CAPITULO 29:

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Se miraron sudorosos y sonrieron. A Viviana le dolía la espalda de estar tumbada en la encimera. Pero poco le importaba. Quería seguir sintiendo a Dan dentro de ella. Le gustaba sentir que continuaban unidos, así le parecía que estarían siempre juntos.
A él le encantaba como ella lo miraba cuando terminaban de hacer el amor, aunque en ese caso había sido sexo salvaje. Sabía que estaría incómoda así que hizo ademán de retirarse pero ella le clavó los talones en el trasero para que no lo hiciera.
-Cariño te estás haciendo daño, vamos.- Protestó Dan intentando de nuevo salir de su interior.
-Por favor, solo déjame sentirte un poquito más. No te retires.- Pidió Viviana con mirada suplicante.
Obedeciendo hizo un movimiento de cadera metiéndose hasta el fondo, la hizo chillar por la sorpresa. Algo se expandió dentro de ella haciendo que levantara las caderas, jadeo y arañó su espalda.
-Mi gatita, tan hermosa, tan increíble y apasionada. ¿Sabes que te amo?- Preguntó Dan bombeando esta vez suavemente.
Sabía que su espalda estaría sufriendo así que la levantó después de quitarse del todo los pantalones y con ella fuertemente agarrada a su cadera caminó hasta la habitación. Se acostó con ella en la cama y siguieron amándose un rato más.
Una hora más tarde Dan la dejó vagueando en la bañera y él fue a calentar la cena. Viviana se reunió con él unos minutos más tarde. Cenaron a la luz de las velas en silencio solo mirándose a los ojos de vez en cuando.
Ya habían terminado de cenar cuando tocaron a la puerta.
Dan fue a abrir sin importarle estar en boxers, Viviana se intentó tapar un poco más con la bata que llevaba puesta. Se sonrojó hasta la médula al ver entrar a Gato y Chuky, aunque ninguno se fijo en ella ni para saludarla.
-Diablo esta abajo. Quiere hablar contigo urgente.- Informó Chuky.
-Y una mierda no pienso hablar con ese.- Dijo Dan despectivamente.
Toro entró en el apartamento y tampoco miró a Viviana. Solo intentó convencer a su amigo.
-Tienes que hablar con él, Tiburón a regresado y eso es malo. Sabe demasiado, sabe cuál es el punto débil de Diablo. Y sabe cuál es el de Gato.-
Dan miró instintivamente a su mujer y apretó los puños. No podía consentir que ese hijo de mala madre volviera a intentar quitarle su puesto, pero tampoco podía dejar que amenazara lo que más amaba.
Gato sacó su arma y dijo enfadado:
-A Emilia nadie le tocará un pelo. Mataré a cualquiera que ni si quiera respire a su lado.-
-Esperen aquí voy a vestirme, hablaré con Diablo.- Dijo Dan.
Cuando salió de la habitación le dio un beso a Viviana en la mejilla y le hizo una petición.
-Vistete, no sé que pueda pasar ahora pero esto no es seguro.- Después salió con sus tres amigos dejándola sola y preocupada.
Se vistió con un pantalón corto vaquero, una blusa holgada, un cinturón marrón ancho y sus botas negras de puton.
Después recogió la mesa y puso los platos sucios en el lavavajillas. Se sentó en el sillón a esperar Dan. Pero llegó su hermana Laura para hacerle compañía. Se sentaron a hablar de sus cosas.
Mientras tanto en un bajo que Dan tenía alquilado para sus trapicheos se desarrollaba una tensa reunión.
Diablo miró burlonamente al Sombra. Para él era solo un niño pijo en busca de emociones fuertes. Cuando se aburriera dejaría todo y volvería a su mundo.
Pero había algo importante a tratar con él y ya no podía enviar a su mujer. Apretó los puños al pensar en ella. Regañandose a si mismo se obligó a centrarse en el asunto que lo había llevado allí.
-Bueno al grano. Tiburón ha vuelto. Y no quiere solo tu parte del territorio, quiere la del mío. Ha empezado una guerra y tu niño bonito debes decidir de que lado estás.-
-Debes estar como una puta cabra para pensar que yo quiero aliarme o ayudar a Tiburón. Hace dos años tu mujer y yo hicimos un pacto, yo no te molesto ni meto las narices en tus asuntos. Lo mismo vosotros conmigo. Pero también prometimos que en un caso como este iríamos juntos. Para mí el pacto sigue en pie. La pregunta es para ti, si estás dispuesto a ser mi aliado en esto.- Dijo tranquilo Dan aguantando la penetrante mirada de Diablo.
-Prefiero tenerte a ti de rival que a cualquier otro. Como también prefiero tenerte de aliado. Sé y confió que ambos y nuestra gente nos cuidaremos mutuamente.- Afirmó Diablo.
-No confió en ti pero aprendere a hacerlo. Ese mal nacido de Tiburón se atrevió a amenazar a mi mujer.- Dijo Sombra a su nuevo aliado.
-También a la mía pero le saldrá caro. Ahora estoy preparado.- Dijo Gato, estaba enfadado y al mismo tiempo preocupado por Emilia.
-No te preocupes chaval, ahora somos aliados. Protegeremos también a Emilia y a tu prima. Seguro que pronto la pondrá en el punto de mira. Y a la mujer de Dan también la tengo estrechamente vigilada. Nada les pasará a sus mujeres. Una última cosa Sombra, no intentes contratar a nadie, ahora no sabemos quién es amigo o enemigo. Si necesitas gente ponte en contacto conmigo yo tengo personal suficiente.- Dijo Diablo a Gato y a Dan.
Estrecharon las manos en señal de que estaban de acuerdo. Y ya en la puerta Diablo volvió a decir:
-Esta noche en el desierto, sobre las doce informaremos a todo el mundo que si me atacan te atacan a ti. Y si te atacan a ti se meten conmigo.-
Dan se llevó la mano a la frente haciendo un saludo militar. Después preocupado se despeino el cabello.
Toro se había pasado toda la reunión pensando en Blanca, no podía arriesgar su vida. Para él ella era un ser demasiado especial para ponerlo en peligro o dañarlo de algún modo.
Pensó en los pétalos de flores esparcidos por todo su apartamento, recordó el Cd de Bath esperando en el estéreo. Y por último las velas que pensaba encender para seducirla. Le dolió el corazón al pensar en alejarla de él.
-¿Todo bien hermano?- Le preguntaron sus tres amigos.
-Pronto lo estará.- Contestó él dejándolos solos. Blanca ya le estaría esperando en la puerta de su apartamento. Subió apresurado las escaleras y vio en el rellano a las cuatro chicas charlar animadamente. Laura, Viviana, Emilia y su Blanca. Tan ignorantes de la guerra que se avecinaba entre bandas.

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En la foto de hoy Viviana en el deportivo de Dan.

Locura DesenfrenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora