Viviana miraba la carretera, el paisaje se iba tornando más desértico a medida que avanzaban.
Nunca había estado por allí, eso pasaba los límites que su padre le imponía.
Dan estaba nervioso, iba a dar un paso importante, pero quería que su chica conociera toda su vida. No quería secretos porque eso no era bueno en una relación de pareja. Tambien sabía que si ella no le guardaba el secreto estaba muy jodido. Pero no quería desconfiar. Quería creer que ella le seguiría en su locura.
Cuando vio el coche se subió al escenario que había mandado poner, cogio el micrófono y se aseguró de que funcionaba. Comprobó que llevaba la fotocopia que iba a necesitar en el bolsillo del vaquero.
Sara no se podía creer donde había ido su hermana, se subió a una elevación del terreno donde había una caseta semi destruida. Allí sabía que no la verían.
Su hermana iba vestida como un auténtico puton observó con disgusto.
Puso su atención en el hijo del enemigo de su padre.
-Esta noche es una noche de puta madre. Beberemos después de la carrera, correran ríos de alcohol. Es dia de fiesta porque quiero presentaros a la mujer que me ha robado el corazón.- Empezó a hablar Dan, oyó silbidos y burlas, sabía porque. Él nunca sonaba tan cursi. Empezó a pensar que eso no era buena idea ahora sus enemigos sabrían cuál era su debilidad. A la mierda pensó ya no había vuelta atrás.
- Bueno callaos, esa mujer esta aquí ahora, acaba de llegar, bebe ven.- Dijo Dan.
Emilia sonrió con ternura a Viviana y le dijo:
- Ve, disfruta con él, aprovecha. Un tipo duro esta declarandote su amor.-
Ella insegura se acercó hasta el improvisado escenario, no pudo evitar sonreír. Esa noche Dan se veía diferente, pero le gustaba lo que veía.
-Aquí esta mi nena, quiero que la miréis bien, ella es intocable. Es mía.- Siguió diciendo él mientras se acercaba a ella y le plantaba un beso en la boca. Sin vergüenza llevó sus manos hasta el trasero de ella, marcando su territorio.
Chuky subió al escenario con una botella de ron.
- Hoy hay cajas y cajas de alcohol para celebrar que mi colega se ha casado con esta señorita.- Dijo bromista Chuky.
Hubieron gritos de incredulidad y sorpresa.
Una chica que iba casi desnuda se acercó y comentó:
-¿Pretendes hacernos creer que el sombra, el tipo que no tiene alma ni corazón se ha casado? ¿Y con una chica que no habíamos visto por aquí?-
-Exacto Selena, ella es mi mujer y quiero que la acepteis.- Replicó Dan.
Sara observaba todo con la boca abierta.
Dan enseñó la fotocopia que había echo del papel que certificaba su boda. Eso si había borrado los nombres para evitar que alguien pudiera reconocerlos.
Viviana le quitó el papel y habló por primera vez.
- Aquí tenéis la prueba de que este idiota es mi marido. Llevamos unos días casados.-
-¡Qué corra el ron! ¡Qué viva la fiesta!- Exclamó Chuky.
Y todos vociferaron euforicos.
Dan se acercó y la alejó del gentío.
Sara estaba que no se lo podía creer, "Dios si mi padre se llega a enterar de esto ardemos todos en el infierno, ¿que tenía mi hermana en la cabeza para hacer esta locura?" Pensaba ella. Sabía que al día siguiente iba a tener una larga charla con su hermana.
Le pidió a su acompañante que la llevara de vuelta a su casa. Necesitaba dormir para despejar la mente.
Dan había extendido una manta en el suelo y se sentó con Viviana entre sus piernas.
- Princesa te voy a contar una historia no me interrumpas ¿vale?- Preguntó él.
-De acuerdo.- Accedió ella sintiendo mucha curiosidad.
-Una noche aburrido de los lujos y de la asfixiante atmósfera de mi casa decidí ir a un bar alejado de nuestro mundo. Conocí a Chuky y Toro, mis verdaderos amigos. Esa noche hubo una pelea no recuerdo bien porque, yo tenía una navaja que clave en el hombro de alguien. Para defender a Chuky. La policía hizo sonar sus sirenas y nosotros tres huimos en el mugriento Seat de Toro...-
-Esa noche nació la amistad, amistad en mayusculas. Eramos hermanos y nadie se mete con mis hermanos. Metimos a este pijo insufrible en nuestro mundo, hicimos que se hiciera más rudo, más bestia. Ahora corre en carreras ilegales ganando pasta gansa, dirige nuestro mini negocio de drogas. Participa en peleas. Como pelea el hijo de puta. Es nuestro jefe, nadie se mete con la sombra.- Interrumpió Toro.
Viviana miró a un chico de no más de veinte años musculoso, alto, brazos de gimnasio llenos de tatuajes. Tantos tatuajes que no se veía piel. Su pelo era negro como la noche, a todas luces era alguien que no te querrías tropezar en un callejón oscuro.
-Todos protegemos y ayudamos al sombra, es nuestro líder y ahora tú eres su mujer. Te protegeremos y cuidaremos. Por cierto me llaman gato.- Se presentó otro chico que tampoco querrías encontrarte en un callejón. Pero este era rubio, iba sin camiseta y tenía el pecho lleno de tatuajes. Podía jurar que este tenía aún más músculos que Toro. Y su mirada daba miedo.
Dan se levantó y la abrazó por la cintura, la miró preocupado y murmuró en su oido:
-Bienvenida a mi loco mundo. ¿Te arrepientes?-
-¿Estás loco? Bueno loco si estás. Ahora mismo estoy como el que ve una peli así que déjame ver como va la noche ¿ok?-
Viviana pensó que como se iba a arrepentir, en ese momento se sentía intocable. Se sentía casada con la mafia.
De repente un silbido cruzó el aire y sin saber que pasaba se encontró debajo del duro cuerpo de Toro. Sintió su cuerpo alterarse, dios ese hombre era puro acero. Luego se oyó lo que parecían cohetes.
Dan gritó enloquecido y furioso. Ella enseguida se preocupó.
-¡Maldito hijo de puta! ¡Me tienes hasta las pelotas te voy a rebanar la garganta! ¡O mejor pegarte un tiro que te salgan los sesos! ¡Perro da la cara!- Exclamaba Dan.
Allí se había desatado el infierno y él ahora era el diablo.
La mano derecha de uno de los enemigos de Dan se acercó por detrás pero él lo sintió. Se dio la vuelta con rapidez y le disparó a la cabeza.
Se acercó a mirar a quien había matado para saber quien era su enemigo.
Tenía que haber sabido que el cobra querría vengarse.
-¡Cobra! ¡Has desatado el infierno y yo soy el demonio! ¡ Tu mano derecha esta con un bonito agujero en la cabeza, ten los huevos de dar la cara!- Exclamó Dan. Su voz daba miedo.
Miró a Toro y a Gato y pensó en chuky. Luego miró a su mujer y se arrepintió de haber querido meterla en su mundo. Ya no quería que ella llevara claridad a la sombra.
-¡Toro! ¡Saca a mi mujer de aquí!- Ordenó él.
Viviana empujó a la masa de musculos que tenía debajo, le había robado una de sus navajas.
-¡Y un cuerno! ¡No me voy! Aquí me quedo contigo.-Dijo ella.
¡Mujer!- Exclamó exasperado él.
Él nunca tenía miedo, pero cuando oyó esa voz lo tuvo.
-¡Bonita adquisición sombra! ¡Bonita mujer!-
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Locura Desenfrenada
RomansaViviana esta feliz con su vida. Ama su profesión. Pero de repente ve como su pasado regresa a ella recordandole cosas que debían estar enterradas. Daniel ha regresado para luchar por ella. Y no se irá sin recordarle lo mucho que se amaron. ¿Consegui...