Capítulo 47: Seis días..

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Capítulo 47.
Seis días..

25 de Febrero del 2009

Mónica.

- ¡No me queda!, ¡No me queda!, ¡No me queda..!.- digo en diferentes ocasiones mientras me veo al espejo.

Veo a Luciana reír en el reflejo, la chica que la está peinando también ríe mientras la modista que me ayudó hace un momento a ponerme el vestido me ve preocupada.

- No entiendo como tu vientre pudo haber crecido tanto desde hace tres días lo que me preocupada es que no traje nada para una situación así...- dice mientras yo la veo enarcando mis cejas.

- ¡CINCO MESES DE EMBARAZO, ERA OBVIO QUE MI ESTÓMAGO CRECERÍA!.- gritó furiosa y ella me ve apenada.

- Necesito ir a mi local del centro para arreglarlo, no le falta mucho para cerrar.- dice mientras sus fríos dedos tocan mi espalda, siento mi piel erizarse.

- Fueron todas esas barras de chocolate que te comiste por la noche, te dije que no lo hicieras.- Luciana vuelve a reír mientras escribe en su móvil.

- No es momento para que me estés regañando. No fueron tantas.. Tal vez, algunas, diez.- susurro y Luciana ríe.

- Demasiadas pocas para que tu vestido de novia no te cierre, Pato está haciendo de las suyas.- dice mientras la modista intenta de nuevo subir el cierre pero este no avanza.

- La ceremonia civil empieza en tres horas y media, ¡¡¡Tengo tres malditas horas!!!.- gritó de nuevo mientras la apunto con mi dedo índice.- No sé cómo pero lo arreglaras.- me dirigí hacia la chica modista.- ¡¡Ramón!!

Escucho la puerta de la habitación abrirse rápidamente.

- ¿Qué ocurre señora?.- pregunta mientras yo detengo la parte de arriba de mi vestido.

- Lleva a Celia a su boutique,necesita arreglar el vestido.- digo dando un paso, Ramón no deja ver verme.- ¡PERO RÁPIDO RAMÓN!.- gritó de nuevo y él asiente saliendo.

Celia no dice ninguna palabra, solo me ayuda a quitarme el vestido rápidamente mientras quedo en un pequeño liguero color blanco. Ella sale casi corriendo con el vestido en sus brazos, Ramón cierra la puerta.

- Si te estresas nada bueno lograras, debes calmarte un poco.- dice la organizadora de bodas caminando hacia mi.- todo está listo, solo está ocurriendo esto..-

- Mi vestido, falta solamente el vestido de novia.- respondo irónica tomando una bata de baño blanca y poniéndomela.- No estaría nada mal salir en este liguero ¿no?.- preguntó mientras Luciana alza sus cejas.

- La boda es a la orilla de la playa.., no suena nada mal.- dice buscando algo dentro de su bolso y luego me extiende una barra de chocolate amargo.- No le digas a nadie que yo te la di. No quiero meterme en problemas, solo quiero que te relajes un poco.- dice enseguida. Y yo lo tomo con una sonrisa mientras lo abro y camino al pequeño balcón de mi habitación. El cielo estaba azul, un azul muy celeste con apenas algunas nubes, el sol brillaba mucho más que otras veces. El agua del mar era clara, muy clara que podía ver la arena moverse al ritmo que las olas le pegaban, le doy una mordida a mi chocolate. Mientras puedo escuchar desde esa distancia a las personas que mi organizadora de bodas había contratado para arreglar la ceremonia. Decidimos que sería algo sencillo, un civil algo privado, y luego la boda religiosa con el padre que Armando escogió, y el cual bautizaría a las niñas antes de empezar nuestra ceremonia, también algo privado, solamente las personas más cercanas. Escucho como unos se gritan y se dan órdenes, las sillas ya están acomodadas tal y como lo pedí, unos troncos color café están clavados en la arena deteniendo una tela blanca que se mueve con el viento. Unos hombres llegan con arreglos de flores. Lilis blancos y rosas moradas, esas que recordé que a mamá le gustaban tanto. Nuestros hombres de seguridad también ya estaban acomodados en distintos puntos del hotel y de la playa.

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