Capítulo 38: Rubén

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Estabaha ciéndome unas pajas con Ellen Page cuando me llamó Inma [Rubencioplz, no me toques con esa mano (mentira, hazlo xD)]. Me cagué en todo y colgué. La muy puta volvió a llamar, así que agarré el móvil y respondí de mal humor.


-¿Qué quieres? -pregunté. Esperaba que no se notara mucho mi enfado, pero que te corten en mitad de una paja no era nada agradable.

-¿Qué coño te pasa? ¿Acaso te estabas masturbando o qué? -rió. Al ver que yo no respondía, rió aún más fuerte- Joder, soy adivina -parecía que fuera a explotarle un pulmón de tanto reír-. Vale, ya. Necesito que me recojas. Vengo de una boda y no he caído en avisar a alguien. Por cierto, ¿tendrías tiempo de hablar? Me refiero, si podríamos ir al parque de siempre.

-Sí, claro. ¿Por?

-No es nada, tan solo quiero hablar.


Después de decirme dónde estaba, agarré el coche y bajé. Como se enterara el padrino, estaba muerto. Bueno, no tanto como el padrino, mi madre. Mi madre sí me arrancaría la cabeza si supiera que había cogido el coche sin permiso.


Llegué y vi a Inma sentada en un banco mirando algo en el móvil y sonriendo. Sería una foto nuestra. No hombre, era broma. Lo más probable era que ya estuvieran hablando por el grupo de pambisitos ese. Aparqué y me acerqué a ella por detrás, para que no me viera. Rápidamente, le quité el móvil. Lo que estaba viendo antes eran fotos del instagram de Justin Bieber. Por dios, ¿cómo le volvía a gustar? A ver, que a mí me gustaba ahora también, pero a ella le gustó, luego le dejó de gustar, y ahora ¿otra vez?


-Parece que no soy el único que querría estar haciendo otra cosa en vez de estar aquí. Apuesto a que, si fuera por ti, estarías en Estados Unidos violando a Justin.


-Es de Canadá -se quejó.


-¿Nos vamos?


Pregunté devolviéndole el móvil. Ella asintió y entramos al coche. Cuando ya llegamos a mi casa, dejé el coche donde antes, subí a soltar las llaves sin hacer ningún ruido y bajé con mi amiga.


Cuando llegamos al parque de al lado del instituto (al que íbamos siempre todos), nos sentamos en un banco. Estaba muy nerviosa, se le notaba de lejos. Le agarré las manos, para darle ánimos y le sonreí. Ella respiró hondo y se sentó recta, para estar más cómoda, supongo.


-Verás, ¿recuerdas la noche esa que se supone que estábamos Mangel y yo durmiendo en tu casa, pero en realidad estábamos de fiesta?

-Sí, claro, para no acordarme -reí, sin saber muy bien por dónde iba a ir la cosa.

-Pues al principio no recordaba lo que había pasado después de cuatro copas. Sin embargo, lo que no te conté era que me fui acordando de cosas -Mierda. El beso. Por favor que no me saque el tema del beso-.Y resulta que... Bueno -No, esto no era bueno. Ya se estaba empezando a acobardar. Esta me iba a hablar del beso-, me acuerdo que tú y yo nos besamos.

-Ya, estábamos bebidos.

-Déjame acabar, por favor. Vamos a ver, que resulta que otros días que quedábamos, hacíamos cosas que harían unos amigos cualquiera. Sin embargo, a mí me parecían especiales. Que sí, que sé que ir de la mano no tiene nada de especial, pero yo sentía mariposas en el estómago cada vez que estábamos así. O cada vez que me abrazabas. Bueno, y eso es todo.


Yo no tenía palabras para esta bomba de artillería que me acababa delanzar. ¿Cómo diablos reaccionar a esto? Mi mejor amiga me decíaque estaba enamorada de mí. Era algo increíble. Cuando la besé megustó, incluso quería repetir. Cuando la abrazaba también sentíacosas, y cuando preguntaban si éramos novios me sonrojaba, comoella. La respuesta era clara...




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