Seis meses habían transcurrido desde aquel trágico día en el que partiera de este mundo mi amiga Leidy.
En la última entrega de notas, a principios de septiembre, Angélica se llevó el primer lugar mientras que yo quedé en el cuarto por tener mi mente de luto y con Leidy en mis pensamientos. Pero, ¿cómo culpar de una mala calificación a un muerto? De todas formas, no me llamaron la atención ni mis padres ni mis maestros por quedar en tal puesto porque sabían de mi profunda amistad con Leidy y era lógico que me hubiese afectado su muerte y siguiera aún de luto.
Comenzaba octubre y se acercaba de nuevo la actividad recreativa de la clase de Inglés. Una aire de nostalgia nos invadió a Angélica y a mí. Esta vez la presentación sería el veinte del mes y planeábamos un homenaje a nuestra difunta amiga. El timbre de salida sonó.
—Aún no me hago a la idea de que Leidy murió—le dije a Angélica.
—Vanessa, no puedes pasar el resto de tu vida pensando en una persona que ya no está con nosotros. ¿Por qué no mantienes tu mente ocupada en otras cosas?
— ¿Cómo en qué?
—Como en música. Regresa a las clases de música y así te podrás olvidar par un par de horas de ella.
—Buena idea, Angélica.
—Vanessa, yo tampoco me he hecho a la idea de que Leidy murió. Creo que voy a entrar a clases de danza.
* * *
Esa noche decidí ocupar mi mente realizando ejercicios de Álgebra. Ya vendría noviembre y con él la entrega de notas finales. Mis padres y mi hermana no estaban en casa así que Randú y yo nos encerramos en mi habitación.
Angélica y el profesor Calixto, de Álgebra, me entregaron cinco hojas con ejercicios para resolver en casa. Bueno, la razón por la cual ocupé el cuarto lugar fue por estar cerca de reprobar Álgebra, una de mis materias favoritas porque me ayuda a ocupar el segundo lugar, por encima de mis compañeras. Yo prestaba atención, tomaba apuntes y participaba en esta clase, incluso estudiaba con Angélica en los ratos libres, antes de salir con Raúl y Luis a arrojarle piedras a los autos. Pero después de la muerte de Leidy mi mente se llenaba constantemente con los recuerdos de aquellos días en que explicaba Álgebra a mi amiga, por eso, desde que entraba hasta que salía el profesor Calixto, mi mente abandonaba la realidad y me embargaba una nostalgia junto con unos inmensos deseos de llorar.
Mientras intentaba centrar toda mi atención en los ejercicios de Álgebra, evitando la tentación de rascarle la barriga a Randú, sentí una mano en mi hombro izquierdo. Asustada, di media vuelta para ponerme de pie tumbando la silla en la cual estaba sentada y, con un movimiento torpe de mis brazos, arrojé al suelo los libros de Álgebra junto con otros objetos que tenía sobre el escritorio. Al mirar quien había posado su mano sobre mi hombro vi a una chica vestida de blanco, cabello negro y sus ojos de color violeta.
— ¿Por qué estás tan asustada, Vanessa?—me preguntó.
El miedo se había apoderado de mi cuerpo y mi mente. Quise hablar pero de mi boca no salía palabra alguna. No podía creer que frente a mí se hallara Leidy a quien, seis meses atrás, se la llevarán sus extraños poderes.
—No tengas miedo, Vanessa, no vine a asustarte ni a hacerte reclamo por algo. Sólo vine porque quería verte.
Su suave y pacífica voz me llenó de tranquilidad. Sin quitarle los ojos de encima, levanté la silla y me senté. Aún no salía del asombro de ver una vez más a mi amiga Leidy que venía desde el mundo de los muertos y permanecía a unos cuantos pasos de mí esperando a que me calmara.
—Esto es imposible, debe ser un sueño o una pesadilla—dije—. Tú estás muerta o por lo menos eso es lo que yo creo.
—Sí, estoy muerta y al mismo tiempo preocupada por ti, Vanessa.
Randú se acercó con mucha alegría a Leidy para saludarla, ella lo alzó y comenzó a acariciarlo como solía hacerlo en vida.
—Leidy, ¡qué bueno que volviste!
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¡Hola a tod@s! Aprovecho este espacio para desearles un feliz año nuevo. Ya sólo quedan dos capítulos de esta historia. Por ahora estoy trabajando en un nuevo proyecto y, mientras tanto, puedes pasarte por mi otra obra llamada "Sangre", una novela vampírica romántica con un toque de humor y aventura. ¡Feliz lectura!
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EL GATO NEGRO
ParanormalEra un día como cualquier otro: las vacaciones de enero, jugar con los amigos en la calle... Para Vanessa todo era normal. Hasta que vio doblar la esquina a un auto y un camión de mudanzas. Del auto se bajó una familia entre ellos, una niña de su mi...