Capitulo 19. Vigílala

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– Cuando termine la junta te aviso para hacerte saber en qué condiciones acabamos – dijo el señor Roswell colgando el teléfono.

– ¿Ahora si ya me puedes escuchar? – preguntó Ian.

– Perdona, tenía que atender esta llamada que era muy importante. Tengo cinco minutos antes de entrar a una reunión, así que habla rápido. ¿Qué te dijo la chica? – empezó a abrir los cajones para buscar unos papeles que utilizaría en la junta.

– Dijo que no piensa aceptar nada

– ¿Que has dicho? – dejó de buscar para ponerle más atención a su sobrino.

– Lo que escuchas. Me dejo muy claro que no va aceptar ninguna propuesta, al menos no hasta que te deshagas del otro chico.

– ¿Pero que dices? ¡No pienso deshacerme de nadie!

– Pues eso acláraselo a ella. Por lo que veo, a ella no le cae muy bien y yo tampoco, aunque no la culpo – afirmó Ian. –Tengo que irme, solo vine a comunicártelo – se levantó del asiento y recogió su portafolio que estaba en una mesita de cristal.

– Tendré que hablar yo mismo en persona con ella para lograr persuadirla – dijo Roswell levantándose también del asiento y poniéndose su saco.

– No lograras hacerlo. Te recomiendo que busques a alguien más.

– No puedo hacer eso. Todo está listo para irnos dentro de dos semanas. Además tiene que ser ella.

– ¿Porque estas tan empeñado en que sea esa chica? Creo que buscando con más exactitud puedes encontrar otra buena candidata.

– ¡¡Tu no entiendes nada!! – le gritó el señor.

– Pues explícame porque de verdad que no entiendo que es lo que tratas de hacer – escupió Ian. Se quedaron por unos segundos callados, hasta que se dibujo una expresión de sorpresa en su rostro. – O ¿es que tienes algún interés en ella?

– ¿Estás loco? No digas tonterías. ¡Por supuesto que no! – dijo con cara de horror. – Consígueme la dirección de donde vive, que iré a buscarla saliendo de la reunión.

– No creo que se encuentre en su casa. Ella está en la universidad por la tarde o posiblemente en el trabajo.

– Bien, pues me avisas donde se encontrará.

– ¿Ahora me he convertido en niñero? Que bajo me has dejado caer – bufó Ian.

– No, también quiero que estés al pendiente de ella.

– ¿Es enserio? – frunció el ceño.

– No tengo porque bromear. Sabes que no me gustan las bromas – dijo seriamente su tío.

Secretos dentro de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora