CAPITULO 24

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Hice lo que me pidió Raúl y fui ese mismo día a la casa de Leidy con la excusa de hacer una tarea.

— ¿Una tarea? ¿De qué?—preguntó Leidy.

—La tarea de Álgebra. Tú me dijiste ayer que no entendías el tema y quedamos en que yo te iba a explicar—mentí.

—Sí, creo que yo te dije eso pero no recuerdo haber quedado en que vendrías a explicarme. Pero sigue, vamos a mi habitación.

Entré y la seguí hasta su habitación. Randú estaba acostado en la cama de Leidy y al vernos sólo "maulló" y siguió durmiendo. Examiné al gato mientras lo acariciaba para saber qué tan normal era y aparentemente era normal así que lo descarté. Ahora seguía Leidy quien tenía los ojos color violeta.

—Leidy, tienes los ojos de color violeta—le dije como si fuera algo muy normal.

Ella se frotó los ojos que regresaron a ser de color café.

— ¿A ti no te parece extraño lo que me ocurre en los ojos?

—No. Es algo que te sucede todos los días que yo ya me acostumbré.

Necesitaba que Leidy saliera de la habitación pero por un momento pensé que sí era extraterrestre porque no salía ni para ir al baño. Pronto, mi amiga me confirmó ser humana y salió al baño, momento que yo aproveché para revisar el cajón donde había visto los naipes. Y allí estaban. Escondí en mi maletín dos naipes y vi en el cajón algo parecido a un péndulo que me llamó mucho la atención y también lo escondí en mi maletín.

Sentí los pasos de Leidy en el pasillo, cerré el maletín y comencé a revisar los cinco ejercicios de Álgebra que la había dejado a Leidy de los cuales uno estaba mal resuelto.

—Leidy, este ejercicio te quedó mal hecho.

— ¿En serio?

—Sí, mira, este número es negativo y aquí lo colocas como positivo, el resultado te dio mayor.

Le dejé a Leidy otros cinco ejercicios y me fui a buscar a Raúl quien jugaba video juegos con otro amigo, Luis. Él también era uno de mis amigos del barrio con los que siempre pasaba mi eterno tiempo libre arrojando piedras a los autos o jugando video juegos en casa de Raúl.

—Ya vamos a terminar, Vanessa—me contestó Raúl sin quitar los ojos de la pantalla.

— ¡No!—gritó Luis al perder frente a Raúl.

—Ahora sí, vamos Vanessa.

Fuimos al parque a sentarnos en la misma banca de siempre. Comencé a sacar todo lo extraño que había escondido en mi bolso y que Raúl examinaba con mucho cuidado y atención.

—Estos naipes son muy extraños, y dices que hay más así en ese cajón, ¿verdad?—me preguntó.

—Sí, también encontré este péndulo.

Raúl estaba muy distraído mirando los naipes como si fueran más extraños de lo que ya eran.

—Es un extraterrestre, sin duda—dijo Raúl dejado los naipes a un lado.

—Sí, un extraterrestre que disfruta de los juegos de azar.

Raúl sólo me miró pero no dijo nada más mientras tomaba el péndulo para detallarlo.

—Ustedes y sus extraterrestres, locos—dijo Luis saltando de detrás del árbol.

— ¿Qué haces aquí, Lucho?—le preguntó Raúl inmediatamente.

— ¡El loco eres tú, Luis Felipe!—repliqué— ¿cómo te atreves a espiarnos?

—Vanessa, eso no importa. Lo que sí importa es qué están haciendo.

Raúl le contó todo a Lucho para colmo de mis males. Ya éramos tres detrás del misterio de una pobre chica que en realidad no estaba haciendo nada malo. Raúl le hizo prometer a Luis que no le diría a nadie las cosas que le habíamos contado.

—Ella no es extraterrestre. Tiene un pacto con el Diablo—añadió Luis al debate—. O al menos eso es lo que dice mi nonita.

— ¿Por qué lo dice?—pregunté— ¿y por qué tienes que meter al Diablo en esto?

—Miren—tomó un naipe—, este naipe tiene una estrella de cinco picos que se utiliza para realizar los cultos al Diablo. Y este naipe—tomó el otro—tiene un círculo. La estrella de cinco picos se encierra en un círculo...

—Para hacerle culto Diablo, y lo sabemos—interrumpió Raúl.

Por un momento mi mente se alejó de esa conversación sin sentido y pensé que Leidy se había convertido en la atracción del barrio. En realidad, hacía mucho que no salía con Luis, Raúl y Angélica a caminar por Girón, pasando nuestro eterno tiempo libre arrojando piedras a los autos o jugando video juegos en casa de Raúl.

— ¡Exacto! Además ella quebró los cristales de tu ventana. Yo no creo que haya sido capaz de hacerlo ella sola.

—Fue el Diablo, ¿cierto?—interrumpió Raúl.

—Cierto, y no me interrumpas cuando hablo. Otra cosa es este objeto—tomó el péndulo—, creo que se llama péndulo, mi tía tiene uno. Yo les puedo averiguar para qué sirve.

— ¿Y puedes ir ya a investigar, Luchito?—le pidió Raúl.

—Sí, Raulito—contestó Luis.

Luis se fue corriendo y nos dejó solos en aquella banca donde me durmiera aquel lunes en el que Leidy y yo nos culpamos de una copia ajena. Raúl, mientras tanto, tomaba el péndulo y los naipes para examinarlos de nuevo.

—No podemos descartar la posibilidad que nos dijo Luis de tratarse de un pacto con el Diablo. Vanessa, ¿puedo llevarme los naipes?

—Sí, claro Raúl—contesté aún distraída.

—Es necesario saber quién es nuestra vecina.

Yo sólo pensaba que esto se estaba saliendo de control.

* * * * * * * * *

Saludos lectoras y lectores, ¿cómo están? Espero hayan disfrutado el capítulo. (Esta semana sí estuve juiciosa). 

Los amigos de Vanessa tienen mucha imaginación, ¿ustedes qué opinan? 

¿Será Leidy una bruja o un extraterrestre o tendrá un pacto con el Diablo? Alguien una vez me dijo que pensaba que Leidy es un ser interdimensional. Existen muchas posibilidades. Espero sus comentarios. Y si te gustó el capítulo, no dudes en darle clic a la estrellita.

Muchas gracias y hasta pronto.

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