Viviana observó escondida detrás de una columna como Toro y Blanca se iban juntos de la mano.
Sonrió esperando no equivocarse y que su amiga no sufriera. Miró la hora y suspiró cansada.
Fue hasta la habitación de Dan, supuso que alguien, quizá Gato le había quitado toda la ropa ensangrentada y polvorienta.
Y lo había colocado debajo de las sábanas. Cosas que agradeció, ella no podría mover si quiera una pluma de lo cansada que estaba.
Gato salió de una puerta que estaba a la derecha de la cama y le guiñó el ojo.
-Princesa he oido que le has dicho a mi prima que te llamas Beba. Buena idea.- Dijo él.
-No se me ocurrió algo mejor.- Murmuró encogiendose de hombros.
-Dan te compró un montón de ropa para que estuvieras cómoda aquí. Por cierto, ¿Dónde esta mi prima?- Preguntó el chico haciendo una pompa con el chicle que estaba mascando.
-Se fue.- Contestó incómoda.
-Que raro sin despedirse, bueno en fin tendría prisa. Yo me iré a mi apartamento.-
Viviana le dio las buenas noches y fue hasta el armario que estaba al fondo de la habitación, suspiró de alegría. Todo lo que necesitaba una chica mimada era un armario lleno de ropa y zapatos.
-Le ayudé yo a comprar.- Dijo Emilia asustandola.
-¿Qué pasa aquí nadie toca a la puerta?-
Emilia la ignoró y le señaló que la puerta que había visto antes era el baño.
-Me voy a Salamanca, no puedo perder muchos días de clase. Este fin de semana no vendré.- Informó Emilia.
-Yo este fin de semana no puedo salir. Se casa mi hermana.- Explicó Viviana.
-¡Pero si es un año menor que tú!- Se asombró.
Viviana pensó que no había nada de malo en decir parte de la verdad, total se sabría cuando la barriga de Sara empezara a crecer.
-Esta embarazada. Y mi padre la obliga a casarse. Ya le compró una mansión un par de calles más abajo.-
Emilia se quedó sin saber que decir, le dio pena que siendo tan joven fuera a tener un bebe.
Gato entró en la habitación y abrazó a Emilia por detrás, también apoyó la barbilla en su hombro.
Le dijeron a Viviana que estudiaban juntos en Salamanca, ambos compartían carrera.
Se despidieron y ella se quedó sola con Dan.
Se quitó la polvorienta ropa y fue al baño para bañarse. Puso la ropa sucia en el cesto de mimbre que estaba entre el lavabo y el wc. Después de una ducha que agradeció en el alma fue a acostarse vestida solo con unas bragas. Se acurrucó al lado de su marido para dormir. Puso la alarma del móvil para las ocho. Tenía mucho que hacer ese día.
Suspiró, solo dormiría cuatro tristes horas, tendría que estar a cubos de café para sobrevivir hasta la noche.
Antes de dormir se preguntó como les iría a Blanca y Toro.
Toro entró en su apartamento con Blanca de la mano, su casa estaba a dos puertas de distancia de la de Dan.
Todos los pisos eran iguales, lo único diferente era la moqueta que él tenía en la entrada y el salón. Le gustaba andar descalzo. Además había mandado a tirar la pared de la cocina para poner barra americana.
Nada más cerrar la puerta la acorraló y puso las manos a cada lado de su cabeza. Y sin esperar a nada la besó sin delicadeza, ella gimió contra su boca. Él estaba decidido a apagar el fuego que Viviana había despertado, le daba igual con quién. Blanca pensaba que eso sería el comienzo de una relación. Si Toro le había gustado en el hospital ahora estaba sintiendo otra clase de sentimientos que la sorprendían.
Sin previo aviso dejó de besarla y mirandola lujurioso puso una de sus manos en el botón del vaquero para desabrocharlo lentamente. Lo bajó deslizandoselo delicadamente por las piernas, sin dejar de mirarla.
No terminó de quitárselos y se dedicó a repartir besos por la piel que había dejado al descubierto.
Luego le quitó las deportivas y las lanzó lejos. Lo mismo hizo con el pantalón.
Con una sonrisa salvaje se colo en medio de sus piernas para lamerle la cara interna, hasta llegar a su zona íntima. Le metió el dedo lentamente para torturarla y luego se lo lamió probando su sabor. Ella se tragó un gemido.
-Dios.- Gimió Blanca cuando sintió la lengua de él entrando en esa parte de su cuerpo que siempre estaba a la sombra. Él la lamió en círculos, le gustó tanto que no sabía si estaba mojada por su saliva o por otra cosa.
Pero tenía que decirle algo antes que la cosa fuera a más. No le gustaría que su primera vez fuera contra una puerta.
-Toro.- Lo llamó con voz entrecortada y como no oyó tiró de su pelo para llamar su atención.
Él levantó la mirada interrogante. Le llamaba la atención que quisiera hablar, las chicas con las que se acostaba no hablaban.
-Soy virgen. Tú eres el primero.- Esa confesión lo pilló de sorpresa y lo enfureció, no entendía como podía ella entregarle a alguien como él algo tan valioso. De pensar que solo la había buscado para pasar el rato se sintió muy miserable. Dejó que la furia hablara por él.
-Busca tu ropa y marchate.-
-Pero ¿Por qué?- Preguntó ella incrédula.
-Por que yo no ando por ahí desflorando niñitas, así que vete a tu palacio y buscate un jodido príncipe que te regale flores y velas. Yo no soy hombre para ti. Yo busco mujeres no niñas. Ahora largo.- Contestó él cruelmente.
Blanca cerró las manos en puños para alejar las ganas de golpearle. Buscó en silencio su ropa y cuando estuvo vestida le dijo:
-Eres un puto idiota, un gilipollas como una catedral. Yo no busco príncipes, ni que me regalen flores. No vuelvas a dirigirme la palabra en tu puta vida. Si antes me gustabas ahora te odio. ¡Muerete! ¡Pudrete! ¡Poco hombre, maricón!- Después de gritarle salió apresuradamente allí olvidando sus cosas.
Viviana maldijo a la alarma un millón de veces antes de levantarse. Comprobó que Dan seguía durmiendo y le dio un beso en el hombro intentando no despertarle. Se levantó con cautela y fue hasta su armario a elegir su ropa.
Al final se decidió por un vaquero negro muy ajustado y una camiseta blanca con gran escote y de atar al cuello. Unos peep toe rojos de sandalia con un súper taconazo.
Se hizo una coleta alta y satisfecha con su aspecto fue hasta la cocina para hacerse un café. Toro estaba sentando en la banqueta y se notaba preocupado. Cuando la vio corrió a abrazarla diciendo:
-La he cagado y bien cagada.-
-¿Que hiciste?-Preguntó ella separándose de él.
Toro se fijó en su escote sin querer y suspiró sonoramente.
-La eché de mi casa cuando me dijo que era virgen. ¡Joder! ¡No sé que cojones hace una chica como ella perdiendo el tiempo con un hijo de puta como yo! Quiero pedirle perdón y no sé como.-
Viviana se compadeció de él y accedió a ayudarla.
-Si me acercas a casa te digo como conquistarla campeón.-
Dan dio un puñetazo a la pared enfadado y preguntó:
-¡Que cojones pasa aquí! Desde ayer andáis vosotros dos muy acaramelados. Toro ella es mi mujer te estás metiendo en arenas movedizas. Soy capaz de cortarte la polla en trozos muy pequeños. Me da igual que seas mi hermano.-_--------------------------------------------------------------------------------------------
La de la foto de este capitulo es Blanca.

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Locura Desenfrenada
RomantizmViviana esta feliz con su vida. Ama su profesión. Pero de repente ve como su pasado regresa a ella recordandole cosas que debían estar enterradas. Daniel ha regresado para luchar por ella. Y no se irá sin recordarle lo mucho que se amaron. ¿Consegui...