Capítulo 25: Rubén

61 6 5
                                    


Cuando Inma volvió del baño, le pregunté qué había estado haciendo, luego reí. Ella me dio un codazo y rió también.


-¿Por qué siempre piensas cosas de ese estilo? No, no me estaba masturbando. Gilipollas -me contestó enseñándome el dedo corazón.

-Es verdad -dijo Jagger, que estaba detrás de nosotros. Por cierto, me enteraba ahora-, porque ya le estaba dando yo... TURN DAWN FOR WHAT??-gritó saltando y corriendo como un loco.

-¡Capullo!-gritó mi amiga riendo- No es así, es "Chan chan for güan".


Reí y le pasé el brazo por los hombros. Seguimos andando hacia la salida y le di un abrazo de despedida. Nos íbamos a ver mañana, pero siempre hacíamos eso. Sí, tú pensarás que yo soy un marica, pero me da igual. Volviendo al tema, que justo cuando me vuelvo y me montó en mi skate, escucho a Inma gritar. Me giro para mirarla y veo que está mirando el reloj con cara de que va a morir. Le pregunté qué le pasaba y me contó que su madre iba a acuchillarla nada más llegar, porque iba a llegar muy tarde. Después de reírme como un loco, le dije que fuésemos a mi casa y que le pediría al padrino que la llevase.


Llegamos al piso donde vivo y subimos las escaleras. Llamé al timbre y me abrió mi hermana. Después de darle un cariñoso beso en la mejilla, solté el skate y busqué al padrino. Cuando lo encontré, le dije lo que había pasado y me dio las llaves del coche. ¿Qué coño? ¿Me dejaba conducir? Pero no tenía el carne. Este tío estaba loco. Daba igual, yo cogí las llave y bajé.


-¿Qué se ha fumado este tío, chaval? -preguntó Inma riendo.

-Si te digo que no tengo ni idea, ¿cómo te quedas? -pregunté imitando a nuestro amigo Dalas.


Nos montamos en el coche y encendí el motor. Joder, qué raro era. Siempre que conducía venía el padrino para ayudarme y eso. En fin, ¿qué más dará? La llevé hasta su casa y, justo cuando bajaba la calle para llegar a su puerta, una vecina vació el cubo de agua desde la terraza. Justo encima de ella. Después de varias disculpas por parte de la vecina, varios insultos por parte de mi amiga y muchísimas carcajadas por la mía, entró en su casa y pude escuchar a su madre gritar.


-¡Niña! ¿Qué coño has hecho? Has llegado muy tarde y estás empapada, te vas a enterar, te quedas este viernes sin salir -ya os podéis imaginar el resto.

-Lo siento, mamá. Esta tarde tengo que quedar para hacer un trabajo de matemáticas. La profesora pidió voluntarios y Rubén y yo levantamos la mano, así que lo vamos a hacer juntos. Es sobre el Número de Oro.

-Puesme da lo que viene siendo igual, ¿sabes, niñata? ¡Solo pensando enti misma!

-Mamá,lo primero, solo es un trabajo para subir nota. Lo segundo, no gritesque se van a enterar hasta en casa de Mangel.

-¡Túte callas!


Despuésde eso, cerraron la puerta y no las escuché más. La madre erabajita y gorda, con aspecto simpático. Pero luego, le hacía cadaputada a Inma...


Volvía casa con el coche intacto. Cuando mi madre se enteró de que elpadrino me lo había dejado, casi le da algo. Se inició la terceraguerra mundial, que terminó en una tregua por parte del padrinopidiendo perdón mil veces. Luego, almorcé un plato de lentejas...Sin comentarios sobre eso. Cuando terminé, me lavé los dientes ehice unos cuantos deberes hasta que me pareció la hora y fui a casade Inma.



Hoy SéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora