Mayaela y su soledad

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Escondida tras los velos de seda de su fantasía, cabalgando encima de los colores del arcoíris, yacía en un mundo de nostalgias y tristezas, Mayaela, una joven doncella, casadera, pero que, por propia iniciativa se negó, enfrentándose a sus padres, para no ser desposada. Ella no quería entender de reglas, solo sabía que, sin amor, nunca sería feliz, por lo tanto, se enfrentaba a diario a sus padres, que querían a toda costa desposarla con un rico terrateniente, ansioso éste por poseer entre sus fuertes y opulentos brazos a la bella y virgen doncella. Tanto la insistieron sus padres en casarla que, negándose en redondo, se encerró con doble llave en su habitación, se negó a comer y, se negó a vivir. Su vida pasaba por contemplar sus plantas, observarlas y sentir que cada día las envidiaba más. Tan convencida estaba que sus plantas irradiaban felicidad que, sin darse cuenta; dejó de cantarlas o de hablarlas, y, lo que es peor, dejó de regarlas y mimarlas como antes hacía. Pasados varios días comprendió… viéndose en un espejo reflejada, junto a sus plantas y, entendió. “Sin cuidados, sin amor o sin ayuda exterior que te de todo lo necesario… mueres”. Entonces Mayaela sonrío, se dijo; quizás no quiera casarme pero, ¿por qué negarme a conocerlo? Tiempo tendré para decidir si me caso o no, en eso soy libre, no así mis plantas que dependen de mí para vivir. Desde entonces que Mayaela es feliz, por supuesto no se casó, siguió estudiando y ahora tiene su licenciatura de filología inglesa, y, como ella misma se dice, es libre de vivir.

Frank Spoiler

DISPARIDAD DE MICROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora