- ¡Tomas! Quítate eso de la cabeza y ponlo en el lugar de donde lo sacaste. Tienes tus propios calzones para hacer eso. -dije regañándolo mientras me moría de vergüenza internamente.
- Es que los tuyos son más suaves. -dijo riendo mientras lo regresaba a su lugar.
- Entonces te compraré calzones de mujer!
- Ewww, no. -dijo imaginándolo.
- Kai, cuida al niño. Hoy dormirás aquí, los hombres de mi padre están rodeando toda la casa así que no tienes escapatoria. Mañana veremos.
- Entonces dormiré contigo?
- Ni lo sueñes.
Me retiré del lugar sigilosamente y puse traba en la puerta. Bajé hasta la cocina y preparé lo primero que se me vino a la mente. Sándwiches. Usé panes super largos para Kai y para mi y uno mediano para Tomas, ya que el no acostumbraba a comer mucho. Les puse jamón, queso, lechuga y tomate. Por la bebida no me preocupé ya que en la planta de arriba teníamos un bidón de agua. Justo cuando estaba buscando tres manzanas para completar nuestra cena, apareció Tobias. Seguramente con el mismo propósito que el mío, preparar la cena para nuestros "inquilinos", si así les puedo llamar.
- ¿Como pasó? -pregunté abandonando las frutas.
- La conocí hace aproximadamente un año cuando tuve que entregar mercancía en Bellville. La conocí de casualidad, ella estaba estudiando medicina, y a partir de allí comenzó todo.
- Pero es una Kim.
- ___. Eso no me impidió estar con ella, yo la amo. -dijo mientras preparaba un caldo de verduras y pollo para Sarah.
- Pero es peligroso. Joder, es que tu no entiendes. ¿La hiciste cambiar de idea?
- No. Insiste en abortar.
- Si no la haces cambiar de idea, te juro que la amarro en el sótano bajo siete llaves hasta el momento del p'arto. Y sabes muy bien que sería capaz de hacerlo.
- Lo sé. Trataré de hacerla entrar en razón.
- Y que quieres que sea? ¿Niño o niña?
- Cualquiera, me basta con que nazcan con buena salud.
- Oye... y, seré la madrina, no? -dije a la expectativa.
- Pues, no lo sé. Déjame pensarlo. -dijo haciéndose el tonto a lo que yo le di un puño en el hombro. - ¿Le dirás a papá?
- ¿Que me dirán? -preguntó mi padre apareciendo por la puerta de la cocina.
- Ehhh... Tobias quiere, ehh..
- Quiero empezar un curso de cocina. -dijo completando la frase.
- ¿Tu? ¿Un curso de cocina? -dijo riéndose. - Pues entonces dile a tu abuela que te guíe. Oigan, por qué traen tanta comida?
- Este, es que tengo mucha hambre.
- Lo dices como si no hubieras comido en un año. Sopa de verduras y pollo. - dijo papá acercándose a la olla en la que Tobias cocinaba. Metió un dedo y luego lo llevó a su boca para saborearlo. - Le falta un poco de sal, pero no está nada mal. Sírveme un plato y me lo alcanzas, ¿puede ser?
- Pero papá, hice poca cantidad y muero de hambre, de veras.
- Ay, no exageres, en el refrigerador hay más pollo y verduras. Por favor, alcánzame un poco.
- Está bien.
-¿ Y tú, jovencita? Tres sándwiches, ¿no te parece mucho?
- No, es que pensaba llevarle uno a John. -dije nerviosa.
- El comió, hace un rato. ¿Que te traes, ___? -dijo papá con un tono sospechoso.
- Era una pequeña broma, Tomas y yo vamos a hacer un concurso de sándwiches. -dije lo primero que se me vino a la mente.
- Oh, ese pequeño y sus ocurrencias. Bueno entonces, que descanses princesa. -dijo papá dándome un beso en la cabeza.
- Gracias, igual tú. Suerte Tobias. -me fui sigilosamente hasta la planta de arriba. Me dirigí a mi habitación y abrí rápidamente la puerta, como la cerré. No quería que nadie que pasara viera que tengo a un Kim en mi habitación. Cerré la puerta con seguro y me di la vuelta. Me pareció un poco raro lo que veía. Kai dormido y Tomas sobre él, aparentemente dormido también.
Llevé la comida a mi escritorio y opté por moverlos ya que no podían ir a dormir con el estómago vacío. Los moví un poco y el primero en despertar fue Tomas, a los segundos despertó Kai.
- Traje la comida, después duermen. -dije mientras Kai y Tomas se sentaban. Llevé la comida a la cama y cenamos en paz. Bueno, no en una paz absoluta ya que Kai me enviaba miradas a cada rato. Y claro, yo las evitaba.
- Oye, cariño, ¿sabías que vas a tener un primito? -dije intentando romper la tensión entre Kai y yo.
- Un primito para jugar conmigo? Siiii! -exclamó contento el pequeño.
- Todavía no sabemos si será niño o niña, pero igual jugarás con ella si es una niña, ¿verdad?
- No lo sé, puede que si. Si a ella le gustan los videojuegos. O podemos jugar a que ella es la princesa y yo soy un monstruo. -dijo el pequeño ilusionado.
- Si nace. -dijo Kai rompiendo el hielo.
- No entendí lo que dijo Kai, mami.
- Dije que a lo mejor no tengas ningún primo, ni ninguna prima.
- ¡Pero yo quiero un primo o una primita! Mami, quiero un primo para navidad. -dijo Tomas al borde de las lágrimas.
- No creo que papá noel pueda traerlo para navidad, pero te prometo que tendrás un primo, o una prima. -dije tratando de tranquilizarlo mientras le lanzaba una mirada penetrante a Kai.
- Repito, si nace.
- Eso ya lo veremos. -contesté.
Cuando terminó nuestro pequeño debate, junté los restos de comida y los coloqué arriba de mi escritorio.
Saqué un colchón y lo preparé. Kai y Tomas dormirían en mi cama, y yo en el colchón del piso. Mientras Kai hacía dormir al niño mediante caricias, yo me encargué de arroparlo. Luego, aproveché para apagar la luz y acostarme.
Pasó un rato largo y yo no podía conciliar el sueño. La última pregunta que Kai me hizo, seguía dando vueltas por mi cabeza. La verdad, era que sí. Si sentía algo por él, por más pequeño que fuese. Pero desde el momento que en que apoyó que su hermana mate a mi sobrino, los sentimientos se fueron a la mierda. Es un poco irónico, porque yo me opongo a que maten a un bebé, cuando yo vivo matando gente. Pero no se compara.
Sentí como mi colchón se hundió y a los segundos sentí un cuerpo abrazándome.
- ¿Tomas?

ESTÁS LEYENDO
Destructora (Kai y tú)
Fiksi PenggemarNoralí Yeun pertenecía a una familia narcotraficante. Un día, los Vélez quisieron tomar su territorio y comenzó una gran guerra de familias. ¿Alguna de éstas dos familias ganará? Para los jóvenes de las familias la guerra es casi inexistente.