CAPÍTULO 37

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Ya habían comenzado las clases y Leidy no asistió durante los primeros días. Permanecía la mayor parte del tiempo en su habitación con el ventilador encendido. Yo le llevaba los cuadernos para adelantarse pero en ocasiones ni siquiera salía de su cama. Luego de casi dos semanas, Leidy volvió a clases, luciendo como un muerto viviente.

Era un sábado. Leidy y yo estábamos en el parque del colegio esperando a Angélica y Sacha quienes estaban en una tienda comprando jugo. Nos sentamos en los columpios a hablar de trivialidades, cuando ella repentinamente extrajo papel higiénico de su bolsillo y se lo llevó a la cara.

- ¿Te sangra la nariz?-le pregunté.

-Sí-. Se me sale el cerebro- y rió.

-No es gracioso.

Leidy permaneció en silencio y se limpió las últimas gotas de sangre antes del regreso de Angélica y Sacha. Decidimos llevar a Sacha al parque del colegio porque es más grande que el del barrio y no está invadido de mosquitos. El parque de juegos del colegio está abierto al público los fines de semana ya que tiene su propia puerta hacia la calle lo que lo hace casi independiente de la institución. Pero como el colegio se hallaba tan oculto a la vista de todos, el parque permanecía prácticamente vacío como ese día.

Desde que tuvo esa pesadilla, Leidy se hallaba muy aislada y distraída, con su mente divagando en pensamientos que no le respondían su pregunta "¿quién morirá?" y unas muy marcadas ojeras dejaron notar que había pasado muchas noches en vela.

- ¿Qué te pasa? ¿No te gusta jugar conmigo?-le preguntó Sacha.

-No es eso, es que no tengo ánimos para jugar, ya sabes que he estado enferma en estos días.

Yo sabía que a Leidy le preocupaba mucho su pesadilla pero ella no sabía que su actitud nos tenía a todos muy preocupados. Incluso Carolina Guerrero me preguntó si le había ocurrido algo muy grave a Leidy.

Mi amiga estaba muy inquieta. Caminaba de un lado a otro, se sentaba en una banca del parque, se levantaba e iba hasta la malla desde donde miraba hacia la calle y luego regresaba a su lugar en la banca. Yo preferí no mirarla más porque su comportamiento me ponía los nervios de punta.

Leidy se levantó de un salto y sus ojos se volvieron violeta. Pensó un largo rato. Se mordía la uña del pulgar. Recordó que estábamos ahí.

-Mejor me voy-dijo Leidy-, no me siento muy bien. Mañana jugaré contigo, Sacha.

Acto seguido, Leidy se fue caminando tranquilamente como si no hubiera nada que la preocupase. Fue en ese momento donde ella encontró la respuesta. Por la mente nunca me cruzó la idea de la tribulación tan grande que comenzaba a sufrir Leidy en su interior. Disminuyó el paso frente a la entrada, donde sus piernas no sostuvieron más su peso, perdió el equilibrio y tuvo que sujetarse de la reja para recuperarse. Angélica corrió hacia ella en su auxilio y mi hermana comenzó a gritar.

Yo me quedé inmóvil. No podía reaccionar.

* * *

Angélica tomó asiento junto a mí en el patio a la hora del descanso. Permanecíamos en silencio. Leidy llevaba tres días en cama. Sus pesadillas se habían convertido en dolor físico y su familia no daba respuestas concisas al respecto. La incertidumbre nos estaba torturando hasta la muerte.

-Hola niñas, ¿cómo sigue Leidy? -preguntó Alexandra Guerrero. Venía acompañada de Johanna Gáfaro y Nathalia Jaimes.

-No muy bien-contestó Angélica-. Hace tres días que no se levanta de la cama. Se queja de dolor, le sangra la nariz y vomita lo que come...

- ¿Y qué ha dicho el médico? -intervino Johanna.

-Eh...

A Leidy no la había visto un médico, sus padres no lo permitían.

-No sabemos-contesté-. Sus papás no dicen nada.

- ¿Podemos ir a verla?

Intercambié miradas con Angélica.

-Sí.

Aunque la visita le levantó el ánimo a Leidy, su salud continuó deteriorándose aún más.

***********

Hola a todas y todos. Ya nos acercamos al final de El Gato Negro. Los invito a pasarse por otra de mis obras, Sangre, la historia de Rosario, una joven que padece una rara enfermedad que la hace lucir y actuar como una vampiresa. Ella trata de sobrellevar su estado y sentirse orgullosa de lo que es, hasta que conoce a un vampiro real.

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