Antes que nada mis queridos lectores quiero agradecerles por darle la oportunidad a está historia de que ocupe un pequeño lugar en su corazoncito. 🙈💖
Y también que gracias a ustedes estoy en el puesto #17 de suspenso/misterio. \(^o^)/
Aquiles traigo 3389 palabras que he escrito con todo mi amor y algo de sueño 😂.
En definitiva este es el capítulo mas largo que he escrito.
Espero que lo disfruten .🤗💖🙈😍
Y perdonen si encuentran faltas de ortografía, es algo noche y a veces me fallan. 😁
■■□■■□■□■■□■■□□■■□■□□□■■■□Laura se encontraba con los nervios a flor de piel, sus ojos no paraban de llorar al igual que su boca no dejaba de gemir. Se encontraba en el sillón, de la sala de estar, recostada con Yanees a un lado tratando de consolarla. Quería gritar de desesperación, había visto como se habían llevado a su hija de nuevo y ella no pudo hacer nada. Vio como la rubia junto con otro hombre la había drogado, al igual que vio a Sam subirse rápidamente al auto y arrancando como un loco al que estuviesen persiguiendo.
Las imágenes de la vez en que apareció Ann en pésimas condiciones la aturdían de nuevo. Ann realmente se había vuelto loca, una chiquilla desquiciada que solo había querido cortarle la garganta a su madre cuando la vio por primera vez desde hace mucho tiempo. Aún recordaba los gritos, las palabras que le había dicho anteriormente, estas habían sido peores de las que ahora su hija le decía.
Ann no era su hija en ese momento, era un monstruo. Un monstruo que habían creado esas personas malas para su propio beneficio. Era una niña dañada interiormente con una mentalidad de loca asesina. Y Laura sabia todo había sido por su culpa, por nunca haberle puesto la atención necesaria, por haberla siempre ignorado, por estar con otros hombres en vez de pasar tiempo con ella, con su propia hija que más la necesitaba.
La había tratado de ocultar, aunque no fue lo suficientemente capaz pues las cosas se estaban volviendo a repetir, Ann se había ido y esa vez no sería más fácil dar con ella.
Ambas escucharon que la puerta comenzó a ser golpeada fuertemente. Laura sólo podía escuchar muchas voces a su alrededor. No se había percatado de que tres personas estaban enfrente de ella pues estaba tan sumergida en sus pensamientos, culpándose por lo mal que había hecho a su hija.
—Laura ¿qué fue lo que sucedió?—preguntó Dion sorprendido al verla en esa postura.
—Se la llevaron. La encontraron y yo no pude hacer nada—dijo Laura soltando en llanto aun mas.
— ¿A qué hora fue eso?—preguntó Diana llevándose las manos a la boca.
—Todo ocurrió después de que ustedes se fueron—contestó Yanees con los ojos llorosos a ver que su tía no decía nada.
—Se llevaron a mi niña de nuevo Diana. ¿Qué le van a hacer? Necesito llamar a Eros, necesito decirle, necesito que me ayude a encontrarla—Diana se acercó a abrazarla y Laura no dudo en hacerlo. La culpa la estaba matando por dentro—No pude hacer nada por mi hija—gritó.
—Tranquila, la vamos a encontrar. Si una vez pudimos hacerlo, no veo el porqué no podamos hacerlo una vez más—dijo Dion para poder tranquilizarla, aunque él sabía que no era así. Ya no tenía algún contacto dentro de Underway, a todos sus conocidos los habían asesinado. Todd se había encargado de ello al enterarse que esas personas fueron las culpables de que Ann hubiese escapado.
—Háblale a Eros. ¿Puedes localizarlo?—preguntó Laura. Su llanto no paraba y cada vez que trataba de hablar no podía, apenas y se le entendía a lo que decía.
—Intentare hacerlo. No he tenido contacto con él y dudo poder encontrarlo fácilmente.
—Entonces pide ayuda a Emmanuel—siguió gritando Laura. Diana y Dion se observaron por unos segundos dudando entre sí hacían lo que había dicho Laura o no. Ian estaba parado en la entrada, contemplando todo lo que sucedía, tratando de entender de qué hablaba la mamá de Ann.
— ¿Estás segura?
— ¡Hagan lo que sea maldición!—Ambos padres de Ian asintieron el uno hacia el otro.
—Ian tú te quedaras aquí hasta que te digamos lo que tienes que hacer. Avisa a Edson lo que está sucediendo, él entenderá.
— ¿Podrían decirme de una buena vez que es lo que está pasando? No entiendo y eso me desespera ¿Dónde está la niña consentida de mamá? Acaso volvió a pelear y se fue para hacer berrinche y sólo llamar la atención como siempre suele hacerlo.
—Cállate estúpido—le gritó su padre. —Tú no sabes lo que está pasando realmente. Underway tiene a esa mocosa consentida como tú le dices y si no hacemos algo, las cosas se van a poner feas porque tú y yo sabemos perfectamente de lo que son capaces de hacer esas personas con tal de conseguir lo que quieren. Y en estos momentos no estoy seguro de que la quieran para algo bueno si han decidido buscarla de nuevo.
Ian no soltó esta vez ni una sola palabra como siempre solía hacerlo cuando su padre lo insultaba. Notó que sus padres estaban más alterados que en otras ocasiones y decidió que lo mejor era no discutir más.
***
Sam se dirigía a la casa de Ann, quería saber cómo estaban las cosas allí. Al igual que quería saber si ya habían notado la ausencia de su mejor amiga a la cual había dejado sola con las personas de Underway. Se sentía mal por haberla abandonado, pero no podía hacer mucho en esos momentos, al menos no con Todd e Isabella al lado de ella cuidándola como perros guardianes. Y menos si Isabella ya no estaba de su lado. Por supuesto que la ayudaría, pero tenía que ser bajo la más mínima sospecha. Si Todd llegaba a saber que él conocía a Ann y que era una de sus amigas, se le armaría.
En su mente estaba la imagen de Ann, seguía sin poder creer que ella, una de sus amigas hubiese hecho cosas muy malas como le habían contado. Seguía sin entender que había hecho en Underway y cómo es que había llegado a ese lugar. La persona de la que tanto le habían dicho y que él tanto deseaba conocer, no era la misma a la que él conocía. Valentina quien era una persona que no le importaba dañar sin remordimientos, eso era lo que siempre le decía, no le llegaba siquiera a los talones de Ann, su amiga a la que llevaba conociendo toda su carrera universitaria y que incluso podría apostar su vida de que ella no era de ningún modo al como le habían hecho creer. En su cabeza no cabía el hecho de que Ann fuese una asesina, y si fuese así, entonces ¿por qué no seguía en Underway? ¿Por qué nunca le contó nada? o al menos dio a entender que era una persona diferente.
Ann siempre mostró ser una persona fría e indiferente ante todo lo que le rodeaba, nunca había demostrado algo que no fuese ella misma. Sabia como era y la aceptaba como tal, porque a pesar de que nunca demostraba afecto, para Sam siempre seria como su hermana y él sabía que Ann lo veía como a un hermano, uno como el que siempre quiso tener.
Un tiempo atrás, Ann le había comentado que siempre deseó haber tenido un hermano mayor para que la cuidara. Un hermano que se preocupara por ella, un hermano que siempre estuviera con ella cuando más necesitaba de alguien. Desde pequeña, Ann siempre había visto como sus demás compañeras tenían hermanos o hermanas mayores, le gustaba ver como las protegían de cualquier cosa y ella soñaba con tener uno a su lado para que hiciera lo mismo. Ann siempre había sido la burla desde pequeña por el abandono de su padre y el desprecio de Laura, por eso ella anhelaba uno con todo su ser. Sam, desde esa vez le prometió que él sería como uno que la cuidaría y estaría con ella. Aunque le había fallado en ese momento, sabía que no la podía dejar. Le había hecho una promesa y la cumpliría.
Al llegar a la entrada de la casa de la pelirroja, vio que la puerta se encontraba abierta y entró sin hacer ningún ruido. Escuchó un llanto seguido después de un grito, luego varias voces tratando de tranquilizar a Laura. Alcanzó a escuchar todo lo que decía Laura, y luego un señor al que no reconocía su voz hasta después de varios minutos. Supo que se trataban de los invitados que Laura había tenido la noche anterior. Luego escuchó una amenaza que se dirigía a alguien más, supuso que ese debió de haber sido el estúpido de Ian.
Escuchó que esas personas se dirigían a la salida y el logro ocultarse en el comedor justo a tiempo de que lo encontraran espiando. Por lo que había escuchado, Laura ya sabía que se habían llevado a su hija, y si lo sabía eso significaba que había visto cuando se la llevaron, incluyéndolo a él cuando estaba con Isabella. Si se acercaba a Laura, ella se pondría peor de lo que ya estaba, comenzaría a bombardearlo con preguntas, a recriminarle el porqué no había ayudado a Ann, entre otras cosas. No quería arriesgarse a que llamara a la policía o que hiciera alguna otra cosa indebida que hiciera que lo descubrieran, tenía que ser cauteloso en esos instantes y estaba consciente que no podía hablar con la madre de Ann.
Asomó su cabeza para ver si no se encontraba alguien más por allí, quería que hablar con Yanees. Era la única persona en la que podía confiar en ese momento. Tenía que hacer que Laura le contara todo lo que sabía para poder entender cómo es que ya la habían salvado de eso y podían hacerlo una vez más. Quería saber cómo es que los padres de Ian estaban involucrados y que sabían ellos de lo que Underway pudiera hacerle a Ann.
Alcanzó a ve que Yanees salió de la cocina con una taza de té y se dirigía para la sala donde su tía se encontraba muy exaltada llorando y hablando entre dientes. Esperó a que Yanees volviera a salir para poder ir con ella pero justo cuando lo estaba haciendo, la chica no se encontraba sola, iba acompañada de Ian.
— ¿Qué es lo que sabes tú?—preguntó Ian con curiosidad.
—Yo no… no sé nada—tartamudeó la chica. —Lo único que sé, es que a Ann le dan ataques de pánico y se pone muy loca, grita y se golpea a sí misma. Mi tía tiene que darle un medicamento especial para poder calmarla, pero es lo único de lo que me he enterado estos días que he estado con ellas—se encogió de hombros muy triste.
—Ataques de pánico—preguntó Ian desconcertado
—Si, por lo que he visto, Ann los sufre muy seguido—contestó Yanees.
—Que raro, ahora entiendo porque su carácter es así—bromeó Ian y Yanees le dio una mala mirada.
—Si vas a comenzar a burlarte así de mi prima, será mejor que te vayas porque lo que esta sucediendo no es nada gracioso—dijo enojada con lagrimas en los ojos.
—Por si no lo escuchaste, Dion me ordenó que me quedara aquí, por lo que no tengo que obedecer a una niña de diecisiete años—Sam escuchaba toda la conversación pues se encontraba afuera de la cocina y muy cerca de donde ellos estaban. Quería ir a patearle la cara a ese estúpido por hablarle a Yanees de esa forma, y aunque estuvo a punto de hacerlo tenía que aguantarse para no crear un escándalo.
—Para tu información tengo diecinueve y ahora entiendo porque Ann no te tolera. Eres insoportable—le dijo de muy mala manera y de fue directo a su cuarto para llevarle unas mantas a su tía que ya se había quedado dormida en el sillón. No logró ver a Sam pues este se había escondido debajo de las escaleras. Sam escuchó la puerta abrirse y luego cerrarse con fuerza. Esa fue su señal para poder ir con Yanees antes de que Ian regresara y lo encontrara. Subió las escaleras y en el momento en que él iba a abrir una puerta de una cuarto para buscarla, se abrió la de al lado. Yanees se asusto al verlo allí, no tenía pensado encontrárselo y menos en el piso de arriba. Llevaba en su brazo izquierdo unas cobijas mientras que en el derecho una almohada.
Él se apresuro para querer abrazarla pero antes de hacerlo, Yanees soltó la almohada y Sam sintió como su cabeza giraba fuertemente hacia un lado, se llevo su mano hacia su mejilla izquierda y vio a la prima de su amiga sorprendido por lo que había hecho. Nunca había llegado a imaginar que Yanees le daría una cachetada, y a pesar de que su mano era pequeña, sabía como darlas: con mucha fuerza.
— ¿Dónde está ella? ¿A donde se la llevaron idiota? ¿A dónde?—Yanees comenzó a gritarle.
— ¿De que hablas?—preguntó Sam.
—No te hagas el tonto. Mi tía te vio… vio que estabas allí con Ann cuando se la llevaron y dijo que no hiciste nada para impedirlo. ¿Por qué? Sabes lo que esas personas le harán. ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué la dejaste ir?—Yanees empezó a golpearle el pecho. Sam no sabía que decirle, pensó en lo mala que había sido la idea de haber ido a esa casa donde habían demasiados problemas.
— ¡Escúchame maldita sea!—le sostuvo su manos con fuerza y ella se quejó haciendo más resistencia para que la soltara. —Tengo que explicarte algo muy importante pero antes tú me tienes que ayudar, tienes que decir todo lo que sepas de Ann y de lo que estaba hablando su madre.
— ¡Suéltame bruto! Me lastimas—Sam la soltó de inmediato, pero antes de que Yanees dijera otra palabra, escucharon que la puerta se volvió a cerrar.
— ¡Yanees!—gritó Ian. —Ya te tardaste demasiado y tu tía está muriendo de frio.
—No digas que yo estoy aquí, por favor. Llévale lo que te está pidiendo y en cuanto termines sube que te estaré esperando dentro de esa habitación—señalo una puerta.—Tenemos que hablar, sólo si quieres saber acerca de tu prima y te has tranquilizado, hablaremos bien y te contaré lo que sé—susurró en voz baja para que el rubio, que se encontraba abajo, no pudiera escucharlo.
Yanees asintió, se agacho para recoger la almohada que había tirado y fue con su tía para ver como seguía. Sam entró en la habitación y se sentó en la cama grande que se encontraba en medio. Él reconocía ese cuarto a la perfección, sabía que era de Ann pues llegó a entrar muchas veces. Notó que había manchas de sangre en la alfombra, se acercó para tocarlas pero estas ya se habían secado. Vio que las manchas se hacían más grandes conforme llegaban al baño y cuando entro, observo muchos pedazos de cristal en el piso, el lavabo igual estaba manchado de sangre seca y con mas cristales a su alrededor.
— ¿Qué haces?—preguntó Yanees.
Sam giró para verla, después vio que había varios frascos de pastillas tirados en el suelo, otros habían caído en la taza del baño, y unos cuantos estaban destapados con pastillas por donde quiera. Se agachó para recoger un frasquito y ver qué era lo que contenía, pero todo estaba en otro idioma. Parecía japonés o chino, pero no era ninguno porque el sabia reconocer esos idiomas.
— ¿De qué son estas pastillas?—preguntó él.
—No lo sé, Ann siempre las tomaba—se encogió de hombros. Sam se metió ese frasco lleno de pastillas a uno de sus bolsillos traseros del pantalón. — ¿Qué es lo que me vas a decir?
—Antes quiero saber lo que le comentaste a Ian. Quiero saber que le sucede a Ann. ¿Qué es eso que le inyectan?
—Si te lo digo, prometes no decir nada—Sam asintió. Yanees dio un largo suspiro y comenzó. —Sucede que una noche, Ann me despertó con sus gritos. Te lo juro que en ese momento daban miedo porque era como si le estuviesen haciendo algo, parecía que la estuviesen torturando. Me levante para ir con ella y ver que le sucedía, pero cuando me pare a un lado de la puerta… la vi. Era una persona irreconocible. Gritaba que la dejaran en paz, se golpeaba a sí misma, rompía sus cosas, pataleaba, todo eso lo hacía pero sin dejar de gritar que la dejaran tranquila. Era como si algo o alguien le estuviese hablando y ella solo tapaba sus oídos porque decía que no los quería escuchar más. Laura trató de controlarla pero no pudo, no hasta que le ordeno a Mike que fuera por una caja azul a su habitación. Él regresó enseguida y Laura sacó de allí una jeringa con un líquido en un frasquito de cristal. Le pregunté qué era lo que estaba haciendo porque estaba asustada, tenía miedo de que Ann se hubiese lesionado grave, me dio mucho miedo su comportamiento. Y Laura sólo me respondió que la estaba ayudando—susurró Yanees con la mirada perdida.
— ¿A que le estaba ayudando?
—Ella me dijo… me dijo… —comenzó a tartamudear por el nudo que se estaba formando en su garganta.
—A que Vamos responde—Sam la sacudió para que pudiera soltar lo que iba a decir.
—Dijo que iba a ayudarla… que iba ayudarla a olvidar—Sam abrió los ojos como platos por lo que acababa de escuchar. Luego Yanees lo abrazó muy fuerte y soltó a llorar.
La cabeza de Sam estaba procesando lentamente todo lo que había escuchado, y no podía creerlo. Sentía pánico dentro de él y más aun, de que todo lo que le habían dicho de Ann fuese verdad.
— ¿Puedes enseñarme?
— ¿Qué cosa?
—Esa caja azul—Yanees asintió y fue a buscarla. Después cuando regreso se la dio a Sam y este la abrió para sacar todo lo que había dentro de ella. Era como un botiquín, pero este contenía jeringas de cristal, cada una en un estuche junto a un frasquito oscuro. Trató de leer lo que contenía cada uno de ellos, pero le fue imposible ya que esos también tenían las mismas letras que los frascos que había encontrado en el baño. Siguió sacando de esa caja unos sobres blancos, los revisó pero tampoco entendía lo que querían decir, solo entendió el nombre de Ann que estaba escrito y el de Eros que era el de su padre. Eran diferentes sobres pero cada uno contenía las letras raras. Tomó un sobre y lo metió a una bolsa de su chamarra. Hasta el último logró encontrar otro sobre pero este era de color negro y volvió a revisar lo que llevaba adentro, esperaba encontrarse con más hojas con esas letras raras, pero al sacar lo que había adentro se llevo una gran sorpresa, pues no eran letras u hojas. Esta vez eran varias fotografías donde se encontraba una persona, una mujer para ser exactos. No tenia pelo y vestía con una bata blanca. Esta se encontraba acostada en una cama amarrada tanto de los brazos como de las piernas. Se podía observar que tenía varios hematomas en los brazos y sus ojos… eran oscuros, como si no hubiese dormido por varios días. Cargaba unas enormes ojeras, los labios los tenia hinchados y amoratados. Tenía varias cortadas profundas en sus mejillas que parecían haberse infectado. Su mirada era como si estuviese perdida, como si no tuviera vida en aquellos momentos. Conforme iba pasando las fotos, la mujer parecía ir mejorando, sus ojeras fueron desapareciendo y su pelo creciendo, ese pelo rojo que tanto el reconocía y que le gustaba lo pudo reconocer al fin, sus labios tomaron un rojizo y los moratones de sus brazos también desaparecieron. En la última fotografía pudo ver a una Ann más estable y recuperada a comparación de la primera fotografía en la que se encontraba. Yanees ya no podía parar de llorar tan solo de ver a su prima en esa situación, ella no podía creer que esa fuese Ann al igual que Sam no podía creer que esa fuese su mejor amiga, su hermana. Sam giro esa última fotografía y pudo entender lo que estaba escrito.
ANN MELANIA ALLEN
PACIENTE REHABILITADO.
ESQUIZOFRENIA Y SIGNOS
DE DOBLE PERSONALIDAD.
ESTABLE.
NO HAY NINGUNA AMENAZA.
15 – FEBRERO – 2014
— ¿Que es todo eso? ¿Qué significa?—preguntó Yanees.
—Al parecer, hicieron pasar a tu prima como una loca esquizofrénica. Ya ahora por eso no recuerda nada—miro Yanees fijamente. —Por eso es que tu prima debe tomar todos estos medicamentos, para no volver a hacer lo que haya hecho en ese entonces.
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Secretos dentro de mi
Mystery / ThrillerAnn tiene veintidos años. Él tenía veintidos cuando se enamoró de ella. Ella no es feliz con la vida que lleva ahora. Él era muy feliz cuando estaba con ella. Ella es perseguida por UnderCorp. Él trabajó para ellos. Tenía dieciocho años cuando lo ma...