¿Ya le habrá llegado la carta? Creo que no debí de haberle escrito tan pronto lo que sentía. Pero de verdad necesitaba contárselo a alguien, necesitaba expresarlo. ¿Y quién mejor que él? Aquel hombre desconocido también estaba en la misma situación que yo. No podía imaginar que alguien estuviera feliz o ansioso por casarse con alguien a quien no conoce.
Esta angustia iba a acabar conmigo, si tan solo... Lo pudiera ver una vez.
Pensaba para mí misma mientras caminaba nerviosamente por mi cuarto.
Saqué de nuevo su carta, y el dibujo de su hermano. Era un dibujo de cosas que se suponía le gustaban a Gian. Entre ellas estaba el dibujo de unas notas musicales, el de una moto y el de una luna.
Para mi era como un acertijo. Aunque no podía imaginarme al hombre que me mandaba una carta y el dibujo de su hermano pequeño.
El tiempo pasaba, y cada que llegaba el correo a casa, salía corriendo para ver, si había alguna carta. Dirigida a mí.
Aunque me hacía la indiferente ante mi familia, no quería que me interrogaran o hicieran preguntas.
—¡Alaira! Creo que te urge por saber de él.— Dijo mi hermana Camila. Yo me sonrojé, sentí el calor en los mejillas. ¿Acaso era tan obvia?
—Sabes se me hace muy romántico, este intercambio de cartas. Es como si tuvieras un admirador secreto.—Dijo con una leve sonrisa.
—Sólo que en este caso sabes quién es, pero no sabes cómo es.
—No es un admirador secreto, pues ni él ni yo sentimos algo el uno por el otro. ¡¿Cómo crees, que me voy a enamorar, de alguien, que ni conozco?!
—¿Quién sabe? Igual y te enamora con sus palabras. Ya sabes lo que dices que las palabras son armas poderosas.— Dijo para molestarme. Luego ella se metió a la casa, y me dejó sola en el jardín, estaba mirando hacia la calle mientras el cartero terminaba de repartir por las casas cercanas la correspondencia.
—¡¿Como se le ocurre...?! ¡Que yo me puedo enamorar de él. ¡O podría!— Dije indignada.
Aunque Camila me había dado en que pensar, y un motivo más para pensar en Gianluca.
Esa misma tarde mi padre llamó a la casa diciendo que traería un invitado, aunque nunca me hubiera imaginado de quién se trataba. Al llegar el alboroto se armó en la casa e hizo que por ahora olvidará ese tema.
Papá nos dijo que el invitado era uno de los accionistas de la misma empresa que la familia Ginoble, y que venía por negocios a México.
—Les presento al Sr. Boschetto, él es uno de los tres dueños de la empresa que también pertenece a la familia Ginoble.—Dijo mi padre.
El Sr.Boschetto nos saludó de una manera menos informal. Cuando mi padre me presentó a mí, su expresión cambió.
—Tú debes de ser la prometida de Gianluca. ¿No es así?— Aquella figura me miró con gran expectativa, sentía como si me estuviera inspeccionando para ver si era digna.
—Si, mucho gusto.— Dije un poco intimidada. Aún no me acostumbraba a la idea. ¿Cómo podía a hacerme la idea de ser la prometida de alguien que no conocía siquiera?
—¡Vaya! Eres muy bella, Gianluca y tú, hacen una buena pareja. Tu papá, hizo una buena elección para elegirte a ti. Creo que tendrían mucho en común.
Se suponía que debía de sentirme alagada, pero solo me hizo sentir un poco incómoda. Ni siquiera a mi familia le permitía que tocarán el tema, pero oírlo de alguien más, me había hecho darme cuenta, que esto estaba sucediendo. Que realmente había un compromiso entre familias de cuál tal vez no podría escapar.
Por otro lado si aquel hombre le tenía aprecio a Gianluca debía ser por algo. Él parecía buena persona, alguien en quien podías confiar. Por lo tanto mi prometido podía ser igual. ¿O no?
¡¿Acaso había dicho prometido?! Algo me estaba afectando.
Después de las presentaciones , cenamos y no pude quedarme con la curiosidad.
—Entonces. ¿Su familia, posee acciones en la misma empresa que los Ginoble?—Pregunté, sin darle mayor importancia.
—Así es, somos tres familias fundadoras, las tres originarias de Italia. Los Ginoble, los Boschetto y los Barone.
Y ahora está tu familia, pues necesitábamos a alguien que hiciera conexiones aquí en Latinoamérica, y para hacerlo de manera más formal y que la empresa siga siendo familiar, se llegó a su compromiso. Aunque viéndote a ti y a tu hermana, con gusto hubiera propuesto a mi hijo, o tal vez el hijo de los Barone.
Pero Ercole, no lo pensó dos veces, pues la prima de Piero Barone, quien es el hijo mayor de esa familia, siempre ha querido a Gianluca, pero a sus padres no les parece esa relación, y tampoco a Gianluca. Claro que esa chica necesita algo que la haga sentar cabeza, pero Gianluca y ella se son tan diferentes, creo que eso nunca funcionará.
Aunque esa chica no quita el dedo del renglón. Y sabrá Alá que pase ahora que se entere de este compromiso.—Continuó el Sr. Boschetto comiendo.
¡Aha! Con que alguien quiere a mi prometido. ¡Ja! Pero es tarde, ahora es mi futuro esposo.
¡¿Pero qué dices?! Alaira ¡De verdad, que ese hombre te afecta! ¡Ni lo conoces! No puedes estar sintiendo... ¿Celos? No podía sentir celos de alguien a quien no conocía.
—¿Así, que las tres familias tienen un hijo?— Preguntó mi madre.
—Si. Bueno, tenemos un hijo cada uno, de casi la misma edad. Yo tengo también una hija mayor, los Barone tienen 3 hijos en total, y los Ginoble dos hijos.
Mmm...— Dijo interrumpiendo la plática, y el bocado del postre que estaba a punto de comer.
Mientras el Sr. Boschetto dirigía su mano hacia su saco. Seguramente hacía una bolsa que se encontraba en el interior.
—Por cierto Alaira, Gianluca te manda esta carta.—Dijo mientras extendía la mano con el sobre hacia mí.
—Gianluca sabía que iba a venir a verlos, y para que la carta no se tardará más, me encargó que te la diera.
—Gracias, Sr. Boschetto.
—¡Por favor, vamos a ser familia! Nuestros hijos son como hermanos! Llámame Vito.—
—Gracias, Vito.—
—Estoy muy a gusto, pero mañana temprano sale mi vuelo a Italia, así que me retiro.— Dijo cuando terminó de tomar el té y después de entregarme la carta para el asombro de todos, incluso para mí había sido una sorpresa, después de estar espiando al cartero para saber si había una carta para mí, ahora sabía que era por que Gian no la había mandado por correspondencia, sino más bien se la había encargado a Vito.
Después de nuestra visita inesperada, era hora de acostarse. Estaba sola en mi recámara, me había terminado de poner la pijama, y salí al balcón con la carta en las manos, ahora el sobre solo decía mi nombre en grande.
Alaira
Les recuerdo que a ésta versión le tengo mucho cariño, y perdón pero tenía unos 19 años cuándo la escribí, y era súper fan de IL VOLO, bueno aún soy fan, y de alguna forma escribir fanfics e imaginas cómo le llamábamos me dió valor para publicar mis historias.
Con cariño Val
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Destino
Historical FictionPrimavera 1975 Inicio de la Guerra Civil Libanesa ¿Puede nacer el amor en medio de una guerra?¿Entre dos extraños? ¿Bastaran solo unas cartas para que el amor suceda? ¿ Puedes enamorarte de la misma persona de diferentes formas? Según las costumbre...