Acabaron de subir las maletas al coche. Cómo estaba previsto solo viajaríamos mi hermana y yo. Mientras mis padres terminaban de arreglar algunos asuntos. Ellos saldrían hoy por la noche, para después encontrarnos en un pueblo cerca de donde vivían los Ginoble.
Me subí y mamá se despidió de mí, dándome un beso en la frente y un gran abrazo.El carro arrancó y yo solo vi que me estaba alejando de mi casa, de mis padres, de mi país, de la vida que conocía hasta ahora.
Yo casi no acostumbraba a vestirme cubriéndome todo el cuerpo y la cabeza, sin embargo por el viaje tenía que hacerlo. Había varias costumbres que sabía y que había aprendido pero no acostumbraba a practicarlas del todo.
Y por lo que sabía Gian tampoco. Creo que en parte era porque habíamos crecido con dos culturas diferentes además de la musulmana.Mi cabeza se encontraba llena de pensamientos, de ideas. Tenía que poner en orden mi cabeza, y en eso se me fue el viaje hacía el aeropuerto.
Pronto, sin darme cuenta habíamos llegado al aeropuerto y ya hasta habían bajado todas las maletas. Hace rato que mi hermana me estaba hablando y yo no había caído en cuenta. Ella misma abrió la puerta y fue cuando reaccioné.
—¡De verdad que tú te distraes con cualquier cosa!
Sin embargo no le respondí, estaba tan sumida en mis pensamientos. Pues también estaba pensando en la carta que le había mandado a Gian. Pensaba en cual podía ser su reacción después de leerla. Después de todo no tenia ninguna duda de que él me amaba, pero también tenía miedo de decepcionarlo. De perderlo, que al verme no fuera lo que él esperaba, que yo no fuera suficiente.
Perderlo, solo pronunciar esa palabra hizo que mi corazón se estrujara.
A veces solo los pensamientos pasan como un flash en la mente, como para advertirnos de algo. ¿Acaso este sería el caso? ¿Acaso podría existir la posibilidad de perder a mi amor?— ¡Pero qué cosas piensas Alaia! ¡Claro que no! Estas a unos días de estar con Gianluca y ahora lo único que los separa es sólo agua y muchos kilómetros. Pronto estarás entre sus brazos.
Dije para mí misma, para alejar todo pensamiento negativo o duda.
Después de que nos entregaran el pase de abordar y registráramos nuestras maletas, mi hermana fue a comprar algo para comprar.
Camila me dió algo en una bolsa y una botella de agua.
—Todo el camino has estado muy callada.¿Qué pasa?— Preguntó mi hermana.
Después de unos momentos, tratando de re acomodar mis ideas para poder así contestar algo que fuera creíble, aunque fue en vano, decidí contestarle
—Nostalgia, miedo, la verdad no lo sé Camila. Estoy segura de lo que voy a hacer y de lo que siento por Gian.
Suspiré al recordar lo que dejaba y lo que me esperaba, también al recordar las palabras de aquel hombre que me esperaba al otro lado del mundo prácticamente.
—¿Pero?
Dijo mi hermana.
—No lo sé, es solo que siento que tanta felicidad no puede ser cierta. Y que hay una posibilidad que nunca había cruzado por mi mente hasta ahorita.
— ¡Aja! ¿Y que posibilidad es esa, si se puede saber?
—Tomé aire y en medio de un suspiro que también dejaba entre ver preocupación, lo dije casi como un susurro. Como suplicando que jamás fuera a pasar. Como si tratará de alejar un mal augurio.
— Perderlo.
Sentencié, mientras escuchaba que voceaban nuestro vuelo.
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Destino
Historical FictionPrimavera 1975 Inicio de la Guerra Civil Libanesa ¿Puede nacer el amor en medio de una guerra?¿Entre dos extraños? ¿Bastaran solo unas cartas para que el amor suceda? ¿ Puedes enamorarte de la misma persona de diferentes formas? Según las costumbre...