CAPITULO 25:

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Viviana se despertó de mal humor y sin ganas de hacer nada. Después de una corta ducha y de vestirse con un pantalón corto de color granate y una elegante blusa blanca semitransparente, bajó a tomarse un café acompañado de unas tostadas.
Nunca desayunaba en el jardín pero decidió que esa mañana lo haría para esperar a la decoradora.
-Espero una visita, cuando llegue hacedla pasar al jardín.- Ordenó ella a la criada.
Se dejó servir el café y el zumo de naranja. Seguía sin estar de buen humor y de pensar en el día largo que la esperaba solo hacía que se frustrara más. Casi prefería estar en el instituto.
Cuando llegó la decoradora la invitó a desayunar.
-Por favor llámame Helen.- Pidió la decoradora.
-De acuerdo.- Accedió Viviana.
Después del último café pasearon por el enorme jardín, hasta llegar a la zona donde estaba la cascada. Era una zona perfecta para celebrar la boda allí. Helen se entusiasmó, le encantaba aquel lugar, era mágico y romántico.
-¿Tengo vía libre?- Preguntó Helen para saber que es lo que podía hacer y lo que no.
-Si.- Contestó ella.
Después de estar un rato con ella eligiendo el mejor lugar para poner el altar y los bancos para los invitados fue en busca de su coche para ir al hotel.
Cuando llegó miró el mensaje que le había entrado mientras conducía.
"Hermanita te estamos esperando en la cafetería, mamá se nos ha unido."
Viviana hizo una mueca de disgusto y pensó:
"Mierda de día."
Se dirigió a dicha cafetería deseando darse un golpe en la cabeza que la dejara inconsciente.
Cuando llegó vio a su madre leer una revista de moda sentada sola, su hermana y Steven se hacían carantoñas ajenos al mundo.
Arrugó la nariz con desagrado y suspirando entró, en vez de acercarse se sentó sola y pidió un café solo con unas gotas de coñac.
Steven la miró con un gesto de superioridad, era como si le estuviera diciendo mira lo que te perdiste.
Se sintió aliviada cuando los avisaron de que podían entrar para elegir el menú.
Mientras probaban el teléfono de Viviana sonó y ella se alejó un poco para poder cogerlo.
Cuando escuchó la voz de la persona que llamaba sintió que su día mejoraba considerablemente.
Mientras charlaba con él totalmente absorta en su conversación Sara les interrumpió.
-Hermanita tienes que venir el asado wellington esta de muerte. Ese es el ideal para poner el día de la boda.-
Viviana se dio una palmada en la cabeza, ahora Dan pensaría algo que no es.
-¿Dónde estás?- Preguntó Dan sonando molesto de verdad.
-Hotel Palace. El de cinco estrellas que esta a diez minutos del paseo.- Contestó ella sin dudarlo.
Esperaba que le dijera algo más pero lo único que escuchó fue el sonido de la línea. Había cortado la comunicación.
-Ay Sara, ¿no viste que estaba hablando por teléfono? Ahora Dan esta pensando otra cosa y se ha enfadado.- Dijo Viviana Sintiéndose molesta con su hermana.
-Ya se le pasará. Vamos tenemos que elegir un menú.- Sara trató de quitarle importancia al enfado de Dan.
Media hora después Viviana vio a Dan allí en medio del salón mirándola dolido, decepcionado y triste.
Ella sintió que le iba a dar un ataque al corazón, tenía que arreglar las cosas con él. Aclararle el malentendido. Por eso cuando vio que se daba la vuelta corrió detrás de Dan para decirle la verdad.
Lo alcanzó justo cuando intentaba subirse en el coche. Le abrazó por detrás para evitar que se fuera.
Dan habló con amargura:
-Sueltame Viviana, al final has tenido que aceptar esa boda que tu padre planeó.-
-Te equivocas cariño es la boda de Sara no la mía. Mis padres me pidieron que la organizara por eso no fui al instituto.-
Dan no se dio la vuelta, no quería verla para no dejarse engañar.
-Mientes vi a Steven. Estáis organizando vuestra boda.- Dijo Dan pensando que él tenía la razón.
-No por favor escúchame, Sara se va a casar con Steven fue él el que la preño.- Viviana seguía intentado que la creyera.
-¿Y pretendes que me crea que tú vas a aceptar organizar la boda de tu ex-ptometido y tu hermana? Por dios te engañaron. Tú no eres tan buena.-
-Tal vez no sea buena, pero me importa una mierda con quien se acueste Steven. Nunca me interesó. Era la cruz que mi padre me obligaba a soportar. Y fue un alivio tremendo que esos dos se liaran y no tomaran precauciones. El único hombre que quiero es a ti. Solo a ti.- Explicó ella intentando que la creyese.
-¿Debería creerte?- Preguntó él con amargura.
-No puedo hacer más para que me creas, pero si no eres capaz de confiar en mi será mejor que terminemos esta relación.-
-¿Me darías una prueba de que te importo?-
-Date la vuelta pedazo de idiota y besame. Mi padre esta al venir y puede vernos. Creo que no hay prueba mayor que esa. Quiero que sepa que me enamoré de ti.-
Dan no se hizo rogar, se dio la vuelta y la abrazó, acarició su espalda por encima de la blusa y por ultimo se apoderó de su boca. Rozó sus labios y luego sin darle consenso y sin permiso intensificó el beso.
Una mano se colo debajo de la blusa, ansiaba sentir su piel, Viviana suspiró de placer. La mano libre voló hasta su trasero.
Ella estaba a punto de pedirle que la llevara lejos de allí para poder amarse tranquilamente cuando fueron interrumpidos.

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Emilia en la foto de hoy.

Locura DesenfrenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora