Me muevo de un lado al otro de aquella fría cama hospitalaria, mi cuerpo, oculto en la sombra, pelea contra las aceradas esquirlas de metal que hurgan cruelmente en mis entrañas buscando con ello acabar con mi vida. Intento, aunque en vano, pues ya fui marcado por ellas en varias partes de mi cuerpo, mantenerme consciente y con vida, aunque torpemente, me doy cuenta que mi sangre está regando ya el sucio y asqueroso suelo resbalando por las sábanas de aquel miserable hospital… dejando vacío el torrente sanguíneo que circundaba, casi seco ya, mi corazón malherido.
Mi mente se afana, inútilmente, pensando en una solución, pero queda ya muy poco; me estoy muriendo... y ni tan siquiera sé, si he vivido.
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DISPARIDAD DE MICROS
Short StoryMicros, salvando la realidad, siempre intempestiva y falsa.