13 de Enero de 2013
– ¡No te acerques más a mí! – gritó Ann de una manera muy histérica.
– Por favor Ann, déjame explicarte – pidió Wade desesperado tratando de acercarse a ella, pero conforme lo hacia se iba alejando más de él. Pero claro, ¿qué le podía explicar? si ella había visto y escuchado todo a la perfección.
Ahora todo tenía sentido para Ann. Todas aquellas conversaciones que había ocultaba, los mensajes, las personas extrañas que siempre tenía a su alrededor. Las ocasiones en que se iba por días sin decir nada.
– ¿Qué me vas a explicar? ¿Me dirás como fuiste asesinando a esas personas poco a poco para después hacer lo mismo conmigo? – sus lagrimas no dejaban de cesar como en un diluvio. Su mente aun no estaba clara, lo único que pensaba era en hacerle daño con sus palabras, quería que sintiera lo mismo que ella cuando había escuchado todas aquellas atrocidades que él había cometido.
– Yo nunca sería capaz de hacerte daño. No pienses de esa manera – susurró él.
– Creí que confiabas en mí – dijo Ann muy dolida. Ella le había confiado desde sus más grandes secretos hasta el más mínimo detalle de su vida. ¿Y qué hizo él? Ocultarle todo detalle que tuviese que ver con las fechorías que le habían ordenado hacer en su trabajo.
– Yo lo hago.
– ¡Mentira! – gritó. – ¡Eres un mentiroso! – Su rostro solo reflejaba furia hacia él.
– Yo te lo iba a decir todo después de que hubiera pasado esta noche para poder irnos de aquí a otro lugar donde pudiéramos ser felices sin que nadie nos pudiera molestar – se acercó a ella para poder tocar su mejilla aunque no tuvo éxito alguno.
– Eso no es verdad – susurró.
– Claro que sí. Te lo juro por dios, Ann.
– No jures en vano. ¿Por qué lo hiciste?
– Yo no... No tuve otra opción – su mirada estaba fija en la pared sin saber que decirle. El aun no estaba listo para contarle todo lo relacionado con su trabajo, si es que se le podía llamar así. Tenía planeado para esa noche festejar su cumpleaños número dieciocho con una hermosa cena, le contaría todo acerca de sus "trabajos" y una vez que tuviera bajo control la situación, él le declararía todos sus sentimientos que tenía ya hace un tiempo.
– Siempre hay otra opción – dijo Ann.
– Yo no la tenía.
– ¿Desde cuándo haces esto? ¿Desde cuándo trabajas para ellos? – él se quedo mudo. Solo pensó en aquella vez cuando cumplió su mayoría de edad, fue la primera vez que asesinó a una persona. El necesitaba el dinero para pagar todas las deudas que había dejado su padre a su familia. Su madre no tenía ninguna intención de ponerse a trabajar debido a que estaba muy enferma y sus hermanas solo tenían siete años, ambas eran gemelas y padecían de trastornos de ansiedad. Desde ese día comenzó a trabajar para Underway Corporation, lo único que le pedían era meter unas cuantas balas a cuerpos que ya no tenían ningún futuro, checar el producto que transportaban a diferentes ciudades y mantener al tanto a Todd de los movimientos. La paga era demasiado buena y alcanzaba para poder cubrir todos los gastos y unos cuantos lujos también.
– Desde mucho antes que te conociera.
– ¿Por qué no me dejaste morir aquel día? ¿Por qué tenias que ayudarme?
–No, no lo sé. El verte allí tirada entre esas cajas… sola y luego con la lluvia, te veías tan indefensa, estabas muy pálida y ya casi sin vida. Pensé en dejarte, no eras mi problema y a pesar de eso no podía hacerlo, no quería dejarte – sus palabras hicieron que Ann se ablandara un poco, aunque no lo suficiente como para olvidar que le había mentido. Ese día en el que él la había encontrado, ella había tenido una fuerte discusión con su madre. En su casa solo surgían problemas con Laura respecto a que nunca había una sola noche en la que ella no llevara un hombre a la casa. Ann quería olvidarse de los problemas, aunque solo hubiese sido por un pequeño lapso de tiempo, y Darrel siempre tenía algo que ofrecerle. Esa fue la última vez que ingirió metanfetamina.
– ¿Por qué no me dijiste desde un principio lo que hacías?
– Porque si te lo contaba te habría metido en serios problemas. Traté de salirme de ese lugar muchas veces, pero ya era muy tarde. Habían amenazado con hacerle daño a mi familia y también a ti – ella se acongojó ante sus palabras, no pensaba que estuviera en esa situación tan abrumadora, contra la espada y la pared. Quería acercarse para poder acunarlo en sus brazos y decirle cuanto lo sentía, pero no podía demostrar debilidad y lo asustada que se sentía en aquel momento – Si no hacía lo que me pedían, te iban a apartar de mi lado. Por eso todo estaba planeado para hoy, haría los últimos chequeos de exportación y terminaría de hacer los trabajos que me dieran para después, con la ayuda de una persona, irme de Underway. Iba a ir por ti para escapar a otro país, donde nadie nos conociera.
– El fin no justifica los medios. ¡Vete! No quiero oírte – le gritó señalando la puerta.
– No me hagas esto Ann, te lo suplico. Necesito que confíes en mi – le tomó la mano y momento después se arrodillo ante ella.
– ¿Y como se supone que puedo volver a confiar en ti? – ella quería hacerlo, quería depositar toda su confianza en él, pero tenía miedo de que le pudiera mentir de nuevo. Tenía miedo de que le sucediera algo.
– Porque yo te quiero. Ann, yo te a... – de repente se empezaron a escuchar varios gritos de personas que provenían de afuera y unos disparos. A Wade se le congeló la sangre solo de pensar que ellos se encontraban afuera de su casa. Se levantó del suelo, luego se asomó por la ventana y vio varios carros estacionarse al frente del lugar. No paso mucho rato cuando después llegó una camioneta negra y aparcó en el jardín, de esta salió un hombre con chaqueta de cuero café, usaba gafas negras que impedían ver si estaba mirando hacia la ventana donde se encontraba Wade observándolo.
– ¿Qué está pasando? – preguntó Ann asustada. Wade logró ver como el tipo daba a todos órdenes que él no había alcanzado a escuchar, pero por obvia razón ya sabía muy bien lo que les había dicho.
– No tengas miedo. Solo tenemos que irnos de aquí – Wade se acerco rápidamente a Ann para poder tranquilizarla. El cuerpo de ella se había paralizado, no respondía. No sabía con exactitud que podrían hacerles ese tipo de personas que se encontraban allí afuera.
La puerta empezó a ser golpeada bruscamente. << ¡Mierda! Están aquí>> pensó él.
– Ann, necesito que confíes en mi, aunque sea sólo por estos momentos – Wade la agarró de la barbilla para que pudiera mirarla, su nariz estaba roja y sus ojos habían empezado a llorar de nuevo.
No sabía como, pero habían descubierto sus planes que tenia para esa noche. El quería sacarla de allí antes de que ellos entraran y fuera demasiado tarde. Ahora tenía que buscar una manera para poder salir sin que los descubrieran.
– No puedo. Tengo mucho miedo en estos momentos – le gritó con rabia por no poder controlarse, se sentía desesperada. – ¿Quiénes son ellos? ¿Qué es lo que quieren?
– A ti y a mí. Mírame a los ojos Ann, por favor – le suplicó con un hilo de voz mientras acercaba su rostro al de ella. – Sólo confía en mí y prometo que saldremos de esta – unió sus frentes, y ella por fin lo miro a los ojos, esos hermosos ojos azules que tenia y que tanto le gustaban. De repente se sintió cohibida por estar tan cerca de él. Lo quería, Ann lo quería demasiado. Sentía cosas por él que nunca se habían podido explicar. Era un fuerte sentimiento, solo que nunca se había atrevido a decírselo. Tenía miedo de que pudiera haber perdido su amistad, de que él la rechazara. Ahora ya no estaba tan segura de eso. Sus palabras le habían hecho pensar otra cosa.
Ambos fueron cerrando sus ojos poco a poco y se olvidaron de todo a su alrededor. Sus respiraciones empezaron a agitarse. Wade había esperado ese momento para estar tan cerca de ella. Solo había pensado en probar sus labios desde que la vio por primera vez. Y ahora que por fin estaban de eso modo, él no desaprovecharía esa oportunidad para demostrarle cuanto la quería, cuanto la amaba.
Wade ya no aguantaba más así que unió sus labios con los de ella. Ann abrió los ojos sorprendida por lo que estaba pasando. Nunca pensó que el fuera a besarla, esa era la primera vez que lo hacía, y se sentía como nunca antes. Al principio no sabía que hacer, pero poco a poco lo fue recibiendo. De un beso dulce y tierno pasaron a uno desesperado. Era como si en ese preciso momento los fueran a separar, aunque estaba más que claro que las personas de Underway lo harían si no se apresuraban a salir.
Sentían como el calor empezó a subir por sus cuerpos, cada uno pidiendo más y más. Wade la agarró por las caderas para que estuvieran mucho más cerca. No quería separarse de ella, sin embargo tenía que hacerlo, si no quería que los atraparan.
Ambos se separaron con la respiración muy agitada. Se quedaron viendo por unos instantes y al final solo sonrieron.
– Andando – le dijo él.
Los dos ahora compartían el mismo sentimiento que desde hacía un tiempo tenían. Ann pensó que a partir de ese momento ya nadie los separaría. Lo necesitaba... lo necesitaba más que a nada, al igual que él a ella. Pero lamentablemente ese era solo un pensamiento, más no un hecho. Y ninguno sabía lo que les esperaría allí afuera.°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°
Hola, hola... soy yo de nuevo. Aquí les dejo el prologo.
Se que es mas corto que el anterior, pero quería mantener suspenso para aquellos lectores que son nuevos, y para los lectores que ya lo habían leído: shhhhh, no digan nada.
Conforme vaya corrigiendo los capítulos, los iré subiendo.
¿Que tal les parece ahora esta forma de narrar? ¿Cual me queda mejor? Primera persona o Tercera persona... yo no lo se, aunque si se habrán dado cuenta, ahora saben un poco mas de Wade.
Vamos díganme sus opiniones.
Besos y abrazos desde México.
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Secretos dentro de mi
Mystery / ThrillerAnn tiene veintidos años. Él tenía veintidos cuando se enamoró de ella. Ella no es feliz con la vida que lleva ahora. Él era muy feliz cuando estaba con ella. Ella es perseguida por UnderCorp. Él trabajó para ellos. Tenía dieciocho años cuando lo ma...