El nombre real de Toro era Elías. Pero solo en casa de su madre lo llamaban así. Él era un chico criado en las calles y su único lema era huir es de cobardes. Por eso siguió a Viviana. Sabía que Dan le machacaria si algo pasaba pero también se sentía atraído por esa chica tan fina.
Después de explicarle como debía correr le cogió la mano y la arrastró hasta una improvisada barra.
-Si haces esto debes tener algo de alcohol en la sangre.- Le aconsejó.
-No creo que haga falta. Pero si consigues tequila nos bebemos la botella entre los dos.-
Toro le guiñó el ojo y consiguió lo que le pedía. Se la bebieron sin vaso compartiendo saliva y alcohol.
Envalentonada volvió donde estaba el deportivo en el que iba a correr dejando a su nuevo amigo atrás.
Un camaro rojo se aparcó al lado suyo, de el se bajó un chico que parecía salido de una novela de vampiros. Su piel era asombrosamente blanca, sus ojos azules, su pelo tan negro como la noche. Y el cuerpo parecía de acero puro. Y no sabía porque pero sentía que lo conocía.
Educadamamente le tendió la mano. Ella la aceptó. Y en unos instantes sus miradas quedaron enganchadas.
Toro llegó a la carrera y se situó en medio.
-Diablo aléjate, esta es la mujer del sombra.- Amenazó él.
-Así que esta es la famosa mujer que a osado desafiarme. Preciosa perderás vergonzosamente.- Dijo el diablo con chulería.
-Morderas el polvo idiota.- Llegó el turno de amenazar de Viviana.
Se sentó en el asiento del conductor y como vio que Toro no se reunía con ella lo llamó.
-¡Toro mueve el puto culo hasta aquí!-
-La princesa me llama. Suerte diablo.- Se despidió Toro.
-Perderéis, no necesito suerte. Solo el sombra puede ganarme.- Dijo arrogantemente el diablo.
Una chica con un sujetador de camiseta se puso delante de los dos coches agitando un pañuelo rojo.
Él le explicó que no habían normas y que cuando el trapo cayera debía acelerar.
-Esta vez el dicho se va a cumplir. Corre como si el diablo te estuviera persiguiendo.- Bromeó él.
Sorpresivamente Viviana le dio un beso en la mejilla y le dio las gracias.
Puso el pie en el acelerador y cuando vio que la chica soltaba el trapo piso a fondo y salió disparada sin mirar si el otro la seguía.
La adrenalina le corrió por todo el cuerpo como una droga. Sabía que no debía soltar el acelerador.
Dan se había negado a irse sin su chica, la herida sangraba de vez en cuando, pero no le importaba. Subió la pequeña elevación del terreno para ver mejor la carrera.
Viviana iba de momento la primera, pero diablo le pisaba los talones, le preocupaba la última curva, era demasiado cerrada y tenia que frenar si o si. Porque corría el riesgo de no dominar el coche.
Viviana vio llegar la última curva, miró por el espejo retrovisor para saber si el otro coche estaba cerca o lejos. Maldijo, estaba demasiado cerca, si frenaba los adelantaría. Y si no frenaba podía derrapar.
-¿Tienes mucho amor a la vida Toro?- Preguntó Viviana.
-Lo suficiente para no querer morir.- Contestó sintiendo como los huevos se le subían a la garganta.
-Pues reza todo lo que sepas.- Le dijo ella sonriendo.
-No arriesgues tu vida por una estúpida carrera.-
-Prefiero morir a que me gane un estúpido vampiro.-
Toro rió a carcajadas por la definición que Viviana había echo de diablo.
Ella en vez de frenar aceleró más, sintió que el coche quería derrapar pero haciendo un gran esfuerzo consiguió seguir corriendo.
Llegó a la meta derrapando en medio de una enorme humareda de polvo. Al frenar levantó aún más tierra.
Dan miraba los últimos metros de la carrera con las manos en la cabeza, no sentía dolor ni la sangre correr. Cuando se dio cuenta de el riesgo que estaba tomando para ganar pensó que estaba loca. Esa loca acababa de ganar quince mil euros.
Sonrió ver la cara de diablo cuando llegara a la meta no iba a tener precio.
Así que se dio prisa en ir a reunirse con su mujer.
Viviana y Toro se bajaron del coche y tosieron, después rieron a carcajadas. Ella había provocado toda una tormenta de arena, de repente dejó de reírse, se dio cuenta que había ganado y se puso a dar saltos emocionada.
Aún había mucho polvo y no se veía nada.
Toro sintió como ella le abrazaba y le hacía bailar.
-Hemos ganado, hemos ganado.- Gritaba y así sin avisar ni nada le plantó un beso en toda la boca.
Él sabía que no debía pero tenía la adrenalina corriendo por sus venas y pensó que un beso no dañaría a nadie. Solo era un beso.
"Merecerá perder mis cojones por esto" Volvió a pensar.
Entonces con una mano la cogio por la nuca y con la otra le agarró el trasero. Le metió la lengua sin que ella opusiera resistencia y empezaron una guerra con intercambio de saliva. Ella sabía a peligro y tequila, él sabía a libertad y tequila.
Cuando oyeron el sonido del motor del otro coche se separaron con la respiración entrecortada, dejaron que sus frentes se juntaran y se miraron profundamente a los ojos. Sentían el deseo llamándolos.
-Si no fueras la mujer de Dan te metería en el coche y te llevaría a un motel para pasarme toda la noche enterrado en tu cuerpo.-
-Dios quizá podríamos hacerlo.- Dijo Viviana, pero no era ella la que hablaba, era el deseo y la atracción por lo prohibido. Ese chico no era de su mundo, no la trataría como una princesa.
Más polvo y tierra trajo el otro deportivo que derrapando aparcó al lado de ellos.
Toro se separó de ella, nunca creyó tener esa fuerza de voluntad.
Diablo se acercó a la hermana de Sara y le estrechó la mano, le sonrió y la felicitó.
-Me ganaste.-
-Te dije que te iba a hacer morder el polvo.-
-Literalmente estamos haciendo justo eso.-
Se miraron en son de paz pero Toro interrumpió el momento celoso.
-Diablo la pasta.-
El nombrado fue hasta el maletero de su coche y cogió una bolsa donde estaba el dinero. Se lo dio a Viviana. Después se marchó quemando rueda.
Toro y Viviana se cogieron de la mano dispuestos a marcharse también cuando oyeron una voz que los trajo de vuelta a la realidad de un golpe.
Ella lo miró culpable y él arrepentido.
Ella corrió hacía donde oía la voz para fundirse en esos conocidos brazos.
Se sentía profundamente miserable, otra vez había engañado a su hombre.
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Locura Desenfrenada
RomanceViviana esta feliz con su vida. Ama su profesión. Pero de repente ve como su pasado regresa a ella recordandole cosas que debían estar enterradas. Daniel ha regresado para luchar por ella. Y no se irá sin recordarle lo mucho que se amaron. ¿Consegui...