Cap. 11

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La cabeza de quien se asomó era calva, y dudo mucho que Kai se haya rapado. 

- Vete de aquí, maldita zorra! - me gritó aquel pelado que parecía ser de una edad un poco avanzada, debería ser alguien con una gran jerarquía en la familia Kim. Tal vez el abuelo o el padre. 

Al instante veo como se ausenta por unos segundos de la ventana. Oh no. Iba a pasar algo malo, maldita sea. Debí haber investigado antes. Confirmé mis intuiciones cuando una bala impactó contra mi hombro izquierdo. 

- ¡Que te largues o te mato! - gritó el pelado con mucha más furia.

- Bien, me largo. Sabes? En casa tengo un par de pelucas, cuando quieras me las pides, sin compromisos. - dije sarcásticamente.

- Me haré una peluca cuando te arranque esa maldita cabellera.

 - Atrévase, gordo feo. 

En ese instante vi como me apuntó con su pistola. Como pude me escabullí del lugar escondiéndome detrás de un árbol. Tomé mi P99 de mi cinturón y lo apunté. El todavía estaba tratando de encontrarme con la mirada. A los pocos segundos vi como cayó al suelo. Vaya que mi padre me ha enseñado a disparar. Le di justo en la entre ceja. Cayó seco.

Salí lo más rápido que pude de la zona presionando mi herida, me dolía como puta madre. Estaba perdiendo mucha sangre.

- ___. ¡Espera! - cuando giré vi una figura muy conocida. Era Kai que por lo que podía ver, había venido a trote detrás mío.

- Oh, el gay. ¿También vas a balearme? Maldita sea, moriré aquí si sigo hablando contigo.

- Ven conmigo, mi hermana Sabrina sabe de estas cosas. 

- Que no. Trataré de llegar al hospital.

- Tarde, ella ya llegará. 

A lo lejos pude ver a una joven con una maleta en su mano, viniendo en nuestra dirección.

- ___, ella es mi hermana, está estudiando medicina.

- Claro, y yo seré su muñeco de práctica? Esto es grave, Kim. 

- No me temas, ___. Sé de esto. - dijo Sabrina, la hermana de Kai.

Ella se acercó y me tumbó al suelo. Luego se acomodó a un lado e intentó sacarme la bala.

- ¿ESTÁS LOCA? MALDITA HIJA DE PUTA! Quién te da clases? Un ciego?

- ___, cálmate, ¿qué dices? -  dijo Kai.

- Oh, vamos, que ignorantes son. Si me sacan la bala, podré infectarme, podré tener una hemorragia, o podré entrar en shock. Y moriré. 

Allí se desató una pelea, Sabrina se negaba a abandonar mi cuerpo. Por lo que agarré la maleta y como pude, se la estampé en la cabeza. Inmediatamente cayó al suelo, inconsciente.

- ¿Qué carajos hiciste? - gritó Kai.

Luego de eso se oyó una voz desgarradora. 

- CARLOS! DESPIERTA, CARLOS! 

Ups, con que el pelado se llamaba Carlos.

Al ver la cara de Kai, que daba a conocer que estaba preocupado, tuve que aclararle.

- No murió, estúpido. Está inconsciente. Encárgate de ella. 

Y así como así me retiré del lugar arrastrándome. Estaba perdiendo mucha sangre por lo que me apresuré a llegar a casa si no quería desmayarme en pleno camino y ser aprovechada por los animales que rondaban por allí. 

Al entrar a la casa, me recibió Claudio.

- ___!!! ¡¿Que te sucedió?!-

- Los Kim, me balearon. Ahora, arranca la puta camioneta de Carl y llévame, como vas. 

 - Bien, sube. Está en el granero. Buscaré las llaves y voy.

- Hice lo que me pidió pero antes de salir busqué alguna camiseta en el perchero. Agarré un buzo gris, debía ser de Lautaro, mi hermano menor. 

Corrí como mis piernas me dejaron hasta la camioneta de Carl. Una vez allí dentro me até el buzo bien fuerte para impedir que salga más sangre, era una práctica que solíamos utilizar mucho en la familia, ya que un buen trapo atado nos detenía la hemorragia y podíamos ganar más tiempo de vida.

Claudio no venía, y estaba comenzando a desesperarme. Me bajé del auto y salí del granero a ver por qué mierda no aparecía. Hasta que en el ancho pasillo que dividía el granero del establo, oí unos quejidos.

Me acerqué un poco y vi como Kai sujetaba a Claudio en una llave. Éste último sólo se quebaja, ¿qué no sabía deshacerse de una maldita llave? Veo que no le sirvieron de nada los trucos y consejos que papá le había dicho. Que inútil. 

Me fui hasta la puerta de mi hogar y subí rápidamente las escaleras para llegar a la habitación de Lautaro. 

Golpeé la puerta varias veces. y éste no contestaba. La abrí y el infeliz estaba en pleno acto sexual con Bárbara, la hija del doctor del pueblo. 

- ¿Otra puta de turno? Saca tu palito de ese hoyo y agarra un arma, uno de los Kim tiene a Claudio. 

Bárbara rápidamente se cubrió con unas sábanas. La odiaba, era una rubia completamente hueca, quién haya dicho que las rubias son huecas tal vez se ha basado en ella. Lautaro me miró furioso. 

- Vete ___. - dijo Claudio levantándose mientras recogía su boxer a rayas del piso. 

- ¿Qué? ¿Acaso no te importa tu hermano mayor? - dije incrédula. 

- ___...

- ___ nada, si prefieres quedarte aquí con una rubia plana y que no te la para, pues hazlo. Eres un marica. 

Así como así me retiré de su habitación. Si hay algo que me molesta mucho es que no piensen en la familia. Ya me las cobraré, y muy caro. 

No me quedaba de otra que llamar a Tony, mi primo, el hermano de las mellizas. 

- Tony, ábreme la puerta. Si estás haciendo cosas sucias abandónalas ya. Claudio está a punto de ser asesinado por un Kim. 

La puerta se abrió rápidamente y apareció Tony todo sudado.

- Oh no, ¿tú también estabas poniéndola?

- ___, que cosas dices. Estaba haciendo cinta. ¿Qué quieres?

- Bueno, agarra tu arma y ve al pasillo que está entre el establo y el granero. Uno de los Kim lo tiene a Claudio. Yo debo hacer otra cosa.

- La madre que la parió. Ya bajo. 

Bajé rápidamente las escaleras y tomé uno de los cuchillos del baúl que se encontraba en el hall. 

Mi destino era el cuerpo inconsciente de la hermana de Kai. La usaría de rehén. 

Mi hombro estaba muy mal pero tenía que arriesgarme para salvar a mi hermano. 

La tomé de los pies y la arrastré hasta el pasillo donde suponía estaba sucediendo algo.

Mientras me iba acercando se oyó un disparo. Mierda. Ojalá no sea lo que estoy pensando. 














Destructora (Kai y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora