❁Capítulo 41

1.7K 113 69
                                    

Querido diario:

Estos días han sido muy difíciles para mí.

Siento que he estado mucho tiempo lejos de casa y los extraño mucho a todos. No he podido dormir muy bien por las noches (y lucen unas terribles bolsas moradas debajo de mis ojos). Mi cama siempre está fría y no logro conciliar el sueño gracias a mi mente, que me tortura con el pasado y me atemoriza con el presente. Me he encontrado a mí mismo llorando desconsoladamente hasta dormir, y a decir verdad, sólo logro dormir una hora o dos. Por las mañanas, en lugar de pensar que va a ser un nuevo comienzo, me levanto con un sentimiento de tristeza y vacío. Un secreto: a veces me he levantado decepcionado de no haberme muerto durante mi sueño. Por las tardes, me siento muy solo y aburrido. Trato de hablar con mi bebé y darle cariño, luego comienzo a imaginar todas las cosas que haríamos juntos, pero termino llorando porque sé que nunca la voy a conocer.

Extraño a mi pequeña familia. Siento como si ya estuviera muerto, pues ni siquiera vivo para mí mismo y en unas semanas lo estaré. No tendré la oportunidad de ver a Louis nunca, ni a Lottie, ni a Edward, ni a Niall, ni a mi madre, ni a Gemma...

Es triste saber que moriré deprimido y solo. Me rompe el corazón tener que estar pasando por todo esto. Me duele en el alma no poder conocer a mi pequeña.

Todo duele.

*2 semanas antes*

—Es aquí —suspiré pesadamente al ver la gran mansión de Ken.

Gemma tenía un mar de lágrimas guardadas en sus ojos y hacía lo mejor para no quebrar en llanto delante de mí. No quería despedirme de ella, pero sabía que era hora de despedirnos.

—Harry, ¿estás seguro? —me preguntó mi hermana por última vez. Yo tenía un gran nudo en la garganta.

La verdad no lo estaba. La verdad me esta muriendo de miedo. La verdad no sabía qué hacer. Este era mi intento desesperado de salvar la vida de mi hija y de proteger a mis amados.

—No me permitas arrepentirme de esto —le dije dolido—. Sólo... sólo prométeme que la cuidarás bien.

—Claro que lo haré, hermanito —ya sus lágrimas no aguantaban más, lo podía notar.

—Sé que desde hace un tiempo has soñado con ser madre, y no existe otra mujer en el mundo a la que le confiaría mi hija mejor que a ti. Sé que serás una excelente mamá para ella y que la amarás tal y como yo lo hubiera hecho. Sé que le darás una hermosa vida y será muy feliz contigo. Confío en ti, Gemma. Dile que siempre la amaré y la cuidaré aunque no esté aquí. Dile todo lo que di por ella, háblale de mí como los reyes de los cuentos. Ella siempre será mi princesa. —ahora yo estaba llorando.

—¿Cómo se llamará? —preguntó Gemma.

Sonreí al recordar el nombre que llevaría mi pequeña. No había otro mejor, y su significado era muy especial para mí.

—Violet —dije emocionado—. Las violetas son mis flores favoritas. Simbolizan paz y tranquilidad. Cuando conocí a Louis, él sabía que a mí me gustaban las violetas. Él me regaló muchas de esas, plantó un jardín de ellas en la casa y hasta me hizo un collar —no podía dejar de sonreír con el recuerdo—. Violet no es un accidente o una casualidad cualquiera. Ella es también producto de un amor tan fuerte como es el de Louis y el mío. Ella es nuestra paz y nuestra tranquilidad en medio de la guerra.

Gemma me abrazó y lloramos juntos.

Como siempre, mis ojos se inundaron en lágrimas. No podía dejar de pensar en todo lo que me dolía, tenía miedo pero a la vez sentía un gran vacío. Y solamente quería dejar de sentir...

Química Perfecta {Larry Stylinson} [M-PREG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora