**El cuarto en el que ella se encontraba estaba iluminado, había una cama completamente blanca y grande en el centro. Un ventanal grande del tamaño de la pared se encontraba justo enfrente de la cama donde se podía observar una generosa vista al mar. Las paredes eran color crema y las cortinas igual blancas. A pesar de solo tener eso, era un lugar hermoso y tranquilo.
Ann se sentó en la cama y con las palmas de sus manos toco la seda que la cubría, era muy suave.
– Ya llegaste – dijo un hombre entrando a la habitación. Ann con tan solo verlo se le ponía la piel de gallina. Se levanto del lugar donde estaba y corrió hacia él con los brazos abiertos.
– Sabes muy bien que siempre voy a venir – le dijo ella besándole las mejillas.
– Siempre te voy a esperar en este lugar. Recuérdalo – dijo él besándole la frente.
Ambos estaban abrazados en la cama. No podían separarse. Querían estar así todo el día, aprovechar que por fin estaban juntos.
– Te extrañe tanto – susurró ella.
– Y yo a ti, como no tienes idea.
– Promete que no me vas a volver a dejar.
– Te lo prometo.
– ¿Ahora qué va a pasar?
– Tienes que despertar.
– ¿Qué?
– Tienes que despertar, se te hace tarde. ***
Ann despertó agitada llena de sudor por todo el cuerpo. De nuevo había tenido esos sueños raros con ese hombre que siempre aparecía en ellos. Tenía un vago recuerdo de él, era parte de lo que su mente había creado. No era real. Él no existía. Cuando la llevaron al centro para enfermos mentales hicieron que ese recuerdo desapareciera, habían dicho que era una simple fantasía que había creado Ann y no tenía caso que quedara en su mente porque solo serviría para torturarse más.
Se percató de que por segunda vez no había vuelto a tomar las pastillas. La noche anterior se mantuvo tan ocupada que lo único que quería era dormir. Esa vez por supuesto que había dormido tan plácidamente, el sueño no fue alguna pesadilla como las anteriores que tenía antes de empezar a tomar sus pastillas. Fue un sueño tranquilo y relajante donde aparecía una persona extraña.
<<Wade>>
Ann se quedo paralizada al escuchar esa voz en su cabeza. Hace ya un largo tiempo que no la escuchaba.
– No, no, no... – empezó a gritar Ann. – No es real – susurró poniéndose sus manos en la cabeza.
<<Aquí estoy. Claro que soy real>>
– Vete, déjame tranquila.
Sabía que al dejar de tomar esas pastillas regresaría. No quería escucharla de nuevo. No quería volver a sentir esa sensación tan extraña de que alguien le indicara lo que tenía que hacer.
<<Asesina>>
Se levantó de su cama y fue al baño donde tomó un vaso de agua y agarro el pequeño frasco de pastillas y se las tomo.
<<Tú fuiste la culpable de que esté muerto>>
– Déjame. Yo no mate a nadie – volvió a gritar lanzando el vaso hacia el espejo haciendo que este cayera hecho pedazos.
<<Tan inocente por fuera y todo un demonio por dentro>>
– ¿Por qué regresaste? – dijo enojada.
Después de que las pastillas hicieran efecto ya no la escuchaba. No volvió a decir nada más y mucho menos le comentó a Laura lo que había sucedido. Pensaría que se estaba volviendo loca de nuevo y no estaba dispuesta a regresar a ese loquero como ella le decía.
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Secretos dentro de mi
Mystery / ThrillerAnn tiene veintidos años. Él tenía veintidos cuando se enamoró de ella. Ella no es feliz con la vida que lleva ahora. Él era muy feliz cuando estaba con ella. Ella es perseguida por UnderCorp. Él trabajó para ellos. Tenía dieciocho años cuando lo ma...