Amor, tú estás lejos

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  *Casa de los Ginoble*

—¡¿Cómo es posible que después de dos años y medio, no hayan conseguido, traer de vuelta a mi hijo!

—Señor, su hijo fue enviado a la batalla, es imposible saber donde está. Lo único que sabemos es que tomó el entrenamiento militar y lo enviaron al frente de la guerra.— Contestó un hombre en uniforme militar.

—¡Lo único que sabemos! Son unos incompetentes, mi hijo ni siquiera debió haber dejado ésta casa. —Decía el padre de Gian mientras golpeaba el escritorio frente a él, estaba desesperado porque no sabía anda de su hijo.

—Ercole, fue un error, y créeme que quien lo haya propiciado, lo pagará caro. Todo estaba resuelto, para que ni mi sobrino, ni Ignazio, ni Gian tuvieran que ver jamás con la guerra.
Pero ahora él esta afuera en alguna parte de la guerra, y no podemos traerlo de regreso. Por desgracia, la guerra estalló demasiado rápido, acelerando todo sin que pudiéramos rastrearlo y traerlo de vuelta.— Decía Ashraf, el tío de Piero.

—Ashraf ¿Sabes lo que son 2 años y medio, sin saber nada de tu hijo? ¿Sabes lo que es, que tanto su hermano y su madre te pregunten de él, y no saber que contestar? ¿Acaso, sabes que es estar en la incertidumbre? De que tal vez esté...

—Ercole te prometo que seguiremos buscando.


*En alguna parte de la guerra*

Alaia ¿Qué estarás haciendo?¿Cuál habrás sido tu reacción? ¿Acaso me olvidaste?

Han pasado dos años y medio. Dos años en los que no había encontrado la forma de regresar a casa.
Dos años en los que no sabía nada de Alaia.

—Eres el amor de mi vida. Nunca pensé que nos separarían, y que sin razón alguna nosotros tendríamos que aceptarlo.

Durante un año me prepararon para ser un gran soldado. Y luego me mandaron a la guerra.
La guerra, un mundo despiadado, feroz, que no perdona ningún error.
Tu recuerdo es lo único que me mantiene vivo en este infierno.
Si supieras todo lo que he visto, todo lo que he tenido que hacer.
Creo que nunca querrías estar a mi lado, y tampoco creo que yo, siga siendo el hombre que tú te mereces.
Llevo muchas heridas, heridas en el alma.
Heridas profundas, no solo las de tu amor, si no las heridas del odio, heridas que solas jamás sanaran. Parece ironía que ahora después de tanto tiempo, te necesite más que nunca Alaia. Ahora más que nunca necesito aferrarme a ti, a tu recuerdo, a nuestro amor.
No me sueltes todavía de la mano, mi amor. Todavía quédate luchando a mi lado, aunque sea una última batalla.
Amor mio, tú que estas tan lejos no me olvides todavía.

—¡Ginoble! Es hora, se nos ha avisado que los enemigos están cerca. Y Ginoble... Al fin podrás regresar a casa, nuestros superiores aceptaron tu cambio a la base. Ginoble, esta es tu batalla final.

—Es hora Alaia, Amor, acompáñame en mi última batalla. Mi última batalla por ti, por mi, por nuestro amor.
Y si falló, ten por seguro que nuestras almas se reconocerán Alaia. De una u otra forma estaré contigo amor, aunque sea en otra vida, pero siempre estaré cuidándote. 

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