Cap. 8

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Kai y una chica de pelo largo, lacio y negro. Debía ser alguna enfermera por su manera de vestir. Estaban de lo más tranquilos tomando un café y riéndose de no sé que cosa. Así que me dejó plantada en el baño por quedarse con esa. Bien. 

Tenía que cruzar el comedor ya que luego estaría el hall de entrada y finalmente la salida. A mi izquierda había pilas de bandejas rojas, por lo que tomé una y sigilosamente tomé una manzana. Él estaba tan perdido en su conversación que ni siquiera se percató de mi presencia. Llegué al final del comedor con la puerta del hall en mis narices. 

No me iría de allí sin hacer alguna maldad. Y se me ocurrió algo. Deslicé la bandeja por el suelo, quién sabe adónde habrá ido a parar. Me quedé con la manzana. Kai se encontraba de espaldas a mí, a unos 15 metros, y la simpática enfermera enfrente suyo, con su hermosa cara apuntando para el lado del lugar en donde yo me encontraba. Abrí la puerta del hall y salí. La dejé entreabierta y desde allí lancé la manzana con todas mis fuerzas hasta que impactó con la nariz de la enfermera que estaba ligando con Kim. Cerré la puerta rápidamente y salí pitando del hospital. 

Bueno, era de madrugada y yo no estaba armada. Cualquier violador podría andar suelto por la ciudad. Por suerte aún había gente transitando por las calles, tal vez rumbo a sus trabajos o saliendo de ellos. En la esquina de la cuadra de enfrente del hospital había una cabina telefónica. Crucé mirando a mis dos costados ya que la calle iba y venía. 

Cuando llegué a la cabina me di cuenta de que no tenía un peso encima, así que comencé a buscar alguna que se haya caído del bolsillo de sus dueños. Para mi suerte encontré una muy bien camuflada debajo de unos papeles sin importancia. La coloqué en la máquina y marqué el número de casa. Ninguno de los Yeun teníamos celulares propios. Nunca nos interesó. 

Un tono, dos tonos, tres tonos y al cuarto recién me atendieron.

- ¿Bueno?

- Abuela? Soy ___.

 - HIJA! Adónde estás? Te estamos buscando desesperadamente.

- Eso no importa ahora. Pásame con Carl por favor, rápido. 

- Espera, creo que está con el pequeño en el establo.

- Bien, dile que se apure que es urgente. 

Pasaron unos 10 minutos y por fin habló Carl.

- ¿___? 

- Carl, escúchame atentamente. Balearon a tu padre. Vengan hasta el hospital central de Texas, y tráiganme un arma. Es urgente primo. 

- Mi padre? Hostia puta. Iremos para allá.

- No traigan a la abuela ni a Tomas.

- Bien, nos vemos. 

Corté la llamada y salí de la cabina. Ahora las calles estaban menos llenas que cuando salí hace un rato. Me sentía muy vulnerable sin mis armas encima. 

Justo antes de cruzar la calle, alguien tapó mi boca agarrándome de la cintura fuertemente.

Entré en pánico y utilicé una técnica bastante eficaz, golpeé a quien sea que fuera dándole un codazo en el pecho. Éste se soltó gimiendo del dolor. Me asombré cuando vi quien era. 

Era Kai. ¿Por qué demonios hizo eso? Podría haberle roto tres costillas para cobrar lo que me hizo anteriormente en el hospital. Pero no lo hice. 

- ¿Qué carajos haces? - grité.

- Te escapaste del hospital. 

 - No me escapé. Vine hasta aquí a hacer un recado. 

- No te creo. ¿Para quién?

- ¿Y por qué te diría eso a ti?

 - Porque te salvé el culo.

- Pues, deja se lo cuento a tu amiga, tal vez la breve respuesta te encantará más si sale de sus labios.

- ¿Mi amiga? ¿Hablas de la enfermera? Oh no, espera, ¿estás celosa?

- Creo que el que está volando de fiebre ahora eres tú, Kim. Pero que cosas dices. Y estoy muy apurada.

 . Bien, me iré. Pero con una condición. Mañana nos encontramos en el bar de Bob. Necesito hacerte unas preguntas. 

- Pregúntame ahora.

- No puedo, tu familia estaría de camino y pueden vernos charlando, pues las preguntas que tengo para ti no se responden con una palabra.

- Bien. Que sea después del mediodía, antes estaré entrenando. 

- Como tú quieras preciosa.

- No me llames así. 

Kai se marchó riéndose. Vi como llegó hasta su coche que estaba aparcado justo enfrente de la parada de ambulancias del hospital. 

Me metí rápidamente al hospital en busca de mi tía. Cuando estaba cruzando el comedor vi la manzana y reí para mis adentros. Fui  hasta donde se encontraba y la recogí. Me la guardé en el bolsillo de mi campera. 

De camino a el pasillo donde se encontraba la habitación de mi tío, vi a la enfermera con toda su nariz vendada. Vaya, no creí que mi golpe fuese tan fuerte. Pero se lo merecía, por su culpa Kai me dejó plantada en el baño.

Unos pasillos más adelante, vi a mi tía un poco más calmada con sus codos apoyados en sus piernas. Me acerqué a ella.

- Tía, Carl ya está al tanto de la situación de mi tío. Vendrán tan pronto como les sea posible. 

- Gracias por hacerme ese favor, ___. 

- No hay de qué, te dijeron algo sobre como sigue?

- No todavía, lo están operando. 

- Bien. ¿Por qué no vas a descansar un poco? Sé que tienen su propia casa aquí en la ciudad. Puedes ir tranquila, cualquier cosa yo te llamo, si?

- Pero ___, es mi esposo y está luchando por su vida. Necesito estar aquí cuando el despierte.

- Tú también debes estar bien. Cuando él despierte no querrá verte toda demacrada, sabes como se pone cuando alguien de la familia se pone mal. Anda, a la primer noticia de hablo, vale?

- ¿Me lo prometes?

- Por lo que más quieras, joder!!! Vete tía. Yo te hablo.

- Confío en ti ___.

Y sin más se marchó lentamente del lugar. Miré el reloj y eran las 5 de la madrugada. Supongo que Carl llegará a dentro de una hora más. Nuestro pueblo estaba un poco alejado de la ciudad pero eso no nos impedía venir a negociar. 







Destructora (Kai y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora