Vestida de Novia

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Aunque no era así como me lo imaginaba, llegué por fin a la casa de los Ginoble.
Era una casa imponente, hermosa. Una casa que parecía más un palacio que otra cosa.

Yo ya traía puesto el vestido de novia, pues dado lo que había pasado, y que iba tarde para la boda, convencí a uno de los agentes de la aduana que me permitiera, cambiarme ahí. Y así, fue como los que estaban en la frontera vieron una escena muy divertida.
Pues imagínense saliendo de las oficinas de la aduana a una novia, corriendo a toda la velocidad, para llegar a su boda.

La entrada principal era hermosa, así que caminé y subí un par de escaleras; luego vi que la puerta estaba abierta. Y entré, aunque mis tíos y mi hermana se quedaron atrás.
Había muchos carros afuera, y suponía que todos debían estar desesperados por saber que era lo que había pasado con la novia.
Entré junto con mi hermana y mis tíos.
Al entrar nos recibió un hombre grande, vestido con un traje tradicional árabe. Él se presento como el mayordomo, y luego como iba vestida de novia, en seguida me reconoció, y nos dijo que lo siguiéramos.
Nos llevó por un pasillo largo, con grandes ventanales donde podía ver los preciosos jardines que rodeaban a la casa. Luego vi al fondo todo arreglado para la boda. Era realmente hermoso, además había mucha gente.
Subimos por unas escaleras y luego nos llevó a un cuarto enorme, blanco con hermosos muebles estilo victoriano.
Pero lo que más resaltaba era un enorme espejo, que estaba al fondo de la habitación.
Entonces me acerqué y vi mi reflejo.
De verdad me veía hermosa, traía puesto el vestido blanco, con un velo hermoso, y detalles con encaje; no el vestido que se usaba tradicionalmente en las bodas en Líbano.

Mientras me veía, de repente vi el reflejo de un joven que se había parado en la entrada de la habitación.
Era un joven que parecía de mi edad, alto, y el pelo negro ondulado. Era muy guapo.
Y mi primera impresión o más bien lo que yo creí era que era Gianluca, pero no le vi en el cuello aquel dije que le había mandado. Pero luego lo seguí viendo a través del espejo, tratando de encontrar alguna señal para saber si era Gianluca.

Y fue ahí, cuando vi que traía mi dije entre las manos. Entonces me voltee hacia él, y corrí a sus brazos.
Me sentí aliviada de estar ahí, de estar entre sus brazos. Me sentía al fin segura.
Pero aquel joven no reaccionó cómo yo lo esperaba, a decir verdad hasta había dudado en abrazarme, y cuando lo hizo no fue un abrazo muy efusivo.
Aquel joven, me llamó por mi nombre, con la voz entrecortada. Y luego besó la frente.

Entonces me preocupé, ahora mirándolo a los ojos, noté algo que no había visto antes.
Aquel joven reflejaba preocupación y tristeza en sus ojos.
Entonces puse mi mano sobre su rostro, acariciando su mejilla, pero el solo se quedó ahí parado.
Luego al fin, viendo lo desconcertada, que estaba, él tomo mi mano y suavemente la retiró de su rostro y luego volvió a decir mi nombre. Entonces entre mi desesperación y emoción por tenerlo ahí enfrente de mi al fin, iba a besarlo, sin importar nada, y el leyó mis intenciones.
Y entonces solo escuché.

—No Alaia, no lo hagas, yo. Yo no soy el hombre del que te enamoraste.

Mi confusión, creció aún más, no entendía nada.

Y solo atine a decir: ¿Gian?, en medio de mi confusión.

Ya sabe comentarios, likes, ¿planes para secuestrar a Zahra? ¿Qué será lo que en realidad pasó?  

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