Capítulo 2/2: Error de principiante.

951 28 3
                                    

Capítulo 2/2.
Error de Principiante.

Aurelio.

Escuché como los tacones de Mónica rechinaban en el piso, ésta murmuraba algo y su cara se había tornado un rojo vivo.

Rápidamente saqué una de las sillas de la mesa y se sentó en ella.

—Pero qué gentil caballero—. Dijo con una sonrisa.

—Para que me vayas conociendo, así soy—. Dije acabando de poner un plato.

— ¿Tu mamá así de terca es siempre?— preguntó jugando con un vaso de vidrio.

—No siempre, pero si te metes con su cocina, sí—. Respondí quitándole el vaso de la mano, sirviendo agua de Jamaica.

—Pues, me dijo que me iba a lastimar las manos solo por acomodar unos cubiertos, o sea, solo unos cubiertos, Aurelio—. dijo tomando de su agua.

—Lo sé, así es ella pero no podemos decirle nada porque se enoja—. Acabé de poner los platos para seguir con los cubiertos.

—Pues no debería ser, yo también soy mujer y se acomodar las cosa de una casa—. Contestó cruzándose de brazos y sacando su labio inferior en modo de puchero.

Reí por tal acción pero me arrepentí.

Se veía demasiado tierna y ahora se había transformado en una cara totalmente roja del coraje, pero aún seguía con el labio hacia fuera.

— ¿Qué te pasa?— Cuestione inocente.

—Te estás burlando de mí—. Su labio empezó a temblar como si fuese a llorar.

—Dios, Mónica, deja de hacer eso—. Mencioné y ésta seguía haciéndolo.

— ¿Que debo dejar de hacer?— Susurró molesta.

—Joder, deja de sacar así el labio—. Su labio estaba rojo de lo apretado que lo tenía y brillaba por la saliva, quería saber a qué sabía ese maldito labio.

— ¿Por qué?— Insinuó riendo y tomando de su agua.

—Porque Dios, lo quiero morder, jugar con él, chupar y saber a qué sabe—. Confesé viéndola fijamente.

Está aun traía agua en la boca, la cual salió disparada hacia el mantel y parte de su blusa blanca. Corrí y le di una servilleta limpiando sus labios, me arrebató la servilleta cuando estaba a punto de limpiar su cuello bajo.

Sí, mala suerte para mí.

— ¡Pero qué te pasa!— Exclamó limpiando su blusa que al parecer, estaba muy manchada.

—Nada, yo solo respondí tu pregunta y tú escupiste toda el agua—. Dije inocente.

—Pero si tú no hubieras dicho eso, nada de esto hubiera pasado—. Respondió realmente enojada, reí y me acerque a ella.

—Tú y yo tenemos una conversación pendiente—. Declaré mirándola más de cerca.

—Tú y yo, no tenemos nada pendiente—. Negó, volteándose a otro lado.

Dueños del Tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora