Capítulo 48/2: Tú, mi vida.

254 5 6
                                    

Capítulo 48/2.
Tú, mi vida.

"Mientras ellos se ignoraban, sus sombras seguían mirándose fijamente."

Mónica.

Cuando la puerta de la habitación hace un pequeño "Clic" al cerrar, se que ya no hay vuelta atrás.

Isidro me tiende su brazo el cual sostengo con fuerza.

Mis tacones rechinan un poco con la duela. Vamos caminando hacia el elevador cuando nos encontramos con Flaco, uno de los escoltas de Guadalupe. El habla unas cuantas cosas con mi hermano, parece que hay problemas con la seguridad, alguien trato de colarse. Isidro sigue sosteniendo mi brazo, yo con mi mano libre acarició unas cuantas veces mi vientre.

- Esta bien, baja y pide que detengan un poco la celebración. Tenemos que arreglar esto antes de exponer a todos haya afuera, dile a Chacorta y a mi hermano que los esperó en recepción.

Flaco asiente mientras se pierde por el pasillo hacia el elavador.

- ¿Todo bien? - le preguntó a Isidro y el niega.

- Tenemos que recorrer todo el perímetro y asegurarnos que esto no sea una falsa alarma. Cualquier persona de las que están aquí corren peligro.

- O más bien nosotros lo corremos, no debes preocuparte tanto hermano, estamos bien cuidados - respondo tratando de darle ánimos.

- Me preocupa por qué no sabemos quién es él nuevo enemigo - dice mientras yo siento mi sangre helar.

- ¿Un nuevo enemigo?, ¿y si es el señor Letrán?

- No lo es - responde Isidro soltando mi brazo - Creemos que es una "venganza" o algo parecido, cuando nuestros padres vivían tenían muchas amistades buenas, pero cuando mamá murió, papá se alejó de todas ellas y solo un hombre de su fiel confianza se quedo. Él nos hizo daño Mónica, muchísimo más del daño que tal vez puedamos imaginar.

Siento a Isidro tenso, su mandíbula tiembla un poco.

- ¿Por qué abría de hacernos daño?, ¿Qué le hicimos nosotros?, Éramos unos niños ¿no? - Isidro asiente tomando mis manos.

- Tú eras una niña Mónica, cuando mi madre murió, papá se ahogo en el alcohol y por ser los hombres de la casa nos toco hacernos cargo del negocio. Yo tenía dieciocho y Guadalupe apenas quince. Fue duro dejarte sola en casa mientras salíamos de la ciudad. Nosotros no le hicimos daño a ese hombre, él solo estaba mal de la cabeza, o algo así. Nunca supimos por qué lo hizo. Solo, Guadalupe y yo hubiéramos querido cuidarte y cuidarnos más.

Parece que en unos cuantos segundo los ojos de Isidro ahora están llenos de lágrimas, algunas caen y resbalan por sus mejillas, otras simplemente caen estrellándose contra el piso.

- Ni siquiera sé que fue lo que pasó, de un momento a otro, todo esto ya era una pesadilla.

Yo recargo mi mano en su hombro mientras lo palmeo un par de veces.

- Isidro, no se que fue lo que paso, sabes bien que mi cabeza no da para mas recuerdos. Pero se, que Guadalupe y tu hicieron hasta lo imposible para mantenerme a su lado. Cualquiera de las cosas que haya pasado se, que no fue su culpa. Ustedes me aman, así como yo lo hago.

Isidro limpia algunas de sus lágrimas.

- Te amo hermana, te amo y siempre lo haré.

- Yo también lo hago, y nadie podrá volverme a quitar de su lado. Ustedes son mis héroes..

Dueños del Tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora