Capítulo 22/1: Esta con ella.

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Capítulo 22/1

Está con ella.

Mónica.

Después de que Aurelio salió de casa se hizo una gran pelea entre los guardias para buscar quien lo había dejado entrar si se suponía que todos tenían órdenes de darle plomo si se le ocurría regresar, pero tal parece que nadie se enteró de que había entrado.

Ya me imaginaba cuando llegaran mis hermanos la cosa se iba a poner peor así que mejor yo ya no me metí en esas broncas.

Me sentía mal, triste conmigo misma por lo que había pasado.

Triste por todas esas palabras que Aurelio me dijo, triste porque yo también le seguí el juego al decirle que mis hijas no eran de él.

Y desilusionada porque él se había ido con Ximena. Con la mujer del cartel contrario. Con la mujer que alguna vez pensé que era mi amiga.

Tenía unas inmensas ganas de tomar, de ahogarme en el alcohol y ya no saber nada de mí pero sabía que eso era imposible, mis hijas no merecían que yo les hiciera daño por un hombre como Aurelio.

Jure que no volvería a llorar por ese hombre que me hizo feliz, que me dio una de las mejores bendiciones y los mejores momentos junto a él.

Jure que ya no me iba a importar lo que hiciera, sólo me iba a importar lo que me pasara a mí o a mi familia pero cada vez que pensaba en él todas aquellas esperanzas que sentía se volvían a levantar así esto ya no tuviera pies o cabeza.

Me dolía mucho que la defendiera a ella y que no me defendiera a mí, me dolía que olvidara todo aquello que nos prometimos en cuestión de horas, me dolía que no le importará lo que yo aún sentía por él, me dolía que no me tuviera consideración estando embarazada y me hiciera pasar por estos disgustos pero en parte lo comprendía.

No sabía el dolor que él pasó cuando Letrán le dijo todos esas mentiras acerca de mi, no sabía el dolor que pasó cuando supo que estaba embarazada pero tampoco comprendía el por qué no me había venido a buscar desde que supo si tantas ganas tenía de que las mellizas fueran sus hijas.

Le di un sorbo al agua que Ramón había traído para mí. Él me ayudo a sentirme más segura de que ya nada malo pasaría y que averiguarían quien dejo entrar a Aurelio.

La pistola que había agarrado debajo de la mesa ahora estaba junto a mi mano. Yo la observaba con mucha atención cuando escuche que alguien abría la puerta, la tome entre mis manos y Ramón hizo lo mismo con la suya.

—¡Mónica!— escuche que gritaron, era Víctor.

Me pare de la silla aún con la pistola en las manos voltee hacia la puerta y lo vi entrar junto a Lilo.

—¿Por qué chingados le dijiste a Aurelio donde estaba?— le pregunte y extendí mis manos apuntando la arma hacia el pecho de Chacorta.

—Es lo que te vengo a preguntar—. Dijo el levantando sus manos. —Yo no le dije dónde estabas Mónica, además el Aurelio no sabe que yo te veo a ti sólo que veo a Luciana.

—Ay si y yo te voy a creer—. Rei sin bajar el arma.

—Mónica tranquila, baja esa arma que no vaya a pasar algo de lo que después te puedas arrepentir—. Ahora hablo Lilo.

—Tu cállate que ustedes no saben este grande dolor que tengo dentro, ese dolor de saber que la persona a la cual amo y es el padre de mis hijas hoy me odia y me dice zorra cuantas veces se le pega la chingada gana—. Grite dejando que las lágrimas corrieran por mi rostro. —Ustedes no saben todo lo que tengo dentro y todo por lo que he tenido que pasar, no me digan que me calme porque me enoja más que mi estupidez haya llegado a tal grado. Estoy tan harta de vivir en esto—. Solté al último. Mi mano temblaba mientras seguía apuntando a Víctor quien se acercaba más a la pistola.

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