Llegada

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Bajamos del avión por unas escaleras que llevaban a una explanada que se encontraba a la intemperie. Era un pasillo largo, donde también se podían observar a ambos lados, dos largas filas de militares con sus armas cargadas y listos para reaccionar a cualquier movimiento extraño. Apenas vi aquel extraño paisaje, y mis piernas temblaron. 

Gian me había hablado de la posibilidad de una guerra, pero jamás imaginé que las cosas estuvieran así de graves.
Tratando de mostrar cierta seguridad, pase entre aquel pasillo. Ante las miradas inquisitorias de aquellos hombres.

Llegamos al fin para recoger nuestras maletas, unos minutos después, empezaron a salir las maletas. Todo el mundo estaba un poco impaciente, hasta que al fin pude ver nuestras maletas saliendo. Camila y yo nos acercamos y las agarramos. Luego nos fuimos a formar para pasar la aduana, una fila que avanzaba lentamente.

Al llegar, nos pidieron pasaportes y una visa. De pronto sentí un escalofrió recorrer todo mi cuerpo.
Los agentes de la aduana, empezaron a discutir brevemente entre ellos en árabe, lo cual me hizo difícil entender lo que decían, pues yo nunca había aprendido árabe como tal.
Solo llegaba a entender algunas frases sueltas, pues mi papá siempre se dirigía en español a mi mamá, y por lo tanto nunca nos enseñaron a hablarlo.

Después de unos instantes, aquellos hombres sellaron nuestros pasaportes y luego llamaron por radio.

—¡Esos hombres, se traen algo entre manos!— Le dije a mi hermana.

— ¡De verdad, que estas paranoica! Ni que fuéramos personas importantes, o figuras públicas! Además estamos en un punto que está en medio de una guerra, ¿No crees que esa actitud es normal, en una situación, así?

—Creo, que tienes razón, Camila. Debo relajarme.
—¡Exacto! Eso es lo que debes de hacer. Ahora ayúdame a buscar a nuestro tío que quedó en venir por nosotras.

— Creo que ahí sí, no te puedo ayudar. ¡Apenas si me acuerdo de él!

De pronto Camila, pareció reconocer a alguien y se acercó a un hombre de unos 47 años aproximadamente, con el pelo negro y quebrado, además de unos ojos aceitunados hermosos.

—¡Sí que ha pasado el tiempo! Han crecido mucho! La última vez que las vi Camila tendría unos 6 años!

—¡Tío, gracias por recibirnos! ¡Somos familia! Además, de que estamos encantados con la noticia de la boda.

Luego el se dirigió, a mí.

— Vaya, así que tu eres la novia. ¿Acaso no te acuerdas de mí? ¿De tu tío Issam?

—No mucho, la verdad.— Dije un poco apenada.

—Bueno, eras muy pequeña.

— Y yo soy tu tía Yasira. Me da gusto poder tenerlas al fin, por acá.

—Bueno, bueno. Mujer mejor hay que apurarnos, nos deben de estar esperando ansiosos para conocer a la novia.— Dijo mientras nos apresuraba mi tío, creo que también a él le ponía nervioso la situación.

—¡Sí, tienes razón! Además hay muchas cosas que hacer y poco tiempo. Pues solo tenemos prácticamente hoy y algunas horas mañana, antes de que salgan hacia la casa del novio.

—Llegaron, a un pequeño pueblo donde, por lo que había entendido la mayoría era parte de mi familia de una u otra forma.

Llegamos y mucha gente empezaba a reunirse a los alrededores para ver quiénes eran los que llegaban. Pero primero bajo mi tío Issam, y todos al verlos dieron por hecho, que aquellas muchachas eran sus sobrinas.

En medio de la gente, llegaron a la casa, una casa muy acogedora, llena totalmente de la esencia árabe.
Mi tía en seguida puso varios platos, todos ellos contenían frutos secos, uvas o semillas.
Iban llegando visitas a la casa de mis tíos. Luego mi tía llegó con una hermosa niña de unos 5 años, y un niño de unos 14 años.

—Ellos son tus primos Alaia. Amara y Asad.

Salude a los niños, pero en especial a Amar,  me causaba una ternura enorme.
Aunque siempre me habían encantado los niños.

Después comimos y varias personas se habían quedado a comer, con nosotros.
Era comida exquisita,que a pesar de que tenía idea que existía, la forma de preparación era completamente distinta. A mí lo que más me había gustado, eran unos dulces hechos con agua de rosas.

De pronto cruzó por mi mente la idea de formar una familia, pues ahí se podía respirar una calidez impresionante. Y así pude entrever mi futuro con Gianluca.  

Por primera vez pude imaginar una vida con Gian, siendo esposa y siendo madre en unos años. Seriamos una familia.

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