Capítulo 25/2: Estamos juntos en esto.

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Capítulo 25/2.

Estamos juntos en esto.

Mónica.

Sentí un frío inundar mi cuerpo.

Sentí como mis manos ahora temblaban y mi estómago se había puesto duro de nuevo.

Ahora estaba sola frente al hombre que hace meses me había hecho sufrir tanto, a quien aún verlo me causaba unas ganas de llorar o besar,era difícil de diferenciar. Quien es el padre de mis hijas pero decidió que no lo era yéndose con uno de mis enemigos.

Ahora estaba sola frente a él y otro hombre que no se iba a tentar el corazón al hacerme daño. Quien tenía retorciéndose del dolor a uno de mis mejores hombres.

Me sentía frágil solo al ver a Aurelio a los ojos y no tener una arma con la cual defenderme.

Mis puños estaban cerrados y sentía toda esa fuerza que estaba haciendo. Sabía que a Aurelio no lo detendría nada y trataría de llevarme a la fuerza si así le era posible. Yo solo necesitaba tiempo para que los demás llegaran por nosotros.

—¿Qué quieres?— me arme de valor gritándole a Aurelio. —¿Qué más quieres?, Si todo lo que quisiste te lo di—. Grite muy fuerte.

Aurelio sólo me veía y vi como el hombre que lo acompañaba levantaba su pistola apuntándome.

—¿Enserio Aurelio?, ¿enserio harás esto así?

Aurelio me vio un instante y levanto su pistola apuntándome pero enseguida la volteo dándole un golpe al hombre que estaba a su lado disparándole, donde aquel hombre le había disparado a Ramón.

Ahora sólo estábamos Aurelio y yo.

—No haré las cosas difíciles Mónica, sólo quiero terminar con esto lo más rápido posible, no te obligare sólo sube a la camioneta y hablemos bien—. Explicó, yo reí.

—No subiré Aurelio, no confió en ti—. Él hizo una extraña mueca agarrando su brazo.

—No quiero hacerte daño, muchísimo menos a las niñas Mónica, ellas son seres inocentes que no saben nada de lo que pasa o de la familia que les tocó tener—. Señaló viendo mi estomago.

—Sus nombres son Eva y Ava y si tanto te preocupa ¿por qué haces esto?, ¿por qué las pones en riesgo?— Lo vi atenta. —Si te importarán no me estarías pidiendo subir a la camioneta, a una camioneta donde nadie me verifica que haya una trampa o que sólo lo hagas para llevarme a casa de los Letrán en donde me mataran. Vamos Aurelio si eso es lo que harán ¿por qué no lo haces tú y acabas con toda esta mierda que hay?—. Le grite.

Su rostro se tornó rojo.

—Yo solo quiero hablar.

—¿De qué?, ¿de lo feliz que eres con una mujer que a malas maneras te llevo de mi lado dejándome sola con mis hijas?, o mejor aún, ¿de lo poco hombre que eres al no decirle a tu madre lo que pasa entre Víctor y tú?— dije riendo. —O no espera, ¿o de lo lambiscón que eres con un hombre que en cuanto te use te botara como a un libro viejo que ya no le sirve?

Aurelio me miró furioso.

—Aquí la única que bota a la persona que más la aman como una basura eres tú, quien se mete con cual hombre quiere y se embaraza de quien quiere y luego le echa la paleta a alguien más. Quien sólo en una mente tan sucia puede existir ese pensamiento de soberbia hacia otros. Quien se mete hasta con el hermano del que era hace unos días el amor de su vida—. Me grito ahora él.

—Hablas de soberbia y de una mente sucia cuando la única mente sucia que existe es la tuya pensado que pude haber tenido algo que ver con Víctor. Sabes bien que Víctor está con Luciana y que se aman muchísimo más de lo que piensas. Que sí me metí con cuánto hombre quise es muy mi problema aunque eso no es verdad y es una mentira más de tu novia. — me defendi de inmediato.

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