— Ahora si no entiendo nada! ¿Cómo que perderlo? Si los dos se aman. Los dos han encontrado el verdadero amor. ¡Y ahora estas hablando de perderlo! De verdad que los nervios te están ganando.
—¡Eso no es cierto! Sé que si fuera por él nunca me dejaría! Pero no he dejado de sentir esto... Un hueco enorme en el pecho, y una angustia por saber como esta él. Si algo le ha pasado.
O si algo va a pasar. Es una sensación extraña, cómo si algo estuviera por pasar, pero quizá solo son nervios.
—Lo que tienes que hacer es, sentarte, relajarte. Y quitarte esas ideas de tu cabeza. Pronto serás su esposa y no habrá nada que los separe.
— Creo que tienes razón, solo son los nervios.— Dije no tan convencida.
El vuelo iba a salir en unas tres horas. Tres horas que se hacían eternas. Había algo que lo estaba demorando, eso es lo que habían voceado.
Después de un rato, y de comer algo, nos dirigimos hacia la sala donde tendríamos qu abordar el avión.
Ya todo estaba listo, se oyó como por el altavoz anunciaban nuestro vuelo.
Mostramos nuestros pasaportes y nuestros pases de abordar. Nos recibieron las aeromozas, para luego indicarnos dónde se encontraban nuestros lugares. Después de decirnos todas las medidas de seguridad, el avión empezó el despegue.
Miraba por la ventana, cómo dejaba todo atrás. Pero pronto empezaría a escribir una nueva historia. Incluso mi idioma y mi país los estaba dejando atrás, sólo Alá sabía cuándo volvería a pisar de nuevo éstas tierrras.
Pronto me quedé dormida, rindiéndome ante el cansancio de las noches en vela que había pasado en las noches anteriores.
Me esperaba un largo camino y unas largas horas para llegar a mi destino. A un destino que era conocido y desconocido a la vez. A un destino que tenía nombre Gianluca Ginoble.
Sentía cada vez más pesados mis párpados hasta que por fin me quede dormida.
Me vi vestida de novia, caminando entre hojas de maple que revoloteaban por el viento. Al final del camino se encontraba un hombre de espaldas.
Yo caminaba hacia él, sabía que era Gianluca, así que grité su nombre pero nunca volteó.
En seguida escuché la voz de una mujer.—El nunca será tuyo. Nunca estará a tu lado.
En seguida volteaba, pero no había nadie, volvía a mirar hacia dónde esta aquel hombre pero había desaparecido. Lo había perdido.
¡Gianluca! Grité desesperada.Fue entonces cuando me desperté, estaba agitada. Sin darme cuenta había dicho en voz alta su nombre, interrumpiendo por un momento el silencio del avión.
—¿Estás bien? ¡Parecía que estabas peleando con alguien!
—Si. Estoy bien. Solo fue una pesadilla.
Sin darme cuenta había dormido todo el viaje. Poco más de 15 horas. Y aun así faltaba media hora para llegar. El sueño había sido tan real, y además no presagiaba nada bueno. Lo único que pedía era que nada malo pasará. Estaba mi frente llena de sudor.
Miré por la ventana y se podía ver la Luna, era una Luna hermosa, muy grande.
Después de un rato el piloto anunció que iniciaría el descenso.
Que estábamos próximas a llegar. Entonces todo el mundo se acomodó, para empezar a descender. Era la primera vez que salía de mi país. Y quién iba a decir que sería para casarme y quedarme fuera de mi hogar.
Porque de algo estaba segura. Pasará lo que pasará no volvería en un buen tiempo.
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Destino
Historical FictionPrimavera 1975 Inicio de la Guerra Civil Libanesa ¿Puede nacer el amor en medio de una guerra?¿Entre dos extraños? ¿Bastaran solo unas cartas para que el amor suceda? ¿ Puedes enamorarte de la misma persona de diferentes formas? Según las costumbre...