Cap. 36

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Spencer me tuvo encerrada durante varios días en el lugar,  o eso supuse ya que no tenía noción del tiempo entre cuatro paredes que no dejaban entrar un maldito rayo de luz.
Pero lo que si sabía era que ese lugar era el mismísimo infierno con el mismísimo diablo y sus secuaces allí

Lincoln no dejaba de torturarme, con lo que fuese.
Me violaba cuantas veces quería, cuando y como quería. Usaba juguetes sexuales y hasta invitaba a sus colegas para tener relaciones conmigo. De las que yo, lógicamente no me podía zafar. Vale aclarar que además de sujetarme con esposas a la cama, también había colocado precintos y cadenas pesadas que hacían que mis muñecas no tengan sensibilidad ni movilidad alguna.

El primer día que me trajeron a el lugar en donde me tienen secuestrada, me habían colocado en una cama con barrotes de madera, la cual rompí ante mis intentos fallidos de escapar. Desde ese momento me cambiaron a una cama reforzada.

Además de violaciones, me golpeaba. Me abofeteaba, me daba puñetazos, daba patadas en mi estómago y también en mi vagina. También tenía el descaro de pellizcar mis pezones cada vez que lo desobedecía.
Esas y muchas cosas más.
Me dejaba sin comer ni beber cuantas veces quería. Y al baño sólo podía ir cuando llegaba Patricia, la mujer que sirve para él bajo amenazas. Sólo venía un momento al medio día y se iba.
Era todo una puta mierda.

Noté que la puerta había sido abierta. Se asomó Spencer.

— Hola, muñeca deforme —dijo sin escrúpulos. Se estaba acercando.

En sus manos traía un teléfono celular. Lo movía de acá para allá, lo agitaba y hacía todo tipo de movimientos con el. Como si estuviese tramando algo. Y la verdad, tenía miedo.

Se sentó en el borde de la cama sin mirarme y encendió el teléfono. Justo en ese momento me di cuenta de que era el mío.

—Bueno, como soy una buena persona, por así decirlo. Te daré una oportunidad de salir de este infierno como tú dices, angelito.

—Ten mucho cuidado sobre con quien tratas, maldito. —dije con todas mis fuerzas ya que mi boca estaba completamente hinchada. Elevó sus cejas levantando la mirada hacia mí y dijo:

—Mmmm... veremos cuánto te quiere tu noviecito. —buscó en mi lista de contactos y encontró su número.

—Si quieres mátame, pero no le hagas daño. Ni a el ni a mi familia.

—No me sirves muerta, cariño. Ahora cierra la boca.

El celular de Kai comenzó a sonar.

—Espera un minuto,  bro. —dijo a su amigo, un detective muy conocido por su familia. Al ver el nombre que aparecía en pantalla, su corazón comenzó a latir a mil por hora. —Es ella — susurró a su amigo.

—____, nena. ¿Dónde estás? —preguntó alarmado.

—Muy lejos de ti, bebé. —contestó Spencer con voz de mujer mal imitada. —Hola, Kim. —dijo regresando a su voz normal.

—Spencer. ¿Qué haces con el celular de mi novia?

—Eso no te importa. Si quieres a tu noviecita viva, te veo en el viejo molino que hay saliendo de Durango. Con la mitad de la mercancía de tu familia. O con la mitad de ganancia que generan anualmente. Tu sabes, depende de tu rapidez la estadía de tu chica aquí.

—Pero no puedo hacer eso. —y al terminar de decir esto, Kai oyó como una pistola estaba siendo cargada. Se asustó mucho.

—Entonces te paso a la dulzura de tu novia. Di tus últimas palabras, preciosa. Tu novio está del otro lado.

Spencer apoyó el celular sobre la oreja de ____.

—Habla. —susurró Lincoln.

—Kai —dijo ____ entre lágrimas casi inaudible.

—Nena, no te preocupes. Trataré de juntar todo. Solo esperame allí, ¿si? Recuerda que te amo, ____.

—Ven rápido, Kai. Mi cuerpo no aguantará más. —dijo su chica al borde del llanto. Y era verdad. Estaba muy golpeada y totalmente inmovilizada.

—Lo sé, nena. Lo sé.

—Ya ya ya —dije Spencer. —Tienes un plazo de 3 días. De lo contrario ya sabes el final de la historia.

Y Kai tenía miedo. Miedo por la vida de ____. Miedo por la reacción de su familia. Miedo por todo. Lo que más le costaría era sacarle droga a sus padres sin permiso. Nunca lo había hecho, ni él ni sus hermanos.

Marcó el número de teléfono de Tobias y le contó la situación.

El hermano de ____, también muy asustado, decidió contarle a su padre. Por lo que reunió a la familia en el quincho de las barbacoas.

—Spencer Lincoln tiene secuestrada a ____.

—No, no me estarás hablando enserio hijo. No. —dijo Jacob sin creerlo. Saber que el asesino más temido en el mundo de la mafia tenía raptada a su hija le causaba temor. 

—¿Qué es secuestrar? —preguntó Tomas inocentemente.

—Robar, pequeño —le contestó John quien en ese momento lo tenía sentado sobre su falda.

—¿Se robaron a mi mami? —preguntó exaltado. Al ver que todos asintieron, el niño comenzó a negar con su cabeza. Enseguida se hicieron presentes las lágrimas. Tomas pasó de llorar a chillar, lo que hizo que Anne también lo imitara.
 
Claudio sobo su espalda.

—¿Cómo sabes eso? —preguntó Paulina. Tobias no sabía donde meterse. No iba a contar lo de la relación de Kai y su hermana.

— Tengo un amigo que ea detective, le hablé y consiguió ese dato. Ayer se comunicó con él.

—¿Cómo estará mi niña? Dios me la proteja. —dijo la abuela persignandose.

—Quiere la mitad de nuestra mercancía, o la mitad de nuestro ingreso anual.

—O sea 18 millones. Está loco —dijo Carl.

—Eso no importa. ¿Dónde es la entrega? —dijo Jacob.

—El viejo molino.

—Carguen sus armas y vamos.

Y así lo hicieron, Paulina decidió ir también mientras que la abuela, las gemelas y los niños se quedaban a la espera.

Una vez armados, se distribuyeron en los vehículos. Pero Tobias había olvidado un detalle importante. El único que podía entregar la mercancía era Kai. Y ahora sí que estaba embarrado.

—¡Tomas no está! —dijo la abuela corriendo hasta el coche de John.

Todos se alarmaron.

—Mamá, busquenlo con los vecinos. Mi hija no puede esperar. —había sonado un poco egoísta de parte de Jacob, pero era cierto. Sus hijos eran su complemento.

Kai recibió un mensaje de su cuñado.

"Conseguí el dinero. El problema es que toda mi familia se dirige hasta allí. "

"De todos modos iré. Allí nos vemos. Ahora me comunico con Spencer" respondió Kai.

Cuando los Yeun salían de Durango, oyeron un ruido en la cajuela del coche.

Destructora (Kai y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora