CAPITULO 20

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Para colmo de mis desgracias, tuve que pedirle a Leidy prestados los cuadernos y así adelantarme en lo visto ese día. Quería pedírselos a Angélica pero mi madre pensó que era mejor con Leidy que vivía enfrente.

-Te extrañamos hoy en el salón-me dijo entregándome los cuadernos- ¿Qué te pasó?

-Estaba enferma.

- ¿Qué tenías?

-Vómito.

Leidy hizo un gesto de desagrado y miró hacia dentro de su casa buscando a sus atalayas y descubrió a Randú que en ese momento venía hacia la puerta. Este se sentó en la puerta a acicalarse. Su dueña lo llamó por su nombre pero el gato pareció no escuchar. Luego me miró Leidy a los ojos.

-Leidy.

- ¿Sí?

-Tienes los ojos violeta-di media vuelta y me fui.

* * *

Leidy pasó frente a la casa de Raúl, un amigo a quien conocía al llegar al barrio y con quien siempre pasaba mi eterno tiempo libre arrojando piedras a los autos o jugando video juegos en su casa. Raúl, de mi edad, siempre ha sido muy sociable y le gusta ser amigo de todo el barrio pero siempre tuvo problemas con Leidy porque ella nunca se relacionaba con sus vecinos-excepto yo-por eso, al verla pasar frente a su casa, le cerró el paso.

-Déjame pasar-le ordenó Leidy.

-No. Dime, Leidy, ¿por qué eres tan extraña?-le dijo Raúl con tono desafiante.

- ¿Ah?

Los amigos de Raúl, toda la cuadra, comenzó a aglomerarse a su alrededor y la tensión en el ambiente creció.

-No eres normal-continuó Raúl-. Nunca nos hablas, nos miras como si tuviéramos lepra... niñita rara.

- ¿Niñita rara?-el miedo ya se había desatado en el interior de Leidy.

- ¡Uy! Le dijeron niñita rara-dijo alguien.

Una a una las voces de los niños se unían y sólo se escuchaba una constante "niñita rara" entre ellos.

Leidy pareció perderse en sus pensamientos.

-No me molesten-murmuró. Leidy con una voz aparentemente serena pero con un rostro que reflejaba no seguir en la realidad.

- ¿Qué dijiste?-le preguntó Raúl acercándose a ella un poco más.

- ¡Que no me molesten!-y su voz se mostró contaminada con un poco de ira.

Acto seguido, los vidrios de la ventana de la casa de Raúl se quebraron en pedazos repentinamente. El foco de la sala estalló y el hogar de mi amigo quedó en penumbra.

Sandra salió rápidamente en rescate de su hermana, a quien tomó de un brazo y la llevó, casi arrastrando, al interior de su morada y refugio. El abuelo de Leidy se apresuró a cerrar la puerta ante la afluencia de los vecinos que salían de todas partes a ver lo que ocurría.

Decidí retirarme de mi lugar en la entrada para irme a mi habitación donde entré sin encender la luz para tratar de espiar a Leidy por la ventana que, por cierto, la de ella estaba abierta pudiendo ver a mi amiga sentada en la silla del escritorio llorando entre los brazos de su madre que trataba de consolarla. Quise gritarle algo desde mi ventana pero sabía que el bullicio de los vecinos ahogaría mis palabras. Sandra cerró la ventana y las cortinas.

Me senté en la cama, en la oscuridad que me había protegido de ser vista por la familia de Leidy, y traté de buscar una explicación a lo sucedido.

"Leidy puede dominar la realidad a su antojo".


* * * * * * * * *

Esto comienza a ponerse aún más interesante. Ya sabemos que Leidy puede predecir el futuro y, ahora, que puede dejar sin luz y sin ventanas a sus vecinos. Alguien, una vez me dijo que ella sabía usar la fuerza (la de Star Wars). Pensándolo bien, no habría sido una mala idea pero no se trata de un fanfic de Star Wars, intento ser original.

Bien, ¿qué piensas tú que es Leidy? Y, ¿qué harías si tuvieras una vecina así? Te invito a dejar tus respuestas en la caja de comentarios.

Y si te gustó el capítulo, deja tu voto, te lo agradezco enormemente.

Bye.


EL GATO NEGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora