CAPITULO 8:

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Viviana pensó que no habia pasado más vergüenza en su vida. Su padre había mandado que la revisarán por si estaba embarazada de antes.
La enfermera después se darle una charla sobre métodos anticonceptivos, responsabilidad sexual accedió a darle la famosa píldora del día después. No sin antes dejarla acojonada por la alta probabilidad de fallo que tenía.
"Lo que me faltaba ahora preñarme y no saber quién es el padre".
Pensó preocupada.
Se reunió con su padre y dejó que la llevara a casa.
-Creo que te has llevado el susto de tu vida.- Dijo con algo de guasa Braulio.
-Te prometo papá que después de esto me pongo un cinturón de castidad. No quiero saber más de alcohol ni de sexo.-
Braulio rió a carcajadas y siguió bromeando con su hija.
-Sigo sin sentirme muy agusto con la palabra sexo en una frase donde aparece mi hija.-
-No soy una niña papa, ya crecí.-
-Por desgracia hija mía.-
Después de esa mini-conversacion llegaron a la mansión y ella para despedirse le dio un beso.
-Por cierto hija dile a tu hermana que os levanto el castigo. Ahora me tengo que ir. Os quiero.-
-¿No se te olvida nada? ¿Cogiste los papeles?-
-Llevo todo. Por cierto estaremos fuera quizá algo más de un mes, voy a abrir nuevas sucursales de nuestra empresa en Europa. Así que tus abuelos se instalarán aquí.-
Viviana esperó que su padre se marchara para pegar un pequeño brinco para celebrar que ya no estaba castigada.
Corrió a la habitación de su hermana que aún estaba acompañada por Blanca.
Entonces desistió de hablar con ella, no quería hacerlo delante de su amiga.
-Papá nos levantó el castigo Sara. Como el lunes y martes es festivo aprovecharé para dar una vuelta y ver ciudades que me gusten para elegir universidad. Os quiero chicas.- Informó a las dos chicas.
Sintiéndose muy feliz fue a su cuarto, cogio una maleta pequeña y metió ropa, dos toallas, un juego de sábanas y su bolsa de aseo.
Antes de salir mandó un mensaje a Dan:
"Papá me levantó el castigo, iré todo el puente a nuestra casa. Si decides venir conmigo tráete preservativos, por lo menos tres cajas. Ja ja ja."
Guardó su móvil en el bolso, comprobó que llevaba su recién sacado carnet de conducir, las llaves del coche, su pintalabios de emergencia y dinero en efectivo más sus amadas tarjetas de crédito.
Encaminó sus pasos al garaje, se dirigió a su escarabajo beetle, le encantaba aquel coche. Era de un verde botella precioso.
Puso la maleta en el maletero y después de sentarse y arrancar salió disparada para ir al centro comercial ha hacer unas compras.
Por primera vez agradeció que su madre se empeñara en que aprendiera a cocinar, ahora le iba a resultar útil.
Primero compró cosas para su cabaña, como no sabía si la cocina estaba equipada compró una vajilla, vasos, ollas, sartenes, cubiertos, manteles y demás cosas que se le ocurrieron. Compró más sábanas y algunas mantas. Hasta compró adornos y cuadros.
Dejó para el final la compra de alimentos.
Orgullosa y feliz puso rumbo a su "casita".
Si le hubieran dicho una semana atrás que iba a estar casada, que iba a tener un lugar propio y que iba a desear encerrarse a hacerle comiditas a su marido se hubiera reído en la cara del que se lo hubiese dicho.
Cuando llegó llevó todo dentro, se entretuvo limpiando, ordenando y haciendo de comer.
Para cuando llegó Dan un par de horas después la cabaña ya parecía un hogar feliz y olía a comida.
Dejó en la nevera el vino y las cosas que había traido y fue a buscarla.
La encontró disfrutando de un baño de burbujas.
Decidió desnudarse y unirse a ella.
Viviana feliz de que hubiera ido se acurruco en sus brazos y él gustoso la encerró en su abrazo.

Locura DesenfrenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora