Capitulo 30. Es hora

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– ¿Dónde estás? – preguntó Ann.

– Voy para la casa – dijo Sam.

– Te veo en media hora allí.

– ¡¡No!! – dijo exaltado.

– ¿Por qué? ¿Sucede algo?

– Voy a tardar en llegar – murmuró.

– ¿En donde estas? ¿Y porque de repente bajaste el tono de tu voz?

– ¡Trent! Ya te tardaste – le llamó Isabella. Sam hizo una señal indicándole que ya no tardaba y ella se fue.

– ¿Con quién estas?

– Con nadie – respondió nervioso el chico.

– Escuche que acaban de decir Trent ¿Quién es ella?

– Un... ah... Mi compañera de prácticas.

– ¿Sigues en prácticas? Creí que ya habías terminado o al menos eso fue lo que me dijiste.

– Sí, bueno no. La estoy ayudando.

– Aja...

– Es en serio

– Si claro, lo que digas. Porque no mejor dejas de inventar tonterías y me dices que en realidad te la estas tirando.

– ¿Qué? ¡No! Claro que no... Bueno si, es por eso que todavía me voy a tardar un par de horas más – dijo aliviado de que había encontrado una excusa perfecta para decirle a su amiga.

– Sólo no tardes demasiado. Me urge hablar contigo. Paso a tu casa como a las ocho.

– Mejor yo paso en cuanto llegue.

– Vale. Por cierto, ¿Trent también les va a ayudar? – dijo ella burlándose.

– ¿Cómo? – Sam abrió los ojos sorprendido.

– Hace un rato tu amiga mencionó a un tal Trent, supongo que está allí para ayudarles – recordó cuando Isabella lo llamó por ese nombre cuando estaba hablando con Ann.

– Es su hermano, él ya se fue. Es que estamos en su casa y mi compañera quería que se fuera para que estuviéramos los dos solos. Tú entiendes no – Sam no sabía cómo es que se le ocurrían tantas mentiras, pero que sin embargo su amiga se las estaba creyendo.

– Si, me quedo claro – dijo Ann en tono de desagrado. – Muévete y no tardes.

– No prometo nada – finalizó la llamada y guardo su teléfono en uno de sus bolsillos traseros del pantalón.

Entró al comedor donde Todd, Isabella, Peter y Antonio se encontraban sentados alrededor de la mesa. Estaban discutiendo sobre como las ganancias habían ido aumentando en ese año, incluso más que en cualquier otro a pesar de los desfalcos de Marcus.

Sam sabia acerca de ese ámbito, aunque no lo suficiente como para manejar una empresa él solo. Era muy bueno administrando el dinero e invirtiéndolo, lo cual era algo raro porque de eso no dependía su carrera.

– He revisado las cuentas y archivos que Marcus nos estuvo mandando en el transcurso del año y todo parecía ir bien hasta que un descuido de su parte me permitió comprender que habían unas cifras incorrectas – dijo Antonio.

– Fue difícil encontrar las carpetas con toda la información y cifras verdaderas – Peter las sacó de su portafolio y las puso en la mesa para sacar unas hojas. Antonio las tomo y se las dio a Todd.

– Como usted lo suponía, él había estado extrayendo cantidades pequeñas de dinero poco a poco para que no nos pudiésemos dar cuenta.

– ¡Desgraciado malparido! – dijo Todd con un puñetazo en la mesa.

Secretos dentro de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora