Capitulo 23. Con dinero baila el perro

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– ¿De que es lo que quiere hablar? – preguntó ella.

– Quiero ser lo más breve posible contigo – dijo Edson. – ¿Me permites pasar? – Ann lo dejo entrar a su casa y lo llevo hacia la sala de estar para que pudieran hablar. No estaba Laura y tampoco Mike por lo que podía estar tranquilo sin que alguno de ellos pudiese aparecer.

– ¿Y bien? – se sentó en un sillón.

– Quiero que me digas ¿que hay entre ese muchacho Dean y tú? – Ann alzó la ceja izquierda sin entender a que se debía esa pregunta. – No nos hagamos los desentendidos, ambos sabemos que él es la causa de que no quieras aceptar el apoyo que te estoy brindando. Y quiero saber por qué.

– Con todo respeto señor, no creo que eso sea algo de su incumbencia – contestó amablemente.

– Es algo que me incumbe solo por el hecho de que los dos están involucrados desde ahora con CETS y me importa saber porque una de mis candidatas quiere que me deshaga de una persona cuyo trabajo es excelente al igual que el suyo, claro – él la miró fijamente.

– No es una persona de mi agrado, aparte de que es un mentiroso.

– ¿A qué te refieres?

– Es algo que paso hace ya un año y no tiene caso que le hable de eso – dijo ella desviando su mirada.

– Pero si dices que es algo que ya paso, entonces ¿Por qué no mejor lo dejas allí? ¿Por qué no lo olvidas y sigues hacia adelante? – Ann se levantó rápidamente del sillón y le dio la espalda a Edson. –¿ No crees que te sentirías mejor si lo hicieras?

– ¿Vino a darme clases de liberación espiritual? Porque si es eso, creo que lo mejor que puede hacer es irse – dijo aturdida. No le gustaba que le dijeran lo que tenía que hacer y mucho menos a quien tenía que perdonar. Eso eran solo asuntos de ella y nadie más tenía que meterse.

– No tienes porque tomártelo mal. Y no es liberación espiritual, se le llama sentirte mejor contigo misma.

– ¿Ya terminó?

– No. Tienes un gran potencial que no me gustaría que lo desaprovecharas. Por eso estoy aquí.

– Se muy bien lo que tengo, pero descuide, hay muchas otras empresas, corporaciones o industrias que les gustaría tenerme.

– Veo que eres una jovencita muy terca. Dime que es lo que más quieres. Que no involucre al chico – ella giró para verlo de nuevo a los ojos. – ¿Dinero? ¿Viajes? ¿Un carro? ¿Qué quieres?

– ¿Enserio va a ofrecerme dinero con tal de que acepte?

– Si es necesario, si.

– Lo pensaré – dijo ella con indiferencia. Una sonrisa apareció en el rostro de Edson.

– Avísame antes de que termine esta semana. Nos iríamos a finales de la siguiente.

– Por supuesto.

Secretos dentro de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora