Capitulo 24. Hay que aprovechar las oportunidades que se dan en la vida

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Ann se sentía inquieta, no sabía qué hacer ante esa situación. Básicamente le estaban ofreciendo todo en bandeja de plata y... ¿quién podría rechazar algo así? Claro que ella podría, pero la tentación de salir de aquel lugar y tener dinero era más fuerte que no ver a Dean. Tenía que consultarlo con alguien, escuchar la opinión de alguien más.

– ¡Eh! Ann, ya llegue – dijo Yanees apareciendo en el marco de la entrada de la sala.

– ¡Y yo también! – dijo Sam poniéndose al lado de Yanees con una sonrisa muy ancha.

Ann estaba sentada en uno de los sillones con las piernas cruzadas. No había escuchado cuando llegaron. Y después giró la cabeza en su dirección para verlos con los ojos entrecerrados. – Tengo que hablar contigo.

– ¿Qué sucede?

– A solas – se dirigió a Yanees. Ella lanzó un soplido y fue hacia la cocina.

– No tienes que ser tan grosera con ella – le insinuó su amigo.

Ann enarcó la ceja izquierda – ¿Eres su protector o algo así por el estilo?

– No, pero tal vez debas...

– Si no lo eres entonces ahórrate tus comentarios, porque yo puedo hacer lo que quiera en mi casa – le interrumpió ella. – Todavía no la conozco y tampoco sé como sean sus manías, pero por lo pronto prefiero que ella se abstenga de escuchar algo que no le concierne. Además de que tampoco confío en ella. Es una extraña para mí aun.

– ¿Qué querías decirme? – dijo Sam irritado por la frialdad de su amiga.

– Edson Roswell estuvo aquí – se quedo mirando hacia la pared.

– ¿Edson Roswell? ¿El director de CETS? – preguntó sorprendido.

– ¿Te tengo que estar repitiendo las cosas Sam?

– Perdón – dijo poniendo los ojos en blanco. – ¿Qué hacia el aquí?

– Vino a ofrecerme dinero

– ¿De qué hablas?

– Me dijo que me dará todo lo que pida a cambio de que vaya con él – se levantó del sillón y empezó a dar vueltas por el salón.

– ¿Y qué dijiste?

– Dije que lo pensaría.

– ¿Y qué vas a hacer?

– No lo sé. No puedo desperdiciar algo así, es una gran oportunidad para llegar a ser alguien importante en este mundo. Todo lo que he soñado y querido – dijo con la mirada perdida. – ¿Y sabes que mas?

– ¿Qué?

– Poder ser reconocida y que así todas esas personas que alguna vez fueron mi familia y no me quisieron, sepan lo que he llegado a ser, pero sobre todo que Laura y el estúpido de mi padre sepan que la persona a la que abandonaron pudo salir adelante sin su apoyo—dijo con mucho resentimiento. – Y les demostraré que soy mejor que ellos. Mejor que toda esa bola de hipócritas.

– ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo?

– Estoy diciendo la verdad y tú lo sabes perfectamente. Nadie más que tú sabe que mis padres nunca estuvieron para mí cuando más los necesité. Uno prefirió irse con la primera fulana que se le cruzó y la otra prefirió no prestar atención a su hija, ahogarse en su miseria y tener sus queveres con hombres menores que ella – agarró un cuadro de cristal donde se encontraba una foto de su mamá, su papá y ella cuando tenía seis años. Los tres parecían una familia feliz. La gran familia perfecta que todo mundo, en ese entonces, envidiaba.

Ni siquiera sabía porque aun conservaba esa fotografía.

– Ya no me importa nada de lo que estas personas hagan – gritó lanzando el cuadro fuertemente hacia la pared haciendo que este se quebrara en pedacitos.

– Eso que quiere decir

– Que dejare mi inmadurez a un lado – lo vio con una mirada de superioridad. – Y tú vendrás conmigo.

– ¿Estás loca? Yo no puedo irme contigo así nada mas – frunció el ceño.

– Nunca me vuelvas a decir que estoy loca, sabes que es algo que no soporto – lo miró con enfado. – Y claro que sí. Edson dijo que me daría todo lo que le pidiera y si le digo que tú también vas, lo hará. Así que ve haciendo tus maletas, que nos vamos la siguiente semana.


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