece bien? —Zayn preguntó con tanta gentileza que me sorprendió. Yo asentí.

Nos bajamos del auto y caminamos hasta la entrada del club. Noté que Zayn entregó como $50 y pudimos pasar.

—¿Me has pagado la entrada? —pregunté.

—Sí. Sólo han sido $25 dólares.

—Te lo pagaré ya —saqué mi billetera, pero él me detuvo.