Capítulo 56/2: ¿El porqué?

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Capítulo 56/2.
¿El porqué?

05 de Enero del 2010.

04:37p.m.

Mónica.

Camino por el jardín despacio, toco las rosas y las hojas de las pequeñas plantas.

Mi cabeza duele un poco, escuchó la risa de mis hijas. Ellas juegan en el castillo que Luciana les instalo.

Sebastian corre hacia la izquierda mientras Eva trata de alcanzarlo.

Ava esta tirada en el pasto, Luciana le hace cosquillas.

Todo parecía tan feliz aquí, todo parecía tan tranquilo que tal vez y me podía tragar un poco de todo lo bueno.

Pero, no podía. No podía hacerlo.

—¡Mamá! — escucho gritar a  Eva. Le sonrió mientras ella me saluda con su mano.

Yo hago lo mismo mientras siento la mirada de Luciana.

Ella me decía que tenia que ser fuerte por mis hijos, que ellos me necesitaban y no tenían culpa de nada.

Y tenia razón, ellos eran niños, niños sin culpa algunas pero tenían algo que yo no soportaba.

O simplemente no soportaba ver a Pato y pensar que le arrebate a su padre.

Sigo caminando por la orilla de los arbustos hasta llegar a las rosas que están plantadas.
El olor a fresco rápidamente inundan mis fosas nasales, acarició una cuantas y recuerdo las palabras de mi madre.

Las mujeres somos como rosas...

Me acercó a oler una, esta algo húmeda pues parece que la acaban de regar... Levantó mi cabeza pero algo llama mi atención. En la rosa siguiente hay un papel.

En arco mis cejas y volteo a ambos lados para que nadie me vea. Lo tomo de prisa y camino un poco más para abrirlo.

Un corazón, tres palabras y una firma...

Te sigo observando.
Román Montalvo..

El corazón esta hecho con sangre, con sangre de algún ser vivo. Tiro la nota de prisa. Mi corazón se acelera y empiezo a mirar a los lados.

—Ya no me hagas más daño, ya no me dañes más... Estoy arrepentida, te juro que los estoy pero, ya dejame en paz ya no quiero sufrir así...

Aprieto mis puños clavándole las uñas, veo a Ramón correr hacia mi.

Mis lágrimas empiezan a mojar mis mejillas, ya no es raro que siempre este empapada en llanto.

—¡Él esta cerca! ¡Él quiere hacerme daño! — grito mientras siento unos brazos abrazarme.

—Todo esta bien amiga, todos estamos aquí, no estas sola y nadie quiere hacerte daño. —Luciana me susurra al odio, yo me aferro a su espalda.

—El señor esta cerca, el señor esta aquí.—Veo a Aurelio acercarse, rápidamente suelto a Luciana y lo abrazo a él. Sus fuertes brazos me estrugan en su pecho.

—Todo esta bien, Mónica. ¿Que paso? ¿Que te puso así?

—Una nota, él dejo una nota para mi entre las rosas.

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