Corrí tras Leidy y aunque soy más veloz que ella, me llevaba ventaja. Lo que me había dicho me tenía muy asustada. Ella entró por un callejón sin salida, pensé que ya la había atrapado pero cuando entré allí, no estaba, había desaparecido como sólo ella sabía hacerlo. Vi su sombra en la pared, estaba en el techo de una casa vacía. Intenté subir pero no pude. Tendría que saber volar para poder llegar hasta allá arriba. Lo intenté una vez más porque de alguna manera debía haber subido ella. Pero no lo logré.
Me fui al parque a descansar un poco. Tenía hambre y sueño pero no quería ir a mi casa aún. El calor era terrible a esa hora de la tarde, por eso me acosté en una banca bajo un frondoso árbol que de vez en vez me arrojaba hojas secas. El parque estaba vacío como mi estómago, hasta me daba un poco de miedo tanta soledad. El sol se colaba por entre las hojas del árbol y fui transportada a un bosque por el cual iba corriendo a toda prisa. En ese bosque también se sentía mucho calor. Mientras corría, vi a Leidy y a Sandra que se me acercaban con sus ojos, la una, violetas y la otra, azules. Leidy se me acercó, me tocó el rostro y sus manos eran tan frías como la lluvia y comencé a sentir un frío igual al de sus manos. Me desperté. Comenzaba a llover-típico del impredecible clima de Girón- y yo me encontraba allí, en esa banca, sola, un poco lejos de mi casa. Me levanté, salí corriendo hacia mi casa pensando en lo que diría mi mamá y me detuve frente a la casa de un amigo para ver por la ventana.
- ¡Las tres de la tarde!-exclamé al ver la hora en el reloj de la sala y me fui corriendo a mi casa.
La lluvia comenzaba a caer más fuerte. Llegando ya a casa vi a Leidy sentada junto a la ventana de su habitación con el gato en sus piernas y sus ojos, de nuevo, color violeta. No le dije nada, preferí entrar a mi casa porque necesitaba almorzar.
- ¡Vanessa! ¿Dónde estabas? Me tenías muy preocupada-me gritó mi mamá tan pronto entré.
-Una compañera arrojó una trampa en el puesto de Leidy y la profesora creyó que ella estaba haciendo trampa y la castigó. Estuvieron hablando un buen rato hasta que la profesora hizo repetir la evaluación a Leidy.
- ¡Ahmm! ¿No tienes hambre?
-Sí, mamá. Me estoy muriendo de hambre.
Mi madre fue a la cocina a servirme el almuerzo mientras me cambiaba de ropa en la habitación. Miré por la ventana y mi vecina Leidy ya no estaba donde la había visto al entrar. Escuché el llamado de mi madre y bajé al comedor.
Almorcé con muchas ganas. Pensaba en todo lo hablado con Leidy antes de llegar al barrio y al recordar su última línea, tuve que ir rápidamente al baño a vomitar. Todas las cosas que ocurrían cada vez que estaba cerca de ella me hacían creer que sí podría morir.
Al siguiente día no iría a clase. No vería a Leidy y era algo que me convenía porque esa era la verdad, no quería verla. Ya me daba la impresión que era la "calaca" y que venía por mí.
El miedo se concentró en mi estómago y me hizo vomitar de nuevo.
* * * * * * * * * *
¡Hola! Sólo espero que no hayan estado comiendo durante este capítulo jejejejeje. Pero hay que analizarlo bien: cuando Leidy dice que algo sucederá, efectivamente sucede. Así que si ella te dijera que te vas a morir, ¿no te daría miedo? Si lo deseas, puedes dejar tu opinión en la caja de comentarios. Bueno, espero que hayan disfrutado el capítulo y de ser así, me pueden regalar un voto (la estrella no pica). Bye.
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EL GATO NEGRO
ParanormalEra un día como cualquier otro: las vacaciones de enero, jugar con los amigos en la calle... Para Vanessa todo era normal. Hasta que vio doblar la esquina a un auto y un camión de mudanzas. Del auto se bajó una familia entre ellos, una niña de su mi...