CAPITULO 12:

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"Maldita caja me cago en todo lo que se menea" Pensó cada vez más enfadada. Levantó la mirada del lazo rosa y vio a todos mirándola.
"En fin allá vamos que sea lo que dios quiera" Volvió a pensar.
Levantó la tapa jurando que oía redobles de tambor y suspiró aliviada al ver un elegante vestido fucsia. Justo encima una nota con una letra que no reconocía.
Olvidando que no estaba sola se puso a leer:
"Hola mi amor, lo sé tienes ganas de matarme, pero no sabes si hacerlo ahogandome o comiendome a besos. Quiero una noche especial con mi mujer, quiero enseñarte una faceta que casi nadie conoce del gran Dan. A las doce en punto te recogerá Emilia. Te amo."
Dios ahora se sentía abrumada y muy caliente de pensar en comerse a besos a su marido. Quiso abanicarse, gritar, saltar y reírse como una loca en el manicomio.
Sara no perdía detalle de lo que sentía su hermana, nunca la había visto con ese brillo en los ojos.
-¿Y bien hija mía?- Preguntó Braulio con su potente voz rompiendo el hechizo que tenía a Viviana atontada.
Ella sintió como si un cubo de agua helada le cayera por encima en ese mismo momento.
Escondió la nota disimuladamente en su escote. "Mierda ¿ahora que digo?" Pensó agobiada.
Su boca empezó a hablar antes de que su mente pensara si era buena idea.
-Emilia. Me regala un vestido. Para ir esta noche a un concierto de unos amigos suyos. A las doce me pasa a buscar.- Dijo enseñando el adorable vestido, debajo de él había una rosa, otra nota y más ropa.
Frunció el ceño.
Sara se dio cuenta que mentía y estaba dispuesta a averiguar que coño estaba pasando. Se disculpó para ir al baño, pero pasó de largo el aseo de la primera planta y subió la escalinata para ir a su habitación. Cogio su movil de la mesa de noche y mandó un mensaje:
"Te necesito, ven por mí antes de las doce."
La respuesta no tardó en llegar.
"Pensé que no querías saber nada de mí."
"Por favor, sólo ayúdame yo pensaré como devolverte el favor" Contestó casi suplicando.
"Enfrente de tu gran mansión a las doce menos cuarto"
Mientras tanto en la sala Braulio volvió a preguntar a Viviana.
-¿Quieres ir?-
-Me gustaría si.-
-Déjala ir Braulio va a tener una semana muy estresante con lo de la boda de su hermana. Deja que se divierta.- Intervino la mujer de Braulio.
-Puedes ir hija, te doy permiso para levantarte.- Accedió él.
Guardó el vestido, apretó la caja contra su pecho y se marchó a arreglarse. "Gracias mamá" Volvió a pensar.
Su yo interior estaba bailando una lambada.
En la escalinata se tropezó a su hermana enseguida se preocupó por ella.
-Sarita ¿estás bien?-
-Me duele mucho la cabeza y tengo náuseas. Necesito acostarme. ¿Podrías decirle a mamá?- Contestó Sara fingiendo sentirse horrible.
Viviana con ternura posó la mano en su vientre y le dio un beso mientras murmuraba:
-Sobrino estás siendo malo con mamá, comportate o tu tía te dará una zurra cuando nazcas.- Luego levantó la mirada hacía su hermana y la mandó  a acostarse.
Después dejó la caja en su cama y volvió al comedor y con educación llamó a su madre. Le pidió que la acompañara al pasillo.
-Mamá Sarita se encuentra mal, tiene náuseas y un dolor de cabeza horrible la mandé a acostar.- Explicó ella.
-Mejor así, déjala dormir ya explico yo que pasa. Diviértete esta noche.- Dijo su madre dándole un beso en la mejilla.
Subió la escalera Sintiéndose muy culpable por mentir a sus padres. Miró la hora en su reloj de Tous y vio que eran las once. Tenía tiempo de sobra, así que fue a ver a Sara, pero su hermana se había encerrado en su cuarto y no contestaba ni abría.
"Se abra dormido" pensó triste.
Entró en su habitación y se sentó en la cama con la caja entre las piernas. Quitó la tapa y cogio la rosa para acercarsela a la nariz y olerla. Después la dejó sobre la cama y cogio la nota:
"Todo lo que te dije antes era verdad, pero no te pongas el vestido, ponte la otra ropa, donde te reuniras conmigo no te hace falta ir elegante. Y tampoco lleves nada de valor. Te espero ansioso."
Junto las dos notas y las guardó en la caja donde guardaba sus secretos. Sacó la ropa y se sorprendió de ver una minifalda negra de polipiel, con un top negro con flecos también de polipiel. Unas botas negras altas hasta más arriba de la rodilla con tacón de aguja. Para terminar unos aretes de plata enormes que la enamoraron.
Se le echaba la hora encima así que se apuró en rizarse aún más el pelo y en embadurnar aún más sus pestañas de rimel. Se hizo la línea del ojo con khol ahumado y pintó sus labios de rojo puton.
Se sintió sexi. Se puso unas medias de rejilla que se compró una vez para un disfraz y se colocó la minifalda que con suerte le tapaba el culo. El top era super mono y ajustado haciéndole un seductor escote en forma de corazón.
Las botas le calzaban perfectamente, dejó el reloj en el cofre de las joyas y cogio un sencillo bolso negro donde metió su móvil, la cartera con bastante dinero, su neceser de cosméticos y las llaves de casa.
Por si se tropezaba con sus padres se puso encima el vestido fucsia y en silencio salió de su cuarto.
Sara esperaba pacientemente a que su hermana saliera, cuando la vio le dijo a su acompañante casi en susurros:
-Sigue a mi hermana sin que se den cuenta.-
Viviana vio un mustang del sesenta y ocho esperándola, rápido se subió en él. Se quitó el vestido y lo lanzó a los asientos de atrás. Entonces se fijo que Emilia vestía con un vestido rosa fuerte de lycra super corto y super ajustado.
Arrancó y sin despegar la vista de la carretera le dijo a su amiga:
-Dónde vamos puedes hacer lo que quieras, nadie te conoce y puedes estar con Dan sin ocultarte. Y ten la mente muy abierta.-
-¿Tan malo es lo que me voy a encontrar?- Preguntó Viviana asustandose.
-Malo no sorprendente.- Contestó misteriosamente.

Locura DesenfrenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora