Capítulo dedicado a holhuin
POV KELLYANNE.
Un chico castaño bajó del auto al que le había ganado.
— Buena carrera —dije extendiendo la mano hacia el chico que me examinaba meticulosamente, pero él no me incomodaba, es como si estuviera acostumbrada a su presencia.
— Has mejorado —dijo sonriendo y lo miré confusa.
¿Quién era ese chico?
— ¿Me has visto correr antes? —cuestioné entrecerrando mis ojos.
Me miró por unos segundos y respondió.
— Desde que empezaste a correr —dijo y no entendí a lo que se refería— Solíamos competir entre nosotros pero sólo en entrenamientos.
Lo miré sorprendida y solté su mano. Y al hacerlo sentí como una parte de mí se iba con él.
Yo lo conocía, era seguro, pero ¿quién era él?
— ¿Te conozco? —pregunté curiosa.
Y observé como sus ojos me miraban con tristeza, como si le hubiese hecho daño con esa simple pregunta.
— Soy... —se aclaró la garganta y continuó— ...soy Kian Delaney —respondió y en mi cabeza comenzó a pasar como una película de lo único que recordaba de mi vida.
"Lucha por Kian"
"Siempre te apoyaré" las palabras de Alex, antes del accidente."Son Kian y tú" la foto que encontré
Entonces en mi cerebro se comenzaron a acomodar las piezas. El chico de labios suaves que recordaba, las palabras románticas, la foto, el cambio de tema ante la mención de los hermanos de Emma que estudiaban en el extranjero, todo coincidía.
Él era el chico del cual me había enamorado, pero no lo recordaba.
— ¿Kian Delaney? —pregunté confundida— ¿Tú solías llamarme, princesa?
Él me miró con los ojos totalmente abiertos y con una sonrisa.
— Sí, desde que te conocí te he llamado princesa —respondió y no pude evitarlo.
Me lancé a sus brazos, abrazándolo con todas mis fuerzas, respirando el perfume que llevaba. Él me abrazó de la misma manera y me dió un beso en la coronilla.
No sé qué mierda estaba haciendo, es decir, estaba abrazando a un desconocido y no me importaba en lo más mínimo, porque había pruebas de que él me quería.
No entiendo realmente de dónde salió mi conclusión pero simplemente era así.
No me interesaba saber quién había sido Kian Delaney, con lo que sabía era más que suficiente.
Me separé de Kian rápidamente, y bajé la cabeza un poco avergonzada por mi actitud.
— Lo lamento, no pude evitarlo —dije metiendo las manos en los bolsillos de mis jeans.
— No pasa nada Kell, si no lo hacías tú lo haría yo —me dijo y levanté la vista.
Él era realmente hermoso, aún cuando no lo recordaba, él me hacía sentir especial con tan sólo estar a mi lado.
— Bien, creo que es mejor que me vaya a casa —avisé y él me sonrió.
Oh malditas hormonas locas, tranquilas.
— ¿Quieres que te lleve? ¿O ése es tu auto? —me preguntó señalando mi Camaro.
— Es mío, lo compró mi padre pero se lo pagaré con lo que gano trabajando con la señora Danne —dije a modo de explicación.
¿Pero por qué le decía todo eso?
— ¿Trabajas con mi madre? —me cuestionó con el ceño fruncido.
— Sí, desde ayer —dije caminando hacia mi auto.
— Mamá no me dijo nada —murmuró más para sí mismo.
— Supongo que no es algo como para informarte en tu llegada —dije entrando a mi auto, bajé la ventanilla y cerré la puerta.
— Creo que tienes razón —me dijo dándome una sonrisa que se me hacía algo familiar.
— Bueno, hasta la próxima —me despedí y arranqué mi auto poniéndolo en marcha a todo lo que daba y saliendo de ése lugar.
Kian Delaney... El chico que según lo que le pude sacar a Lana, era quien robaba cada uno de mis suspiros y pensamientos, el único que me pudo hacer feliz sin importar nada.
Se supone que él fue alguien muy importante para mi, pero sin embargo no lo recuerdo como recuerdo a mi hermano. Pero aún así hay algo en él que me causa confianza y seguridad.
Llegué a mi casa y Kendall ya estaba en la entrada esperándome a que llegara. Ésa era la rutina, yo corro y ella junto con Lana regresan a su respectiva casa.
Dejé el coche en su lugar, bajé del coche y le puse seguro con el control de las llaves, caminé hasta Kendall, ella abrió la puerta con extremo cuidado, entramos y estábamos a punto de cerrar la puerta cuando un pie evitó nuestro propósito. Ahogué un grito de sorpresa y me fijé quien era el responsable de aquél susto, o en éste caso responsables; Los gemelos.
Le pegué a ambos en la cabeza y cerré la puerta, caminamos sigilosos hasta el segundo piso y cada quien entró a su habitación.
Me cambié la ropa por mi pijama y me metí a la cama arropándome hasta los hombros y en seguida caí en un sueño profundo.
***
Me desperté a las 9 de la mañana, de un salto me levanté y corrí hacia el baño para abrir la ducha, regresé a mi cuarto por toalla, ropa íntima, una falda rosa y una blusa beige. Regresé al baño, dejé mis cosas sobre el mueble del baño, me quité la ropa y me metí a la ducha.
Me bañé rápidamente, cerré la ducha y salí para secarme el cabello y el cuerpo, me puse la ropa íntima, la falda y después la blusa, salí del baño y caminé hasta el tocador, me cepillé el cabello y lo acomodé para que no se viera tan mal. Busqué unos zapatos para ponerme que combinaran con la falda y la blusa hasta que encontré unos flats color rosa, me los puse, tomé mi celular y salí de mi habitación para llegar a la sala donde estaban todos mis hermanos desayunando tranquilamente.
— ¿Kelly? —preguntó una voz conocida para mi y dirigí mi vista al dueño de esa voz, quien se acercaba poco a poco a mi.
— Will —dije sonriendo melancólica y corrí a abrazarlo.
No lo conocía al 100% pero lo extrañaba como a nadie. Él me recibió en sus brazos.
— Veo que ya no es una sorpresa su llegada —dijo papá mirando a todos mis hermanos que veían sorprendidos a Will.
— No, ya no —dijo irónicamente mamá.
Kendall corrió hacia él también, lo abrazó y rió por cosas lindas que decían. Todos mis hermanos se acercaron a saludarlos y Kendall llamó mi atención.
— Kelly, debemos irnos, la señora Danne debe estar esperándonos —me dijo y asentí.
Anunciamos que nos teníamos que ir y salimos de la casa para ponernos en camino hacia la empresa. Llegamos y me quedé mirando el gran edificio frente a mi desde el McLaren de Kendall.
Ésto es parte de mi nueva vida.
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Nada Es Imposible (CMV #2)
Teen FictionUn chico castaño bajó del auto al que le había ganado. - Buena carrera -dije extendiendo mi mano hacia el chico que me examinaba meticulosamente, pero él no me incomodaba, es como si estuviera acostumbrada a su presencia. - Has mejorado -dijo sonri...