Capítulo 7/2: La primera de muchas.

659 20 12
                                    


Capítulo 7/2.
La primera de muchas.

Aurelio.

Los hermanos Robles me habían pedido pasar unos días junto a Mónica en su casa porque ellos tardarían en llegar y no querían seguir dejándola sola.

Mandaron un jet por mí y algunos hombres. Ahora me encuentro en casa de mi Moniquita "viendo" películas.

Y digo viendo entre comillas porque no les hemos puesto ni una pizca de importancia a ellas.

Nuestras manos no dejan de jugar en el cuerpo del otro y los pequeños besos son lo que llenan nuestro entorno.

Al principio me asuste un poco porque no sabía cómo iba a reaccionar Mónica pero el primer beso se dio y al parecer también le gusto.

Sus manos ahora están en mi cabello, mi cabeza está descansando en sus piernas y mis manos mientras tanto juegan tocando sus piernas.

—Aurelio. — escuche que me hablo.

— ¿Qué pasa? — le pregunte volteando a verla.

—Yo nunca había hecho esto. — explicó y la mire confundido.

— ¿Qué no has hecho? — cuestione.

— Nunca había estado a solas con un hombre por mi voluntad. —Sonreí — No sonrías que me tensas más, estoy nerviosa y no sé qué hacer. — siguió diciendo poniendo sus manos en la cara.

— Yo no haré nada que tú no quieras Mónica, si estás nerviosa me voy a otra habitación la estamos pasando muy bien. Pero yo no quiero que te sientas mal o vayas a tener alguna especie de crisis... —

— No, estoy bien solo que... — se quedó callada.

— Solo que nada mi Moniquita. — dije y ella sonrió

No quería hacerla sentir mal, incomoda o preocupada yo no estaba buscando nada más que estar junto a ella. Si algo más se daba ella sabría que yo no quería obligarla. La quiero, empiezo a quererla pero no sé si esto sus hermanos lo vayan a aceptar ese es mi principal miedo.

— ¿Tienes hambre?  — pregunte cuando escuche sus tripas haciendo sonidos, toque su estómago y ella rió.

—Sí, no he comido nada, extraño a ese par que siempre me está haciendo enojar. —

—Ven yo te prepararé de comer. — me pare de la cama y ella me miró confundida.

—No, para eso están los sirvientes que mis hermanos contrataron. — yo negué.

—Hoy quiero hacerte de comer yo, ¿o no puedo? — interrogue, ella rió.

—Está bien pero con una condición. — yo levanté una ceja.

—Tus condiciones me encantan. —

—Tonto, yo te voy a ayudar. — Indico y ahora yo hice un puchero — Y no me hagas pucheros. — terminó de decir levantando uno de sus dedos y dándome un pequeño beso en los labios.

Realmente sus besos sabían magnífico, sus labios eran muy suaves y rellenos. Me encantaba besarla.

— Está bien con besos tú me convences. —

Dueños del Tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora