Cap. 19

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—No somos nada pequeño, ¿porqué lo preguntas? —contesté.

— Porque no quiero que tengas novio

— ¿Y porqué no quieres que tenga novio?

— Porque eres mi mami. Ademas yo no se prepararme el desayuno solito. Y como tu se lo preparas a el chico también, creí que eran novios

— Mi pequeño está celoso —dije riéndome. Desde que llegó a nuestras vidas no deja de sorprenderme con sus ocurrencias.

Terminaron de desayunar y Kai aprovechó que los hombres de mi padre habían salido a buscar a Tobias. Bajó por mi ventana sigilosamente y me gritó:

— Volveremos a vernos!

No le di importancia y tomé la ropa que dejó en el piso para ponerla a lavar. 

Fueron pasando los días y con respecto a mi primo Tony, todo estaba tranquilo por el momento. Mi familia se estuvo repartiendo para ir hasta Texas a cuidarlo. Hoy era la amputación de la pierna de Tony y estábamos a punto de salir para la ciudad. Me tocaba ir en mi auto con las mellizas, Tomas y mi abuela. Era muy temprano, más bien, eran las 7:30 de la mañana, y la operación de mi primo era a las 10 a.m

Los hombres llegaron al hospital mientras que nosotros nos ibamos a la cafetería donde frecuentaba. Nos quedamos a desayunar y llevamos algo para los demás. Justo cuando estaba por salir del café en busca de mi billetera, vi a mi tía apoyada contra la pared del velorio en que estuvo mi tío. Llevaba puesto un vestido muy corto y sin mangas, junto con unos tacones de punta. Toda la pinta de una puta. Me pregunto porque vestirá así y que hará aquí a esta hora.

Cruzé de vereda y me acerqué a ella, que estaba perdida en sus pensamientos. 

—¿Tía?

— Me llamo Alexa. 

—¿Que carajos haces aquí?

— Trabajo.

— ¿En qué trabajas? 

—Atendiendo a los hombres. Tú sabes, esto es lo que te espera.

— ¿Acaso te volviste loca? ¿Tu hijo Carl, no te importa?

— Ya está lo suficientemente grande como para valerse por si mismo. 

— A él también le afectó la muerte de mi tío. 

— Vete de aquí. —dijo mientras caminaba hasta un auto que recientemente había estacionado enfrente nuestro. Intercambió unas palabras con el conductor y subió al vehículo. Antes de que arrancase, me saludó como si fuese una top model. Vaya, no la reconocía.

En fin, volví al lugar, realicé el pago y nos fuimos directamente al hospital. Era un día lluvioso y frío, por lo que en medio del verano, tuvimos que abrigarnos. Que cosa.

Nos bajamos del coche y nos adentramos en el hospital. Mi primo estaba internado en el segundo piso, pero decidimos esperarlo abajo ya que allí se encontraba la sala de cirugías.

Mientras pasó el tiempo, decidí ir al comedor a buscar algo para mi primo Carl, que aún después del desayuno, quedó con hambre.

No podía creer a quien me crucé. Mas bien a quiénes me crucé. Kai y Sarah saliendo del consultorio de un ginecólogo. 

Los seguí hasta afuera del establecimiento y me acerqué hasta Sarah para girarla bruscamente. 

— Que hacías allí dentro.

— No es de tu incumbencia. —contestó fría.

— Me dices o te juro que la vas a pasar mal. Mas te vale que no le hayas hecho nada al bebé.

— Te saliste con la tuya, ___. Ya pasaron los meses límite para practicarme el aborto. Ahora deberé cargar con un feto que no hará más que darme problemas.

— Menos mal. Te lo repito como tantas veces, te pasa por ZORRA. Ruega para que no me entere de que intentas tomar algo o te "accidentas" intencionalmente. Conocerás a una Yeun enojada.

— Ya veremos que familia es la mejor, taradita.

—Tú lo dijiste, ya veremos. Y Kai, que decepcionada que me tienes. No creí que llegaras a tanto trayendo a tu hermana con el propósito de matar a un bebé. 

— Que no es un bebé, ___ es una cosa deforme que flota dentro del útero de mi hermana.

— Lo que va a flotar van a ser tus pelotas cuando te las arranque. Podrían al menos, abrir sus mentes como gratitud por salvarles el culo, desagradecidos.

— Si si si, nos vemos "cuñadita"

— Nos vemos zorrita. Adiós poco hombre.

Justo cuando los hermanos estaban por irse, un tipo que andaba circulando en bicicleta por la vereda, empujó a Sarah haciendo que esta caiga de cara al piso. Eso no me provocó más que enojo por lo que seguí a aquel sujeto. Lo detuve en una callejón de tierra, y lo golpeé a mas no poder. Fue allí cuando oí una sirena de policías. 

Ay no, por favor que no sea lo que estoy pensando. Me escabullí rápidamente por un tapial que daba, afortunadamente, al jardín de la cafetería donde iba siempre. Me llevé un gran alivio ya que suponía que esas personas podrían cubrirme. Me adentré por una puerta que vi, y que daba a un pasillo largo, en el que al final se podía ver las mesas del lugar.

Disimuladamente, me escabullí entre las personas y me fui volando al hospital.






Destructora (Kai y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora