Si quieres ¡Puedes!

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Leyla corría con desespero, el aeropuerto no estaba lejos. La lluvia, hacía que sus zapatos, de diez centímetros de tacón, chapotearan con ruidosa algarabía en los charcos. No le importó mojarlos ni dejar sus medias completamente embarradas y sucias de agua y barro. Su vestido blanco de vuelo elegante, hasta media rodilla, era izado por el viento, con mano invisible, con desparpajo, haciendo que enseñara, a algún transeúnte despistado, su tanga roja y sus nalgas prietas de joven virginal y pudiente. Corría por un reto, poder demostrarle a Luís, su novio, que ella sí nació para quererlo. 

DISPARIDAD DE MICROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora