Capitulo 18. La prima

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– Quiero que pongas buena cara cuando llegue por favor. ¿Es mucho pedir? – dijo Laura agarrando unos papeles de la mesa y su abrigo.

– No entiendo porque tiene que venir a vivir con nosotros. Ya tengo suficiente con tu novio de quince años.

– No seas grosera. Es tu prima y somos la única familia cercana que le queda.

– Es media prima de la hermana de tu tía, por lo que ni siquiera sé que es lo que viene siendo de mí – dijo Ann de mal humor.

– Yo tampoco tengo idea, pero me he ofrecido a cuidarla y no pienso cambiar de opinión.

– Claro, de ella si prefieres cuidar y también al holgazán de Mike pero cuando yo te necesitaba ni siquiera estabas para mí – dijo con resentimiento. Laura no supo que decir y mejor se marchó de la casa.

<<Si claro, lo que pensé. Prefieres huir antes que darme una buena respuesta>> pensó negando con la cabeza.

Entró a la cocina y vio que ahí mismo estaba sentado Mike.

– ¿Quieres un poco de helado? – le preguntó él.

– Estas comiendo de mi helado – dijo Ann molesta.

– Esta muy bueno, pero preferiría que solo fuese de limón, con uva le da una combinación muy rara – ella puso los ojos en blanco.

– Dame esto – le arrebató el vaso de helado y lo guardó en la nevera.

– Eso es muy grosero de tu parte – Mike se hizo el indignado.

– Es más grosero comerte la comida de los demás – sacó un plato y se sirvió cereales con leche.

– Tampoco hoy amaneciste de buen humor.

– Por si te das cuenta, nunca amanezco de buen humor. Lo bueno es que pronto me iré de esta casa – dijo saliendo de la cocina. Se fue directo a la sala y se sentó en un sillón con la televisión prendida.

– Ya me dirás que fue lo que te sucedió la otra noche – preguntó él sentándose a un lado de ella.

– T e dije que no había pasado nada. Supéralo.

– No puedes actuar como si no hubiese pasado nada.

– ¿De que estás hablando? ¿Yo no recuerdo nada? – se hizo la desentendida.

– Bien, si puedes hacerlo pero yo sé muy bien lo que vi. Era como si hubieses visto un fantasma. Estabas muy pálida y los gritos que dabas estaban de miedo. Parecías una lunática.

– Escúchame bien. ¡¡No vuelvas a decirme que estoy loca porque no lo estoy!! ¿Quedó claro? – volteó a verlo con los ojos muy abiertos y en verdad enojada. No le gustaba que se refirieran a ella de ese modo. Se sentía como en aquellos días en que todo el mundo la consideraba una desquiciada.

Siguió mirando la televisión hasta que un sonido agudo sonó.

– Ve a abrir tú – dijo Ann como si hace cinco minutos no hubiese pasado nada.

Mike se paró a abrir la puerta desconcertado. Y regresó con una chica de cabello corto color negro con dos maletas. – Creo que ella es tu prima – dijo señalándola.

– ¿Cómo te llamas? – le preguntó Ann con la ceja izquierda levantada.

– Mi nombre es Yanees – dijo un poco asustada la chica.

– ¿Qué edad tienes? – esta vez preguntó Mike.

– Apenas cumpliré los diecinueve – Ann se le quedo viendo por unos instantes a Mike fulminándolo con la mirada.

– Más vale que cuando duermas, pongas seguro porque aquí el novio de mi madre ya ha puesto los ojos sobre ti – le advirtió.

– Eso no es verdad – se quejó él.

– Como sea, no quiero problemas me escuchaste – dijo Ann mirando al televisor comiendo sus cereales.

– Si – dijo Yanees.

– No te hablaba a ti. Me refería a él – señaló a Mike.  – Y si te llega a molestar puedes sentirte libre de golpearlo y hasta castrarlo si quieres. Tu habitación está arriba, subes las escaleras y es la segunda a la derecha.

– Gracias – dijo la chica riendo.

Secretos dentro de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora