Dan no habló, solo se concentró en evaluar al enemigo. Sabía que algo planeaba. Viviana también observaba al recien llegado. Aunque era de noche y no podía ver bien. Pero sabía que debía tenerle miedo.
Ninguno de los cuatro vio el movimiento, solo Chuky que al estar lejos no pudo llegar a tiempo.
El cobra disparó, pero falló, solo hirió a Dan en el hombro.
Viviana se mordió la lengua a tiempo casi gritó el nombre real de su marido.
Se sintió enfadada con esos tipos que se creían los dueños del mundo y deseó tener el poder de pisarles a todos la cabeza. Vio la navaja en su mano y pensó que quizá si podía hacer daño, "no le pisare la cabeza, pero joderle le voy a joder igual".
Nadie la vio todos estaban entretenidos en parar la hemorragia del sombra, ella entrecerro los ojos y se preparó para lanzar. Le dio de lleno en el hombro.
-¿Qué haces zorra?- Preguntó furioso el cobra.
-Cobrarme lo que le has echo a mi hombre.- Contestó disfrazando su acento.
-¿Sabes? algún día vendré a matarlo. Y tú caerás con él, ahora déjame ver bien tu cara hermosa.-
-¿Me crees idiota cobra? Si no me conoces no puedes ir por mí.- Dijo Viviana sintiéndose muy valiente.
-¡Basta! ¡Toro aleja a mi mujer de aquí! ¡Ya!- Exclamó muy enfadado Dan.
Toro obedeció enseguida a su amigo, cogió a Viviana como si fuera un saco de patatas y para que se estuviera quieta colocó su manaza en el trasero de ella haciéndola enmudecer.
-Mi marido te va a matar, ¡saca tu mano de mi culo!-
-Tranquila encanto esto es lo máximo que me puedo permitir contigo, sé que eres propiedad privada. Pero si estuvieras libre besaría esa hermosa boca que tienes para callarte. Y te arrastraría a un solitario y oscuro rincón para darte tan duro que solo gritarias para pedir clemencia.-
Toro dejó momentáneamente a Viviana sin palabras y cuando se dio cuenta que esas palabras la habían excitado se puso furiosa.
-¡Maldito orangután sin educación! ¡Mas vale que cuides tus pelotas porque te las voy a arrancar pervertido!-
Él la soltó sin miramientos al lado de Emilia y se marchó a ver si podía ayudar a los demás.
Las dos chicas se sonrieron cómplices y se abrazaron.
-No sabía que te habías casado con ese loco.- Dijo Emilia.
-Digamos que fue un día de borrachera. Ni el ni yo nos acordamos de eso. Solo hay un papel que lo demuestra.-
-Te has estrenado en este mundo por todo lo alto.-
-Creo que sí y aunque me llames loca esto me esta gustando.- Admitió Viviana.
-Es normal, es una vía de escape a nuestras vidas perfectas y tan estrictamente planeadas. Pero al fin y al cabo es distracción, nosotras tenemos el futuro resuelto. Pero y ¿ellos? Esta es su vida y muchos se pierden por el camino.- Dijo Emilia triste, esas palabras las hicieron divagar unos instantes.
-Ven Vivi, Dan querrá que te tunees un poco para evitar sustos. Así como yo.- Pidió Emilia.
Ella la siguió hasta un ford fiesta, la vio abrir el maletero y sacar un biombo que colocó haciendo que hiciera un círculo. Eso las tapaba. Cogió un enorme maletín del que sacó una extensa colección de pelucas.
-Escoge color.- Pidió a Viviana. Ella miró emocionada la extensa gama de colores y eligió el negro. Por una misteriosa razón no quería que eligiera esa.
Tanto insistió que al final le dio una explicación.
-Si te pones esa peluca serás idéntica a la mujer del diablo y no te conviene que os confundan.-
Esa explicación la dejó confundida y pensativa. Le parecía muy poco probable que se pareciera tanto a una persona que no era de su familia.
Emilia deseó haberse podido inventar algo mejor, así que para evitar que siguiera pensando empezó a distraerla.
-Yo elegía la pelirroja. Va con tu personalidad. Rojo fuego. Y luego unas lentillas verdes esmeralda y estarás irresistible.-
-Venga va, tuneame ya.- Pidió imaginando emocionada el resultado.
Quince minutos después ni ella misma se reconocía en el espejo, Dan se coló en el reducido espacio y la miró con amor y orgullo. Ella era como su nemesis.
Emilia los dejó solos y él la empujó hasta sentarla en el maletero, le abrió las piernas y se metió en medio de ellas. La agarró con fuerza con el brazo bueno y la besó. Ese beso era muy diferente a los demás.
-Nunca pero nunca jamás vuelvas a hacer algo tan idiota.- Murmuró él contra su boca.
Gato entró en ese momento y le dijo a Dan:
-Colega voy a anular la carrera. Hay que ir a sacarte esa bala.-
-Anulala, iremos nosotros yendo al apartamento.-
Pero Viviana vio en sus ojos lo que le dolía no poder correr. Y tomó una decisión suicida.
-Gato no anules nada. Yo Correré por mi marido.-
-¡Estas loca! ¡No tienes ni puta idea de carreras!- Exclamó enfadado Dan.
-Voy a ignorar la forma en la que me has hablado. Digas lo que digas voy a correr.- Dijo Viviana empujándolo suavemente para poder levantarse.
-¡Maldita sea Vi! ¡No debes ir sola!- Volvió a exclamar desesperado.
Viviana sonrió y le dijo algo que le dio más miedo que mil balas.
-Esta bien esposo, no Correré sola. ¡Toro!- Gritó.
Él acudió al llamado y le preguntó bromeando:
-¿Que pasó muñeca? ¿Has decidido que quieres que te de duro?-
-¡Toro te juro que te voy a arrancar los cojones de un bocado! ¡Alejate de mi mujer!- Gritó Dan.
-¡Callaos los dos! Toro tú y yo vamos a correr la carrera.- Dijo Viviana cogiéndole de la mano para guiarle fuera.
-Dirigeme.- Pidió ella.-
-Éstas loca.- Se rió Toro.
-Como una puta cabra. Ahora dame una rápida lección que vamos a pisarle el culo a nuestro adversario.-
Sin soltarla de la mano la llevó donde estaba un maravilloso deportivo rojo esperando para lucirse.
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Locura Desenfrenada
RomansaViviana esta feliz con su vida. Ama su profesión. Pero de repente ve como su pasado regresa a ella recordandole cosas que debían estar enterradas. Daniel ha regresado para luchar por ella. Y no se irá sin recordarle lo mucho que se amaron. ¿Consegui...