Dos días habían pasado, y yo seguía sin saber qué hacer con la carta, aunque había quedado gastada ya que la había vuelto a leer y la había guardado bajo mi almohada por las noches.
Aunque era increíble lo que estaba pasando, aún no me hacía a la idea de estar comprometida, de dejar mi país, mi familia... mi hogar, y ¡todo por un extraño!
No sabía si contestar esa carta o no.
Después de todo, había sido un gran detalle. Un lindo detalle...
¡¿Quién hace eso?! ¡¿Quién tiene la atención de escribirle a su futura esposa desconocida?! Al menos cuando tienen asegurada una mujer. Después de todo era un hombre.Pero al final ... Era su prometida, aunque desconocida, al fin.
No había dejado de pensar en su carta, era increíble cómo a través de una carta, él se había metido en mis pensamientos. Solo una carta había bastado para al menos tener una esperanza en cuanto a nuestro matrimonio.
Terminé de hacer los deberes que me tocaban en casa, me puse a leer un rato en el jardín. Era sábado, mis padres habían salido y me había quedado con mi hermana. Quería olvidar el tema por un rato, pero ni siquier la lectura hizo que olvidara el tema.
Resignada cerré el libro con fuerza, y me dirigí hacía mi cuarto.
Al llegar tomé la carta ya un poco arrugada y la dejé sobre mi escritorio.
Salí a tomar aire, luego me senté en la pequeña terraza de mi cuarto, contemplaba el atardecer y sentí un hueco en mi pecho, ¿cómo podía dejar toda mi vida para empezar una al lado de aquel hombre?
Lo que me pedía mi padre era demasiado.
Últimamente todo parecía recordarme la boda. No soportaba la idea de casarme con alguien a quien no conocía. Él tenía razón, debíamos de buscar la forma de conocernos. Al menos así estos meses no serían tan difíciles de llevar.
Al final valía la pena, al menos tendría una idea de quién es él, o quizás lo podría convencer de que no se llevará a cabo la boda. Muchas ideas pasaban por mi mente.
Después de mucho pensarlo, corrí al escritorio. Tome papel y pluma y empecé a escribir...
Al otro lado del mundo, después de unos días
—¿Cuándo va a venir tu novia?—Me preguntó mi hermano, mientras nos encontrábamos en la cocina.
Claro que el no sabía mucho, y creo que tenía una idea muy romántica acerca de mi boda. Pero quién era yo para romper esos sueños de un niño.
—En menos de dos meses.— Le contesté rápidamente.
—Entonces... ¿Tu novia no estará en tu cumpleaños?—
—No, mi cumpleaños es en un mes, y ella llegará después, Emi.— Le contesté, mientras yo estaba a punto de darle una mordida a mi sándwich. Cuando de pronto, interrumpió de nuevo.
—¿Es bonita? Gian..— Esa pregunta sí me tomó por sorpresa, como le iba a explicar que ni siquiera la conocía, ni en foto.
—No lo sé, yo... No la conozco.—Dije dejando salir un suspiro.
—¿Como que no la conoces?... ¿Entonces cómo te vas a enamorar de ella?— Mi hermano había hecho la pregunta que rondaba por mi cabeza en los últimos días. Suspire y le contesté con sinceridad.
—Esa es una buena pregunta, pero no tengo la respuesta. Creo que tendré que averiguarla si quiero vivir feliz el resto de mi vida.—
Termine de contestar mientras dejaba mi sándwich de nuevo en el plato.Además esa respuesta había sido más para mí, que para él.Mi padre interrumpió el silencio que se había hecho luego de la pregunta inocente, pero llena de verdad de mi pequeño hermano.
—¡Gian, te llego una carta! Es de Alaira.—
—¿En serio? No pensé que me fuera a contestar, ya hasta iba a mandar otra...—Le contestaba a mi padre mientras tomaba el sobre entre mis manos. De repente me entró emoción y algo más... Nervios.
—¡Ábrela! Quiero saber que dice... Gian!— Dijo emocionado mi hermano.
—No Emi. Gian la tiene que leer solo.—Le decía mi padre a mi hermano. Mientras él me guiñaba el ojo en forma de complicidad.Los dos me dejaron solos, con la carta entre las manos, y yo sólo tragué saliva.
—Era lo que querías ¿No?, ya la tienes en tus manos... ¡Ábrela! Se valiente y ábrela...—Pensaba en voz alta. Creo que cualquiera que hubiera pasado y que me hubiera visto, en definitiva debía de pensar que me estaba volviendo loco, discutiendo conmigo mismo en voz alta.
—Pero y si me dice que no quiere saber nada de mi...
No pero no creo, no se hubiera molestado en escribir...—¡Basta, Gianluca, deja de hablar tu solo y léela!—Me dije a mi mismo mientras no paraba de dar vueltas alrededor de la barra de la cocina.
La desdoble a la par que una sensación extraña me recorría el cuerpo. No sabía si era emoción o eran nervios.Gianluca:
No sé cómo empezar, o qué escribir. Ni siquiera sé cómo dirigirme a ti.
Después de varios intentos de escribir esta carta solo decidí escribir tu nombre.Para ser sincera la llegada de esta carta me desconcertó. Y no podía decidirme si debía contestar o no. Pero al final...
Al final sé que tienes razón. Debemos al menos intentar conocernos de alguna forma.
Así que como tú me dijiste que me abrirías tu corazón... Yo creo que lo justo es corresponder de la misma forma.Siendo honesta; si me da miedo, estar comprometida con alguien a quien no conozco. Y no saber cómo es el hombre al que uniré mi vida hasta el final de ella.
Yo también creo en el amor, y por eso yo no estoy de acuerdo con esta boda, pero...
Sé también que es importante para mi familia...
¿Sabes? Lo primero que me pregunté fue ¿Por qué yo? Pues tengo una hermana mayor por dos años, ella tiene diecinueve. Su nombre es Camila.
Es ella quien es mi confidente, mi compañera y mi amiga. Aunque siempre quiere hacer todo conforme lo que dictan nuestras leyes y costumbres. Algo en lo que no muchas veces concuerdo con ella. Pues yo busco más...
Quiero aprender... Conocer... Viajar...
Algo que no es muy bien visto para las mujeres, al menos dentro de nuestra comunidad.¿Que más te puedo decir?... Tal vez que soy una loca romántica.
Que sigo creyendo en el amor, y de verdad espero que seas alguien de quien me pueda enamorar, de verdad lo deseo. Porque me aterra la idea de no encontrar la felicidad y el amor, nunca en mi vida.
Aunque la situación en la que estamos, no es fácil.
Ni una sola vez nos hemos visto, y no nos veremos, prácticamente hasta el día de la boda. Y tengo miedo, tengo miedo de... de ser infeliz, de no encontrar la felicidad, el verdadero amor a tu lado. De que nunca surja nada entre nosotros.
Creo que ni siquiera debería de estar contando esto. Pero me angustia mucho esa idea, y no se lo puedo contar a nadie, pues no me entenderían y tampoco me atrevo.
Te escribo con la esperanza de que al menos haya alguien que trate de entenderme, alguien que se preocupe por mí. Y ya que los dos estamos en la misma situación, espero que ese alguien seas tú. Quiero creer que en medio de esto pueda suceder un milagro, pueda suceder una historia de amor. Aunque quizás sea mucho pedir...Ahora soy yo la que deja su corazón en tus manos.
Soy yo la que desea que el destino no se haya equivocado.
Y la que espera que dejemos de ser:.. Los futuros esposos desconocidos.Alaira.
Termine de leerla. Y al no saber qué esperar, la carta llena de sinceridad, me había dejado sin palabras.
—¡Eso sí fue inesperado! Creo que vamos por buen camino, al menos se ve que es una joven sincera, tierna y romántica. No como la pesada de Zahra. Si no fuera porque uno de mis mejores amigo es su primo, no le volvería a hablar en la vida.
Alaira... No sabes lo importante que es para mí esta carta. Abre las posibilidad de que igual, nazca el amor entre... Dos desconocidos.—
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Destino
Historical FictionPrimavera 1975 Inicio de la Guerra Civil Libanesa ¿Puede nacer el amor en medio de una guerra?¿Entre dos extraños? ¿Bastaran solo unas cartas para que el amor suceda? ¿ Puedes enamorarte de la misma persona de diferentes formas? Según las costumbre...