SI LE PAGAN... ESTÁS MUERTO

134 4 0
                                    

 

—No te preocupes Jim, yo lo haré — Dijo Luke con una sonrisa fría y cínica, mirando con suficiencia a Jim, un hombretón cercano a los dos metros y músculos hasta en las cejas, pero que sin embargo no parecía ni muy avispado ni muy decidido a hacer lo que se le había encomendado.

—Gracias Luke, eres muy buen amigo — dijo Jim mientras le daba un ancho sobre (supuestamente con los datos de su víctima) y le lanzaba una mirada de admiración y afecto a su amigo. Éste todo lo contrario que Jim, era de baja estatura, delgado pero fibroso y, según sus compinches, más escurridizo que una lamprea de río.

—No me las des, amigo, sabes que; “hay momentos en la vida en los que la única manera de salvarse a uno mismo es muriendo o matando” —. Sentenció Luke, (recordando una frase dela escritora Julia Navarro en su novela— Dispara, yo ya estoy muerto —, caída en sus manos por casualidad cuando mató a un turista español por error). Agarró entonces el sobre, sin abrirlo ni echarle un vistazo—... y yo no voy a consentir que eso nos suceda ni a ti ni a mí — terminó diciendo esto y dando la espalda a su amigo salió del recinto dando un seco portazo a la puerta. Si se hubiera girado tan solo un segundo antes habría visto a Jim muy emocionado y con los ojos llenos de lágrimas.

Estaban a finales de octubre, era noche cerrada, llovía y hacía frío. Luke sujetó el sobre con fuerza contra su cuerpo y se ajustó la gabardina al cuello mientras miraba a derecha y a izquierda comenzando a caminar hacia su coche, un sedán azul, aparcado justo enfrente, todo sin dejar de observar arriba y abajo, izquierda y a derecha. Antes de entrar en el auto se ajustó la pistolera de la “Jericho”, comprobando de un modo rápido que estuviera cargada y preparada para cualquier eventualidad, entró y se sentó frente al volante, ajustándose seguidamente el cinturón de seguridad, en un acto puro de reflejo. Acto seguido puso el sobre ante sus ojos y lo abrió decidido...

Los ojos de Jim apenas parpadearon una fracción de segundo, desde la ventana del primer piso donde se encontraba, solo tuvo ocasión de ver un extraordinario fogonazo seguido de una violenta explosión que casi lo dejó sordo y ciego, debido a los destrozados cristales que salieron volando por la brutalidad de la explosión, así como también al sedán azul, el cual fue levantado diez metros sobre el suelo para luego caer a peso muerto en el mismo sitio en que estaba unos segundos antes, eso sí, no lo hubiera reconocido ni los propios fabricantes. Jim se llevó la mano al bolsillo interior del chaleco y sacó su celular, marcando diez números, los justos y necesarios para llamar a Chicago. Cuando le contestaron al otro lado solo pronunció una frase; 

—“Luke,  yo soy tu padre”. — Colgando seguidamente con una sensación extraña en su estómago y un fuerte nudo en la garganta.

—“Hay momentos en la vida en los que la única manera de salvarse a uno mismo es muriendo o matando”. Creo que ya te lo dije ¿no, mi querido amigo Jim? Y claro, no podía marcharme "al otro lado" sin antes preguntarte... ¿por qué? — La voz de Luke retumbó en la estancia como un trueno seco, pero la mirada que le dirigía a Jim era de puro hielo.

Jim se volvió horrorizado, con la cara demudada, y, lo que vio, lo dejó completamente inmovilizado, de horror, con un mucho de asco y no poco también de piedad... su amigo Luke presentaba un aspecto deplorable, tal parecía que le hubieran arrancado la piel a tiras y parte de sus vísceras asomaban fuera de su vientre, aunque éste intentara, sin éxito, con su mano izquierda sujetarlas.

Lo único que aún parecía estar en su sitio eran sus ojos, aunque sin párpados. Todo lo demás era pura piel quemada.

—¿Por qué amigo...? ¿POR QUÉ? — repitió con voz lastimera.

—Soy un sicario, cómo tu, Luke, y nos pagan por matar ¿recuerdas? y esta vez me pagaron para matarte a ti — confesó Jim fríamente —. ¿Por qué amigo decidiste abandonarnos si sabías que ellos no te iban a dejar marchar? ¿lo sabías verdad? —. Su voz no denotaba emoción ni era distinta a la de otras veces, se había calmado y estaba tan frío y sereno como siempre, al fin y al cabo solo era eso, un esbirro, como él mismo. —Pensó enseguida Luke.

—¿Me vas a matar? — murmuró Jim sin un ápice de miedo en la voz.

—¿Matarte? — la carcajada de Luke resonó en la estancia de un modo que hubiera estremecido hasta al mismo demonio.

—No, amigo no, tu lo has dicho, somos sicarios y hasta ahora... nadie me ha pagado por matarte, y yo, si no me pagan, tu lo sabes, no muevo un dedo y no lo haré ni siquiera para vengarme de ti.

—Entonces me entenderás mejor ¿verdad amigo? — dijo Jim mientras sacaba fríamente su automática y en menos de lo que se tarda en parpadear vaciaba todo el cargador sobre su amigo Luke. Dejándolo en el suelo hecho una masa sanguinolenta acribillado a balazos..

A mí sí me han pagado y debía de terminar el trabajo...—dijo soplando el cañón de su arma.

Autor: Frank Spoiler

DISPARIDAD DE MICROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora