Nuevos Sentimientos

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Contemplaba la luna, y había un viento fresco que acariciaba mi rostro. Suspiré. 

De verdad había estado esperando ansiosa una nueva carta de Gianluca. No tenía ni idea de la razón o mejor dicho no quería admitirla, pero quería seguir recibiendo sus cartas, saber de él. Y la llegada de su carta había sido una sorpresa. 

Ya todos dormían, pero yo no podía. La noche estaba un poco fresca, así que bajé de nuevo a la cocina, puse agua a calentar para hacerme un té de hierbas. Cuando sonó la tetera, me serví el té. 

Luego me llevé la taza a mi cuarto y me senté en la pequeña banca en mi terraza y abrí la carta de Gianluca. De mi prometido, de ese prometido desconocido para mí.

Alaira:

Gracias por abrirme tu corazón. Tenía miedo de que no quisieras saber nada de mí. De que nunca contestaras mis cartas. Pero me alegra que lo hayas hecho.

Respecto a lo que sientes... Bueno he de confesar que también siento lo mismo, así que te comprendo. A veces no puedo dormir pensando en qué pasará si lo nuestro no funciona. Pues si entre nosotros no nace el amor, nuestros padres nos habrán condenado a una vida sin felicidad. Y no se si podría soportarlo, aunque compartir lo que pienso, lo que siento es un alivio en parte. Creo que por algo debemos empezar.

Por otra parte me has cautivado. Quiero seguir conociéndote. Quiero saber más cosas de ti. Lo que te gusta o lo que no te gusta. ¿Qué es lo que haces por las tardes? No sé, lo que quieras contarme.

Pronto, será mi cumpleaños. Voy a cumplir 18 años. Todos están preparando un gran festejo, pero eso no ha distraído a mi mamá de continuar con todos los preparativos de la boda.

Si supieras, lo feliz que me has hecho, al escribirme. Pues me ha dado una esperanza. Tus palabras me reconfortan, ante la situación en la que nuestras familias nos han puesto.
Cuando llegues, hay tantos lugares que quisiera mostrarte, tal como te estoy mostrando mi corazón.

Aunque ahora le podré preguntar a Vito como eres, y así poder conocer más a mi futura esposa.

Gianluca

Acabé de leer la carta, y mi corazón empezó a latir más rápido de lo normal. Sentí un gran calor que inundaba mi interior. No había duda, Gianluca con cada palabra empezaba a meterse poco a poco en mi corazón. Era algo inexplicable, pero ahora me sentía emocionada. Estaba emocionada con cada palabra que él había escrito. Esposa era una palabra fuerte para mí, pero por alguna razón ahora esa palabra me ponía la piel chinita, me hacía estremecer el corazón. 

Ese hombre detrás del papel y la tinta me provocaba nuevos sentimientos. Me hacía sentir algo inexplicable, a pesar de que sólo tenía cartas de él.

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